Sin darles tiempo a decir algo a ambos adolescentes la corrió por el enorme patio desapareciendo al llega a uno de los pasillos de los casilleros.
No dejaba de escuchar como ambos chicos la llamaban sin descanso alguno, llamados que ella ignoro... Por más que quería dar vuelto su cuerpo y correr a los brazos de su mejor amigo y ahogarse en lágrimas, no lo haría...
Ahora no por lo menos.
Por más que quería pasarlo de largo todo y seguir hasta como era ahora no podía, en su mente no dejaban de repetirse las palabras que el chico de cabellos oscuros había soltado hace unos minutos en ese patio.
¿Tan poco valía para el?
Obvio, digo, era de esperarse ¿no?
Ella nunca fue nada importante en la ida de el y ahora o era la excepción.
Ella no era especial.
No tenía nada de talento en nada.
Siquiera era bonita
!!ERA UN MALDITO PUNTO EN BLANCO, UN CERO A LA IZQUIERDA¡¡
¿Cómo se le pudo haber ocurrido la idea de que quizá ella signifique algo para el?
Detuvo sus acelerados pasos tras haber cerrado la puerta de una de las aulas tras suyo... Ya a pasos más calmados se sentó en el piso frente al escritorio del profesor mientras revolvía en su bolso buscando algo con lo que descargar todo ese dolor... Una tijera...
La miro por unos segundos mientras reía dejando ver como de sus dos orbes castañas caían un millón de lágrimas mientras ponía el filo del útil escolar en su muñeca dibujando crueles trazos en su pálida piel dejando ver como de estos dibujos sin compasión alguna caían ríos de roja sangre... Sangre caliente que, frente a la chica, no hacían más que recordarle que seguía viva...
Seguía en este cruel e injusto juego llamado vida
Mediante la sangre caía de la muñeca de la chica esta pensó... Este era el quiebre de la situación...
-Con esto se libraría finalmente. -
Soltó con una sonrisa pagada mientras perdía poco a poco la conciencia escuchando como los chicos derrumbaban la puerta del aula y volvían a gritar su nombre.