Seis meses después
Llegó el día del lanzamiento de El camino de Alekséi. La editorial que lo publicó lo ha publicitado como “un gran acontecimiento literario”, “una obra intimista que destaca por su originalidad”, “una apuesta por la honestidad radical”, “una novela que no habla sobre el amor, sino sobre todo lo contrario”. A esta última afirmación es a la única a la que puedo darle la razón, sin dudarlo ni por un minuto.
Es curioso que empezara esta novela con un tono cómico y, con el paso de los años, haya terminado todo, no en una tragedia, precisamente, pero tampoco en excelentes términos, considerando que hace rato que dejé de ser la musa de alguno de los dos personajes masculinos más importantes de mi historia.
Pero ha habido avances. Esto fue lo que me escribió Tristán anoche, vía correo electrónico. Deben ustedes saber que, contra todo pronóstico, por supuesto que lo invité al lanzamiento de mi novela:
“Estimada Gala:
Me alegra saber que por fin vas a publicar la novela que seguramente has tenido atorada en tu alma por algún tiempo. Lo sé porque yo también fui alguna vez escritor y sé lo que se siente quitarnos semejante lastre de encima. Espero que la salida de tu novela al mercado te libere finalmente del pasado.
Por mi parte, no diré que todo está perdonado y olvidado porque te mentiría. Probablemente tu traición me duela hasta que, finalmente, un día me dé Alzheimer y olvide el pasado por obligación.
Pero no nos guardemos rencor ni nos digamos mentiras. Fuimos compañeros de vida por cinco maravillosos años y estaré eternamente agradecido por tu bondad y tu cariño. Pero ambos sabíamos, muy en nuestro interior, que no éramos el amor de la vida del otro, y que lo nuestro fue más un acuerdo de mutua compañía que otra cosa, hasta que dejó de serlo. Y ese día llegaría, por fin, tarde o temprano. Me correspondió a mí, pues, asumir las consecuencias. Y las he asumido.
La vida no se ha portado tan mal conmigo como sospechas. Ana Julia me ha permitido estar en su vida durante algún tiempo y quizás me permita estarlo por un rato más. No me corresponde a mí decidir sobre mi destino en ese aspecto. Solo me queda amarla a ella y a Amaru como si fueran míos, parte de mi familia y de mi sangre, hasta que los dos decidan que ya han tenido suficiente de mí.
Mientras tanto, los seguiré queriendo y cuidando.
Te escribo más que nada para excusarme por no asistir mañana a la presentación de tu novela. Creo que no necesito nombrar las razones. Baste con decir que sería bastante incómodo que se hablara de mí como un personaje, como si yo no existiera, mientras que estoy sentado entre los asistentes. Además, no quisiera ver la cara de Alekséi.
Te deseo toda la suerte del mundo, Galita. Y que llegues a ser, por fin, la escritora en la que tienes pensado convertirte.
Un abrazo,
Tristán”.
Es curioso darse cuenta de que Tristán da por hecho que invité a Aleks al lanzamiento, cosa que no es cierta. Me vi tentada a hacerlo, sí. No una, sino muchas veces. Pero todas y cada una de ellas se vieron entorpecidas por el miedo atávico a la reacción de Alekséi. ¿Iría al lugar de lanzamiento en modo pelea? ¿Me confrontaría entre todos? ¿Me insultaría? ¿Me demandaría, acaso?
Cualquier cosa puede ser. Si de algo no estoy capacitada, es de descifrar el patrón de comportamiento de Alekséi Galvés, de modo que decidí cortar por lo sano y evitar invitarle.
Sé que fue la decisión más cobarde, pero, al mismo tiempo, es la que mayor paz me trae. Y a mi edad lo único que yo deseo no son emociones fuertes, sino paz. Paz de la buena.
De modo que el lanzamiento se llevará a cabo en solo unos minutos en la Sala de Lectura 1 de la Biblioteca Nacional de la Capital, y me encuentro ahora en la oficina de la bibliotecaria esperando a que el aforo esté completo.
Mis padres ya se encuentran ahí, así como mis amigos más cercanos, algunos colegas, profesores, estudiantes de mi tiempo corto que pasé en la universidad, algunos artistas amigos –entre los que se encuentra, por supuesto, Cosme Bravata–, y asistentes varios a quienes nunca había visto en mi vida, pero que supongo que serán lectores fieles o simplemente curiosos que pasaban por ahí.
Hasta ahora no ha habido rastro de Alekséi y espero que las cosas sigan así, o tal vez no. Tal vez no lo invité solo para evitar esperarlo a cada minuto solo para recibir el chasco de que no aparezca.
Porque es cierto: no invité a Alekséi Galvés para evitar que me haga un desaire al no presentarse. Además, él tampoco me volvió a invitar a sus expos, de modo que podríamos decir que estamos a mano, sin resentimientos.
Pero eso también sería ser un tanto demagógica.
Es la hora. El aforo está lleno. El director de la editorial ha salido y se ha sentado en la mesa principal frente a la audiencia. Junto a él hay un espacio para mí. No es la primera vez que asisto al lanzamiento de mi propia novela, pero nunca antes había sido tan importante: La Biblioteca Nacional de la Capital. Este sí que es un logro, uno del que debería sentirme orgullosa.
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Editado: 29.10.2023