Había cumplido ochenta años. El mundo ya no era como antes, ahora los desastres naturales podían ser controlados por maquinas. Las personas dejaron la vida rural. Las cosas de mano, por volverse parte de la tecnología. Juegos en plataformas flotantes que parecían sacados de un videojuego, haber conseguido curas para enfermedades mortales y ahora haber logrado que el hombre llegara a un nuevo planeta. Haber conseguido la victoria de otro planeta. Júpiter. Donde sus ríos eran de lo más claro que haya uno imaginado. La vida, había evolucionado en gran número.
Pero solamente podía estar alado de mi robot, junto a mi esposo antes de fallecer. Sujetando su fría y a la vez cálida mano sonriendo de haber conseguido ser feliz una vez más con él. solamente pude pedirle un último favor antes de cerrar los ojos, dejando que mi vida humana terminara.