¿Qué es la vida? ¿Qué es a lo que podríamos llamar vida? ¿Qué le da sentido a la vida? ¿Acaso estar vivo y vivir es la misma cosa? Cuatro preguntas que si se las hicieras a cien personas, todas te darían una respuesta cuando menos distinta de las demás, estoy seguro de ello. Podrías probar haciéndoselas a personas cercanas a ti y verías que estoy en lo cierto. Quizás ni te respondan claramente, o algunas serán más similares de lo que deberían ser; perspectivas similares y diferentes a la vez. La razón: porque nadie lo sabe con certeza. Aún quienes dicen saberlo, tienen sus propias incógnitas con respecto al tema; y eso me incluye. La realidad es que solo conocemos lo que realmente queremos conocer; o dicho de otra manera más clara, solo conocemos lo que hemos experimentado o queremos experimentar. Es por eso que las respuestas a estas cuatro preguntas varían tanto de cada ser humano.
¿Qué son para ti estas cuatro preguntas?
Muchos son los que las ignoran o le dan poca importancia, y en contraste, muchos otros indagan y meditan el significado de estas. Yo me incluyo en el segundo grupo. Y sí, tengo mi propia visión de estas. Pero mi respuesta no será igual a la tuya, posiblemente. Cada quien tiene un punto de vista diferente. Y aunque a los ojos de uno la respuesta parece ser correcta, a los ojos de otro nuestra propia respuesta puede estar equivocada; y a su vez, su respuesta puede estar equivocada para uno; o todo lo contrario.
Dese mi punto de vista, veamos qué puedo decir.
¿Qué es la vida? Yo pienso que la vida es el lapso de tiempo en el que uno transita en este mundo como lo que podríamos llamar un ser inteligente, inteligente entre comillas, claro, el ser humano es el único animal que choca tres veces seguidas con la misma piedra, y hasta más. Única, efímera e irremplazable, esa es la vida para mí.
¿Qué es a lo que podríamos llamar vida? En mi opinión, yo diría que es el conjunto de experiencias que sufrimos o disfrutamos; que vivimos durante ese trayecto al que llamamos vida. Eso es a lo que podríamos llamar como vida en sí. Nuestra existencia misma es eso. ¿Qué es una vida sin experiencias? Una completa sumatoria de nada, como una hoja blanca sin un escrito sobre él.
¿Qué le da sentido a la vida? Muchos intentan buscar respuesta a esto de las maneras más variopintas. Personalmente, siempre me ha gustado pensar que el sentido a la vida se halla en un propósito; un propósito para vivir o por el cual vivir. Una vida sin propósito es una vida vacía, de la misma manera que una vida sin creer en algo, ya sea ciencia o religión, es una vida hueca.
Cuál es tú propósito en esta vida, te pregunto. Me gustaría saberlo. En mi caso, no tengo un propósito fijo, o más bien, no tengo uno como tal. La verdad es que las cosas que le daban sentido a mi vida, que me daban un propósito para vivir, se han ido poco a poco. Mis propósitos en esta vida, si nos referimos a deseos o metas, también se han alejado de mí. Él único y tal vez último al que quizás pueda darle alcance es a ser el mejor padre del mundo. Suena infantil, lo sé; yo tuve al mejor padre y madre del mundo, y es mi sueño ser uno igual, porque ser mejor que ellos es algo que dudo mucho. Pero ese propósito también se aleja de mí, aun cuando solo tengo veinticuatro años al momento de escribir esto, siento que se escapa de mis manos, como todo lo que se me ha escapado ya. Suena muy desalentador y deprimente viniendo de alguien tan joven, como dicen mis amigos mayores. Igual, uno no sabe lo que le depara el mañana.
Actualmente, mi único propósito, el que me hace levantarme día a día, es mi mamá. Cuando ella no esté, quizás lo sustituya con el hecho de mantenerme vivo hasta conseguir uno nuevo por el cual vivir. Pensar eso me da fuerzas para resistir un futuro que sé que no será nada menos que sombrío e incierto.
¿Acaso estar vivo y vivir es la misma cosa? Claro que no. Estar vivo es existir llanamente, ni más ni menos. Pero vivir es experimentar. Sentir en cada fibra de tu ser esas experiencias que nos marcan, desde las más simples hasta las más complejas, y todo tiene cabida en esta amplia definición. Llorar, reírse, sufrir, alegrarse, enojarse, odiar, ser feliz, creer, amar y ser amado, eso es vivir; no existe ser humano que no haya pasado por todo esto. Esa es la diferencia entre estar vivo y vivir.
Entonces, ¿qué se necesita para vivir? ¿Algo material? ¿Algo espiritual? ¿Algo filosófico o metafórico? Ciertamente, lo que se necesita para vivir es algo tan complejo y tan profundo, que es imposible de esclarecer o dilucidar del todo. Pero todo suele resumirse a la felicidad.
Sí, ser feliz es la base de la vida en mi humilde e ignorante opinión; una respuesta de lo más genérica y cliché, y a la vez cierta.
Pero no puedes ser feliz solo porque quieres ser feliz.
En el camino de la felicidad, el sufrimiento es una constante. Y si quieres felicidad, debes trabajar duro para obtenerla. Y parte de la cruel y dura realidad a la que estamos encadenados es que no todos vivimos una vida feliz, y tristemente hay algunos que terminan su vida sin siquiera conocer del todo la felicidad, incluso después de haberse esforzado con todo su ser para obtenerla.
Pero la felicidad no es algo que nada más existe en la extravagancia, en lo ostentoso. A veces la felicidad existe plenamente en las cosas más pequeñas, efímeras, sencillas y comunes: el abrazo de un ser querido, el beso de alguien amado, el “te quiero” de alguien especial, el ser recordado y apreciado por otros, un logro personal o el cumplimiento de una meta, amar y sentirse amado, un paisaje, una sensación, una emoción; en todo esto se haya una felicidad tal, que hasta el más afortunado sueña con tener.
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Editado: 02.09.2023