—Dios, Lena, parece que has visto un fantasma — bromeó mi amiga quitando la toalla de su cabeza y secando su largo cabello.
Dalton detrás de nosotras volvió a reír. Parecía bastante divertido con toda esta situación, de hecho parecía estar disfrutándola.
—Lo que tú no sabes, Chlo es que para que ella tenerme aquí es básicamente peor que vivir con un fantasma. Incluso me gustaría pensar que se sentiría mucho más cómoda viviendo con Drácula antes de vivir conmigo.
Mi amiga inclinó su cabeza y se enfocó en nuestro invitado indeseado, o al menos para mí.
— ¿A qué te refieres?
Él pasó una mano por su cabello y se acomodó en el sofá.
— ¿Se lo cuentas tú o se lo digo yo?— preguntó mirando en mi dirección.
Mis mejillas se encendieron. Chloe era mi prima y sabía que ella no me juzgaría, no había nada de lo que yo haya hecho que ella no lo hubiese hecho antes. Sin embargo era una persona bastante impredecible y no estaba muy segura de cuál sería su reacción al enterarse de como Dalton y yo nos conocimos.
— ¿Acaso me están ocultando algo? — llevó una mano a su cintura y nos miró a ambos.
—Solo la manera en la que Lena y yo nos conocimos— respondió él.
Menos mal que tenía la opción de elegir quien contaría la historia.
— ¡Ya te dije que no me llamaras así! — exclamé molesta.
—Lo siento, lo siento— se disculpó pero yo sabía que dentro suyo estaba disfrutando mi pequeño berrinche—Es solo que no me acostumbro a llamarte de la manera en la que tú quieres.
— ¿Hay algo malo con mi nombre?— inquirí y sin saber porque mi voz sonó débil.
—Me parece extremadamente... Adecuado— confesó.
Mis ojos se abrieron de par en par.
—Y lo dice alguien cuyo nombre podría pertenecer a un tipo de 90 años.
— ¡Oye!— contestó golpeando el cojín— Este nombre ha estado en familia durante años—comento afectado por alguna razón en específico.
Había notado en el tiempo que habíamos pasado juntos que era un tipo con problemas para controlar sus emociones. No lo consideraba violento al punto de querer salir huyendo de su lado. Solo era intenso. Al igual que yo.
Al menos coincidíamos en algo.
Chloe carraspeó y se acercó hacia donde nosotros estábamos, poniéndose en el medio de los dos, tal vez por temor a que se librará una batalla allí frente a ella.
— ¿Pueden dejar de comportarse como unos niñatos y contarme que es lo que sucede aquí?
—Lo que pasa aquí es que tú querida primita está muy avergonzada y teme que tú la juzgues si te cuenta cómo fue que nosotros dos nos conocimos. Además no te ha dicho la mejor parte de todo esto.
— ¿Cuál es esa?— preguntó inocentemente Chlo.
—Ella será mi boleto de salida para que pueda huir de esta terrible vida que estoy llevando— puso una mano en alto— No me malinterpretes, adoro compartir tiempo contigo es solo que no nací para vivir de esta manera.
—Ya lo sabemos, Dalton— bufó ella— Tú has nacido en una cuna de oro y estás destinado a reinar el mundo mientras el resto de nosotros pasaremos nuestras vidas sirviéndote a ti. O eso es lo que tú imaginas que pasara solo que hay una gran diferencia entre la realidad y la expectativa.
—Ahórramelo, por favor— frunció el ceño— Suficiente tengo ya con acostumbrarme a este estilo de vida—repaso el apartamento con sus ojos y fui imposible ignorar el desprecio que sentía hasta él.
—Siempre puedes volver al internado del que tu padre te saco — le dijo Chloe con una gran sonrisa en su rostro— Aunque dudo mucho que quieran aceptar a un tipo que está llegando a sus 40.
Dalton tapo sus oídos y comenzó a gritar. Sin dudas estaba enfrentándose a esa clase de crisis.
Por otra parte me hubiese gustado felicitar a mi prima por haberlo puesto en su lugar. Conocía a los tipos como él y estaba casi segura de que no muchos aceptaban que una mujer les hablara así.
Ella se acercó a él, tomó sus manos entre las suyas y lo obligó a que la mirara.
—Además tú podrías tener todo eso que deseas si tan solo dejaras de gastar el dinero de tu padre, te tomarás tu trabajo en serio, afrontaras de una vez por todas la edad que tienes y dejaras de salir con modelos que solo van detrás de tu dinero.
— ¿Ves? En eso te equivocas— dijo apuntándola con el dedo— Ya no salgo con supermodelos.
— ¿De qué hablas? Hasta hace no mucho te vi saliendo con una chica de una fiesta. Algo triste que hayas tenido que buscar a tu próxima víctima en una fraternidad universitaria. Eso es bajo hasta para ti. Sabes que esas chicas son unas cualquiera que solo buscan un revolcón y nada más.
Dalton tapo su boca con ambas manos para ahogar la carcajada que quería escapar pero fue imposible. Por mi parte lo único que quería es que se abriera un hueco en el piso y este me tragara.
—No sabía que estabas tan desesperado por tener algo de sexo— agregó disgustada—No entiendo que es lo que te causa tanta gracia. Estoy hablando en serio aquí, Dalton—se cruzó de brazos adoptando una actitud maternal.
—No me estoy riendo de ti— afirmó—Me estoy riendo de otra cosa.
—A ver qué es tan gracioso como para no enfocarte en la gravedad del asunto.
—Me parece hilarante el hecho de que estés hablando así de tu propia prima.
La cabeza de Chloe se giró en cámara lenta en mi dirección y poco a poco su expresión paso a ser de enojo a ser de arrepentimiento.
— ¿Lena? ¿Es así?
Me límite a asentir, me había quedado sin palabras y la vergüenza me estaba comiendo viva. Ambas sabíamos que yo no era la clase de mujer que hacía eso.
—Lo siento, linda pero no tenía idea de que estaba hablando de ti.
—Lamentablemente lo está haciendo— susurré— ¿Puedo hablar contigo en privado, por favor? — inquirí mirando en dirección a Dalton.
—Por supuesto que sí, ven conmigo— me tomo del brazo y me dirigió a la pequeña cocina que ella sola había montado.