Los tres chicos caminaban en dirección al complejo central del parque tanto Javier como Kimberly iban juntos, en cambio Justin, los seguía unos cuantos pasos atrás.
La noche ya había caído y a la distancia se podía ver la estela de luz en el cielo que expedían los edificios.
Justin veía como sus compañeros caminaban frente a él, aún seguía un poco enojado por lo que había pasado minutos atrás, pero una aparte de él le decía que el pelinegro tenía razón, que ahora debía dejar su orgullo de lado y pensar en lo principal ahora, sobrevivir, pero aun así no pensaba decirle a ninguno de los dos que él estaba equivocado.
Kimberly caminaba junto a Javier, desde el momento en que le contó un poco de su historia y de su hija sintió un poco de curiosidad de él, quería conocerlo un poco más, ya que prácticamente lo único que sabían era del incidente en el bosque y que había venido a trabajar por su hija.
El hecho de que el único ruido a su alrededor fuera el de algunos grillos hacía que Javier estuviera alerta, no estaban en un lugar seguro por mucho que estuvieran cerca del parque, cualquier cosa podría salir y atacarlos en cualquier momento.
Poco a poco la cantidad de árboles fue disminuyendo hasta llegar a un sendero que siguieron hasta el complejo hotelero.
Una sensación de alivio invadió a Kimberly en ese momento, habían regresado al parque.
–No hay nadie –susurro el pelinegro a su lado haciendo que ella preste atención a su entorno.
Todas las luces estaban encendías, pero no había rastro de ninguna persona.
Al acercarse a uno de los hoteles vieron la recepción totalmente vacía, no había nadie por ningún lado.
–Evacuaron el parque –dice Justin, hablando por primera vez.
–¿Qué vamos a hacer? –pregunta la pelinegra tratando de analizar la situación.
–Creo que...
El sonido de una explosión hace que las palabras de Javier se detengan.
Al girarse a lo lejos se distingue una columna de humo.
–No creo que eso sea bueno –susurra Kim.
–Debemos irnos –habla Javier.
–Eso es bastante obvio –le responde el castaño.
–Podrías dejar de comportarte como un idiota –le responde Kimberly.
–Si vuelven a pelear les juro que los lanzo al estanque del Mosasaurio –los amenaza Javier.
–Te crees mucho por tener un estúpido mapa ¿no es verdad? –le dice Justin mientras se acerca.
–No perderé mi tiempo contigo –dice el mayor para luego girarse. –Debemos ir al laboratorio a ver si hay alguien –les informa cuando inicia a caminar.
–¿Por un momento podrías dejar de pensar en ti? –le pregunta Kimberly poniéndose frente a él. –Las vidas de nosotros tres está en juego y lo mínimo que debemos hacer es estar juntos en esto –le dice y se gira dejándolo con la palabra en la boca.
El castaño sentía como la ira recorría todo su cuerpo, lo trataban como si él fuera un inútil.
Dio un respiro y con mala cara decidió seguirlos.
(…)
Las imágenes que se mostraban en las pantallas no eran para nada agradable, los raptores se habían cambiado de bando y ahora atacaban a todos los que habían ido con ellas.
Un ruido capta la atención de los trabajadores que se encontraban en la jaula y lo siguiente que ven es uno de los velociraptor atacando a uno de los solados, este intenta abrir la puerta de uno de los vehículos estacionados, pero parece no lograrlo e intenta abrir la puerta trasera del auto, pero justo cuando lo logra el velociraptor se lanza sobre él y el auto que estaba estacionado arranca en dirección al bosque con las puertas traseras abiertas, entre ellas se logra ver que hay dos personas en la parte trasera, el raptor se percata de la huida he inicia a perseguirlos.
Luego de perder al vehículo y el raptor de vista siguieron viendo la persecución por medio de las pantallas.
(…)
Luego de recorrer por unos minutos la mayor parte de lugar tanto Verónica como Agustín se dieron cuenta de que ni su hijo o Kimberly se encontraban allí
–¿Nada? –le pregunto Agustín a su esposa una vez que se encontraron.
Ella niega con un notable rostro de preocupación.
–¿Si no están aquí ellos...? – la pregunta se queda en el aire.
El marido niega de inmediato.
–Hasta encontrarlos no saquemos conclusiones –le dice de manera seria, no podía permitir que ella se desmoronara de esa manera.
A él le dolía, pero no iba a rendirse hasta encontrarlo. La idea de encontrarlo sin vida también estaba presente, era imposible no pensar en la posibilidad en esa situación, pero aun así tenía la esperanza de que lo encontraría sano y salvo, y mientras esa esperanza estuviera en él seguiría firme, y si era necesario regresar al parque y buscarlo, lo haría.
Al ver pasar un hombre con uniforme del parque no duda en acercarse.
–Señor, nuestro hijo se encuentra perdido –le dice de inmediato.
–En estos momentos las misiones de búsqueda y rescate no se pueden realizar debido a una falla, pero en el momento en que las cosas mejoren le aseguro que buscaremos a su hijo –le dice el empleado de manera monótona para luego irse.
Para Agustín era evidente que ese discurso era ensayado, cada apalabra que salió de su boca salía sin mostrar ni un poco de sentimiento o comprensión por lo que estaba pasando.
No había hecho nada cuando sucedió el ataque en el centro porque creía que su hijo tal vez ya se encontraba a salvo, pero ahora debía hacer algo, no se podía quedar de brazos cruzados.