Levana
Los gritos se intensificaron haciendo que todo el lugar fuera un caos.
-Vamos, es por aquí- dijo el chico mientras me guiaba al piso inferior y entramos en lo que parecía un lugar de curación.
Dentro pude ver a mi madre recostada mientras estaba siendo sujeta por dos hombres vestidos de negro, mientras que el hombre que estaba en el barco le ponía algo en su brazo.
-¿Qué le intentan hacer a mi madre?- grite haciendo que se alejaran, revelando así a Mía recostada en otra cama con unos aparatos raros- ¿Mía? ¿Qué le han hecho?
-Princesa tranquila- dijo el hombre con los brazos en alto- solo intentamos estabilizarlas, su madre está en estado delicado y necesito de su ayuda para poder salvarla.
Eso último tomo toda mi atención haciendo que me preocupe, así que me acerque a ellas poniéndome en medio de ambas, tomándole las manos.
-¿Qué tiene? ¿Qué necesita de mi para que este bien?- dije muy preocupada
-Existe un libro en el cual se describían los mismos síntomas de tu madre- dijo ahora el chico- supuestamente no tiene cura, pero antes de que saques falsas conclusiones, existe una leyenda que según mi padre nos puede ayudar.
-¿Es eso cierto?- dije apresurada- ¿Y que esperamos?
-Lo que pasa es que lo que necesitamos son un poco extraño- dijo mientras se rascaba la nuca- Papa, ¿Puedes explicarle mejor tú? Yo no entiendo mucho.
-Bueno- dijo el que ahora se es su padre- Necesitamos hacer un tomo de tres ingredientes esenciales; Sangre de luna, Sangre de sol y Sangre de sirena.
-Bueno la de sirena lo tenemos hecho, pero ¿Sangre de sol y luna? ¿Cómo conseguiremos esas?- dije confusa
-Es más sencillo de lo que crees- dijo con una sonrisa- Ahí es donde necesito su ayuda- dijo mirándonos.
-¿Nuestra?- dijimos al mismo tiempo, haciendo que nos miremos con horror.
- Dígame algo princesa, ¿No tiene acaso usted una marca de nacimiento algo singular? Al igual tu Elián- dijo mirando a su hijo
-Bueno, ahora que lo dices si- dije mientras me levantaba parte del vestido, dejando ver así la pequeña marca en forma de luna que tenía en mi pie.
En ese momento el también levanto su pantalón mostrando así otra marca en su pie, solo que esta en forma de sol.
-Pues ahí lo tienen, ya tenemos la sangre de sol- dijo apuntando a su hijo- Y la de luna- en esta me señalo a mí.
-Pero ¿Cómo es posible?- dije incrédula- Si yo soy la sangre de luna ¿Cómo conseguiremos la de sirena? Solo mi madre podría ayudarlo y ahora mismo su sangre no es de ayuda.
-No necesariamente- dijo mientras salía de la habitación dejándonos solos.
-Que loco ¿No?- dijo el chico al cabo de unos segundos- Es muy linda tu marca
-Gracias- dije en un susurro, mientras me fijaba en la tobillera que me regalo mi nana- Por cierto mi nombre es Levana.
-¿Cómo?- dijo el mirándome asombrado-¿Enserio así te llamas?
-Sí, ¿Qué tiene de malo?- dije desafiante
-No, nada- dijo apresurado- Es que es un nombre poco común.
-Mi padre me lo puso al nacer- dije mientras jugaba con el ruedo de mi vestido, el cual parecía todo menos eso- Viene del latín, significa "Blanca como la luna". Creo que cae muy bien con mi físico.
No sé porque le dije eso, pero salió de mí explicarle algo tan íntimo para mí como eso.
-Pues tu padre eligió muy bien tu nombre princesa- dijo la mama del chico, mientras entraba en una especie de silla que se podía mover fácil, al mismo tiempo que su esposo venía detrás.
-Por favor, dígame Levana- dije mientras le daba un espacio para que la subieran a otra cama- Ya no tengo ningún reino, así que no soy princesa
-Cariño, una princesa no es solo aquella que porta una corona- dijo mientras me tomaba las manos- Una princesa es aquella que solo piensa en el bien de su pueblo, y aunque pasaran cosas que pusiera eso en duda, nunca dejara de luchar por ello.
Sus palabras me llegaron muy dentro, ya que no me consideraba una princesa después de lo que ocurrió, pero en algo tiene razón, luchare para volver a dar la libertad a mi pueblo.
-Bueno, tengo una duda- dijo el chico mientras tocaba a mi madre- ¿Es normal que la Reyna se ponga tan fría?
En ese momento su padre se acercó a mi madre y se puso a revisarla.
-No tenemos tiempo- dijo alarmado- Elián, necesito que busques un recipiente limpio y tres jeringas. Levana, necesito que me ayudes a sujetar bien a tu madre, lo siguiente que haremos no sabremos como la hará reaccionar.
Luego de un momento llego Elián con un recipiente y tres cosas la cuales creo que son las jeringas.
Sin más su papa se acercó a él y le clavo la cosa en su brazo, sacándole así la sangre y vertiéndola en el recipiente. Luego se acercó a mí y yo temerosa me aleje de él.
-Tranquila, no es nada- dijo mirándome con ternura- solo es un pinchazo y no duele.
Yo solo le extendí mi brazo y mientras cerraba los ojos con fuerza pude sentir esa cosa introducirse en mi brazo, haciendo que suelte un quejido.
-Listo, ¿Ves no fue para tanto?- dijo el mientras vertía mi sangre en el mismo recipiente, haciendo que cuando se juntaran cambiara a un color azul oscuro