Inmortalidad. Una palabra sublime y magnífica. Una palabra que ni siquiera necesitas googlear o buscar en un diccionario para entender su significado. Una palabra ligada principalmente a las leyendas y a la fantasía. La sola idea de ser inmortal, de no poder morir, es algo cuando menos increíble y surrealista.
Pero, ¿y en la vida real?
Desde un punto de vista científico y lógico, la muerte es inevitable. Todo ser vivo nace, crece, se reproduce y muere. Es una ley. Incluso nuestro planeta, y hasta nuestro gran astro rey, no son una excepción a esta norma, a este destino final al que llamamos muerte.
Todo tiene un inicio, todo tiene un fin.
Aun así, ¿existe en nuestro mundo la inmortalidad, o cuando menos, algo que se aproxime a su significado?
Pues, yo diría que sí.
Lo recuerdos son, quizá, lo más cercano a la inmortalidad; y al igual que ésta, no necesitas un diccionario o buscarlo por internet para entender su significado.
Pero, si te preguntase “¿Qué son los recuerdos?”, ¿sabrías responderme con alguna definición?
Si te soy sincero, no se me ocurre alguna definición exacta a la palabra “recuerdo”. Pero no importa.
¿Por qué los recuerdos son lo más cercano a la inmortalidad?
Muy simple. Un recuerdo es esa captura que realizas con tu mente; es ese momento que guardas en tu memoria, como una fotografía, o una nota. Te hacen dar cuenta de las experiencias que has vivido, y de las experiencias que has vivido con otros y viceversa.
Cada uno de tus recuerdos es un instante de tu estadía en este mundo, sea un recuerdo bueno, o un recuerdo malo; pero no nos inmiscuyamos en el lado negativo.
Las veces que te has reído, las veces que has llorado, las cosas buenas que has hecho por otros y que otros han hecho por ti. Una emoción, una sensación, algún momento especial, tus amigos, tus familiares. Todo forma parte de tus recuerdos. Grandes o pequeños, todos son especiales a su manera.
Pero, cuando mueres, ¿se pierden todos esos recuerdos? Puede que sí, pues al morirse uno, nuestros recuerdos desaparecen.
No obstante, déjame decirte que los recuerdos de los demás aún perduran, y perdurarán después de nuestra muerte.
Es allí donde se halla la esencia de esto que quiero enseñar.
La muerte dicta de buenas a primeras que quienes mueren dejan de existir.
Sin embargo, si alguien es capaz de recordarte, no estás muerto. Y si eres capaz de recordar a alguien, esa persona aún no está muerta, porque vive en tus recuerdos. Aún existe. Y es en los recuerdos donde se halla la prueba de su existencia.
Solo aquellos que han sido olvidados son lo que ciertamente están muertos.
La prueba de nuestra existencia es una extensión de la inmortalidad. Y la mayor de esas pruebas son los recuerdos.
Por otro lado, más allá de los recuerdos, persisten los legados. Pues hasta los últimos días de la humanidad se recordará a Nicola Tesla por sus contribuciones y avances con el diseño del moderno suministro de electricidad de corriente alterna, los rayos X, el radar, entre otros. A Thomas Edison por la presentación de la bombilla y la invención de dispositivos revolucionarios como la cámara de cine, el micrófono y el fonógrafo. Leonardo Davinci por sus maravillosas obras de arte que son patrimonio mundial. A Notradamus y Baba Banga por sus certeras profecías que trascienden las épocas. A Albret Einstein y su teoría de la relatividad. Y como ellos muchos y muchos otros más con legados excelsos. Y así mismo, los legados se vuelven parte de los recuerdos en otras personas que pese a no recordar a una persona que nunca conocieron, recordarán lo que han hecho, las buenas obras que hicieron para con otros y/o los logros que llegaron a alcanzar.
Si alguien te recuerda, aun existes. Si alguien deja de recordarte, realmente estás muerto.
Hay una interpretación de la afirmación bíblica que, si no me equivoco, dice lo siguiente: “cristo no ha muerto, ni morirá, porque es inmortal”. Dicha interpretación habla de que no necesariamente hay que seguir esta afirmación al pie de la letra, pues cristo murió clavado en un madero, y aunque revivió, él ascendió a los cielos junto al Padre Creador. Pero no dejó de existir pese a no estar físicamente con nosotros. Hasta el día de hoy, su legado vive, y vivirá. Sus buenas obras y los milagros que se le atribuyeron, y que aún hoy en día se le siguen atribuyendo más y más, son una prueba irrefutable de su existencia. Y por consiguiente, una prueba de que vive en nuestros recuerdos, en nuestros corazones, en su legado. Que no ha muerto, ni morirá, porque es inmortal.
Respeto tu opinión sobre lo religioso, si eres ateo o creyente. Pero hasta la ciencia sabe que cristo existió. Hay pruebas de ello, pruebas que no necesariamente son la biblia y lo que dice en ella. Por mi parte, como he dicho antes: aunque no soy religioso, sí creo en Dios y en su hijo Jesucristo.
Cuando una persona muere, su cuerpo se va, pero sus recuerdos se quedan en este mundo como un legado en cada una de las personas que lo recuerdan, como un trocito de su existencia. Y así mismo será contigo, así mismo será conmigo, y así mismo será con todos aquellos que en tu corazón y en tu memoria residen.
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Editado: 02.09.2023