3 años habían pasado desde que Damiana había dejado Escocia, sus abuelos y el amor de su vida. Todo ese tiempo se enfocó en hacer otras cosas, decidió estudiar una segunda carrera. Ya no vivía en el hotel de la señora Gloria. Ahora viví en un cómodo apartamento. Esther, su colega y mejor amiga no dudó ni un segundo cuando Damiana le pidió que vivieran juntos y compartieran un apartamento. Fabio en ocasiones la invitaba a salir. Todavía no perdía las esperanzas de que ella aceptara salir con él, a Fabio le gustaba Damiana. Pero la hermosa mujer de ojos verdes aún no podía olvidar a su adorado ave Fénix. Aún llevaba consigo la última foto que se tomaron juntos. En ocasiones la miraba y se recordaba de las hermosas aventuras que vivieron juntos, sabía que él ahora era padre. Tenía una responsabilidad y de seguro la estaba cumpliendo muy bien. Sin duda alguna sería un excelente padre. A pesar de lo que había pasado. Ella no podía olvidarlo en su corazón aun había en espacio que lo añoraba. Necesitaba verlo, necesitaba saber cómo estaba. Ella no era feliz, pero al menos quería saber si él lo era. ¿Él habrá podido ser feliz sin ella? La mayoría de las veces se preguntaba eso. Cuando estaba en su cama se ponía a pensar en las cosas que pasaron, aún no he podido olvidar nada. Siempre se preguntaba ¿qué hubiera pasado si ella se hubiera quedado con él, si no hubiera huido como lo hizo tal vez ahora serían felices? ¿O tal vez serían infelices? Esa clase de pensamiento no la dejaba dormir de noche. Y al día siguiente amanecía como un horrible dolor de cabeza. Todas las noches era lo mismo, durante todos esos 3 años no tuvo otra cosa más que pensar. En cierto modo Ester y Fabio habían logrado a que no pensara tanto en ello. Pero en la noche cuando llegaba a su habitación para dormir, venían tantos pensamientos a su cabeza.
En la mañana cuando salió del departamento se encontró a Fabio en la puerta principal. Cuando la vio simplemente la saludo con la mano.
—Vaya, qué sorpresa verte aquí tan temprano en la mañana —soltó Damiana.
—Hoy tengo un poco de tiempo libre así que decidí a pasarse a saludarte.
—Gracias. No debiste molestarte. Además, a esta hora de la mañana tú debes estar en el trabajo, siempre estás muy ocupado.
—Decidí hacerme un pequeño espacio para pasar a verte. Y me alegra ver que te alcancé antes de que te fueras, vas de camino a la Universidad.
—Sí estaba dirigiéndome ahí, tengo examen en la mañana.
—Deseas que te lleve, mi auto está ahí, llegarás más rápido con mi ayuda —soltó mientras señalaba un vehículo.
—No quisiera. No quisiera retrasarte. ¿Debes estar demasiado ocupado? Descuida, puedo ir yo sola.
Vamos, no seas así acepta que te lleve a la Universidad. Además, está de camino a mi trabajo no me retrasarás.
—Está bien a tanta insistencia, creo que tendré que aceptar tu ayuda.
—¿Por qué no me despertaste? —soltó Esther cuando apareció por la puerta
—Estabas tan cansada que no quería interrumpir tu sueño ayer, te quedaste hasta tarde.
—Claro que estoy casada, pero tengo que ir a la Universidad, tenemos examen a primera hora. ¿Hola Fabio? —soltó usted cuando vio al hombre.
—Buenos días Esther.
—Se Irán en auto. Añadió señalando el vehículo de Fabio. Puedo ir yo también por favor Si tomo el metro llegaré tarde.
—Claro, justo Fabio se estaba ofreciendo a llevarme hasta la Universidad.
—Excelente sin duda alguna eres de gran ayuda cuando vienes de visita. Vámonos, vamos a llegar tarde —añadió mientras subía rápido al vehículo
—Gracias por llevarnos —le regaló una sonrisa Damiana. Y Fabio simplemente se sujetó el puente de la nariz en sus planes no estaba llevar también a la amiga de Damiana. Quería un tiempo a solas con ella para poder hablar y expresarle sus sentimientos, pero siempre su amiga tenía que entrometerse y arruinar sus planes. Sin muchos ánimos, Fabio se subió al vehículo y empezó a manejar en completo hasta que llegaron a la Universidad.
Damiana y Ester, su amiga, se ganaron un viaje en un intercambio de estudiantes. Les habían ofrecido un viaje a México para poder hacer un intercambio de estudiantes ya que eran muy aplicadas y. estudiosas. Aquella noticia le había caído como un balde de agua fría a Fabio ya que en sus planes no tenía que ella se alejara por un año y medio, pero no pudo hacer nada al respecto, ya que Damián había decidido que era una buena opción para poder ejercer su profesión. Y sin pensarlo dos veces viajó con su amiga. Su amiga solicitó el traslado. Ya que se había enamorado de un joven que estudiaba en la misma Universidad cuando tuvieron que regresar. Damiana regreso sola, Ester se había quedado. Fabio fue a recogerla al aeropuerto. No sabía qué hacer ella. Cuando lo vio tenía un gran cartel en la mano pidiéndole que fuera su enamorada. Ante la vista de todos, no pudo negarse ya que sería un desplante vergonzoso. Aceptando aquella proposición sin muchos ánimos empezaron a aquella relación. Que sin duda alguna no terminaría nada bien. El tiempo fue pasando y Damiana pudo observar diferentes cambios en él. Siempre quería que le indicara dónde estaba, si salía con alguien debía de avisarle a qué hora llegaba era demasiado controlador. Con el paso del tiempo, las cosas fueron empeorando cuando Esther avisó que ya no regresaría tuvo que llevarse todas sus cosas y en su apartamento quedaba disponible una habitación Fabio no dudó un segundo y le propuso que vivieran juntos. A Damiana no le gustaba la idea de que vivieran juntos. Pero viendo lo positivo de las cosas de que así se iban a conocer mejor al final aceptó tuvo que poner varias reglas en la casa. Cada 1 dormiría en su propia habitación. Tenía prohibido que los controlaran. Fabio estaba de acuerdo con las cláusulas que le había puesto también. Durante los primeros meses que vivieron Fabio le demostró una nueva faceta que tenía. Sin duda alguna en era una persona amable, dulce, cariñosa. Pero en ocasiones tenía un cambio de identidad. Una noche cuando se quedó en una reunión con sus compañeros de trabajo. Al llegar a la casa Fabio la estaba esperando en la sala. Empezaron a discutir. Y sin pensarlo Fabio le dio una bofetada. Era la primera vez que alguien le había golpeado, cuando reaccionó y vio lo que había hecho simplemente se acercó la abrazo y se disculpó le pidió perdón, le rogó que le perdonara jamás en su vida él había levantado la mano a una mujer, no sabía lo que le había pasado. Ella lo había perdonado. Así que cuando Fabio se fue a dormir. Damiana tomó su maldita y empezó a guardar todas sus cosas. Tenía que irse de ese lugar no podía seguir viviendo con una persona que tenía cambios de personalidad cada dos horas. Eran pasadas las 12 de la noche cuando salió de su habitación. Sujetando su maleta caminó hacia la puerta y sin dudarlo salió de aquel apartamento, estaba en medio de la calle. De camino a la parada de autobuses cuando de repente sintió una mano que le sujetaba del cabello. Cuando escuchó la voz de Fabio, su corazón empezó a latir frenéticamente.
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Editado: 04.02.2024