Ésta es tu vida ahora, Sylvia.

Cap15

Hafid prometió ser más cuidadoso en su manera de comportarse en el futuro,  Sylvia le creyó, no tenía porqué dudar de él, pero las confesiones de él se quedaron grabadas en su corazón. 

Él, volvió a ser el tipo hosco y amargado apenas se le pasó la borrachera, su hablar áspero volvió, ella se sentía más segura de sí misma al ver a este hombre como lo había conocido siempre, el otro era más vulnerable, y no sabía cómo manejar muy bien la situación. 

—¿Puedo saber porque te emborrachaste? preguntó— ella con cautela. 

Éste se quedó mirándola  con recelo y al final dijo:

— Nostalgia quizás, pero ya estoy bien, necesito trabajar, ten un buen día— dijo él— y salió de la habitación. 

Sí, pensó: "definitivamente este era otro hombre, aquel  borracho, clamaba por ayuda, este no la necesitaba, se alzó de hombros, y fue a ver a sus niños, ellos si le interesaban, el padre que se hundiera junto con toda su amargura. 

Los niños al ver a Alyssa, saltaron de la cama, se sentían llenos de energía como siempre, pero hoy la tenían duplicada, los llevó a desayunar, después caminaron un poco por los jardines de la casa.

Eran enormes y hermosos los jardines, las plantas y flores estaban en su esplendor, ella aprovechó y les enseñó sobre los pájaros y las flores, para que aprendieran a apreciar la naturaleza. 

Un rato después, tuvo algunas actividades y juegos con niños, se divertía mucho con sus hijos, cada día, a pesar de que estos chicos no eran su sangre, eran para ella, un valioso tesoro. 

 Hafid, estuvo encerrado en su estudio hasta pasada la hora del almuerzo, ella lo dejó tranquilo, no quería interferir en su horario de trabajo. 

Ya los niños habían almorzado, ella también, cuando  él,  pidió que se le sirviera la comida, después volvió a encerrarse en su estudio sin emitir una palabra. 

Sylvia se mantuvo al margen, en la noche después de la cena, nuevamente desapareció, ella pensó: "Nuevamente fue a esa casa, a atormentarse".

Pasada la medianoche aún no llegaba, ella no lograba dormir bien, pensando en la reacción de los niños, al verlo nuevamente en un estado tan deplorable. 

Ya había agarrado el sueño, cuando sintió la puerta abrirse, vió la hora, eran las  cuatro de la mañana. "Por lo menos cumple la parte de no mostrarse a los niños, borracho" Pensó Sylvia. 

Él, se quitó la ropa, se acomodó en la cama, y de inmediato empezó a roncar, haciendo que a Sylvia se le hiciera más difícil conciliar el sueño después de verlo llegar. 

Cuándo ella abrió los ojos, ya eran las ocho y media de la mañana, se había quedado dormida por completo, vió a Hafid, seguía durmiendo muy tranquilo. 

Se levantó, después de asearse, pasó por los niños para desayunar, se dedicó a sus actividades como siempre, olvidándose de Hafid, lo dejaría dormir hasta que él quisiera, no era ningún niño para que  ella lo estuviera cuidando. 

A las once de la mañana, entró a la habitación, él estaba sentado con la cabeza entre las manos, ella se quedó mirándolo y luego dijo:

Hafid, ¿Cuéntame, ésta será tu vida de ahora en adelante?— preguntó Sylvia—Desde que llegamos aquí, no haces sino beber, hasta emborracharse. 

— ¡Me duele la cabeza y no necesito de  tus sermones!—dijo él. 

—Te doy  sermones, porque se supone que eres un adulto responsable, — dijo  ella— que los niños no deben verte así, serás un mal ejemplo para ellos, si continúas con esa rutina de ir y tomar licor cada noche. 

— ¿Puedes darme unos analgésicos? ¡Por favor! — fue la respuesta de Hafid. 

Ella, lo miró y dijo:

— Ahí los tienes, están en la mesa de al lado de la cama, y salió de la habitación. 

Al salir del  cuarto Hafid, se dio cuenta que Sylvia, estaba bien enojada con él,"No entendía, porque volvió nuevamente a esa casa emborracharse, pero lo había hecho y que ya no le importaba nada de lo que ella pensara"se dijo él. 

Ella, se metió en el cuarto de manualidades, necesitaba hacer sus trabajos y seguir con su rutina como siempre, olvidándose de su esposo por ese día. 

Hafid, después de que Sylvia salió, y verla tan enojada, se dio cuenta que ella tenía razón, debería pensar más en sus hijos, tomó las pastillas, se las metió en su boca para calmar su dolor de cabeza. 

Decidió ir hasta el comedor después de tomar un baño y comer algo, se sentó en el comedor y los sirvientes le trajeron el servicio de almuerzo sin decir nada. 

Después él se dirigió al Salón de juegos donde estaban los niños, ellos al ver a su padre saltaron de alegría, tenían dos días sin verlo, se veían felices de que los hubiera ido a ver y los abrazara. 

— ¡Papi ya estás bien!— dijo la niña— mamá dijo que estabas enfermo. 

— Estaba enfermo, pero ya estoy mejor, mamá me cuida muy bien— dijo Hafid. 

— ¡Sí, a nosotros también! —dijo Farid— ¡Me gusta mucho mi mamá! Y a ti papá, ¿te gusta mi mamá? 

—¿A mi?—dijo Hafid— sí, también me gusta; ¿qué es lo qué más les gustaría hacer el día de hoy?—preguntó.

— ¡Podemos ir a pasear con mamá y contigo!—dijo Amira— si aún te sientes muy enfermo, te puedes quedar en casa. 

Él sonrió ante la idea de los niños y sus palabras, prometió buscar a mamá para salir a pasear; Sylvia, estaba entretenida en su labor manual, cuando sintió un toque en su puerta. 

— ¡Adelante por favor!— dijo ella. 

— Los niños, desean ir de paseo; ¿podemos salir un momento?—dijo él. 

— ¿Tú, estás bien?— preguntó ella. 

— Sí, solo una resaca, pero mejoraré con el transcurso del día— dijo Hafid. 

—Entonces, voy a arreglarme, diré a la chica, que prepare a los niños para salir— dijo Silvia. 

— ¿Qué estás haciendo?— preguntó él. 

—Es una sorpresa para todos en Navidad —dijo Sylvia. 

—¿Ya estás planeando la Navidad?—dijo él. 

— Sí, me encanta ser organizada— dijo ella. 

— Eso es algo muy valioso en una persona— dijo Hafid. 

—Voy a arreglarme para salir—dijo Sylvia.