Celine
Mi padre me abrazo e hice lo mismo. La ceremonia ya termino y ahora están todos los alumnos dispersos tomándose fotos con amigos y familiares.
—Estoy tan orgulloso de ti pequeña.
—Gracias papá.
Mi padre quito algunos cabellos que tapaban mi cara y me tomo de las mejillas.
—Mi linda bebe ya creció tanto. — sonreí y el tallo sus ojos antes de que las lágrimas salieran.
—¡Celine ven aquí! — Pheope me llamo, esta con los chicos.
—Vamos papá. — tome del brazo a mi padre y lo arrastre con los demás padres de mis amigos.
Nos tomamos un montón de fotos e incluso secuestramos a algunos profesores.
—Profesor Gabriel, voy a extrañar sus regaños. — Pheope abrazo al hombre quien solo palmeo su espalda con una sonrisa.
—Por favor esfuérzate más en tus estudios, me preocupa que dejes la universidad muy rápido.
—¡Se lo prometo profesor! ¡Cuando tenga mi título lo invitare a la ceremonia!
—Ay, maestra Elena. Extrañaremos lavar su auto para que nos dé puntos extras. — expresaron Lela y Carlo en llanto mientras se aferraban a la pequeña maestra que apenas podía notarse.
—Yo también los extrañare, de todos mis estudiantes ustedes fueron quien más reluciente dejaron mi auto.
Caín y yo miramos a nuestros tres amigos con un poco de burla y sus padres los miraban con pena.
—Como extrañare a esos tres. — el director se acercó a nosotros. —Celine y Caín, de los mejores estudiantes de la generación. Fue un placer verlos crecer.
El director, un hombre no tan viejo, pero si con unas cuantas canas en el cabello nos despidió con una sonrisa. Como extrañare burlarme de su bigote estilo inglés que se mueve cuando habla y sus outfits de la época pasada.
Las lágrimas salieron y me acerqué para abrazarlo, pocos segundos después sentí el cuerpo de Caín sobre el mío.
—Gracias director, lo extrañare mucho.
—¡Director! — gritaron los otros chicos y corrieron para unirse al abrazo.
—Por favor nunca se rasure ese bigote — dijo Carlo entre llanto.
—Amo su bigote director y gracias por todas las oportunidades que me dio para no repetir curso. — expreso Pheope con agradecimiento.
—Es el mejor director que pude conocer en mi vida de estudiante hasta el momento, y a pesar de que me castigo mucho por mis travesuras, usted siempre fue amable y me llevo por el camino del bien. — dijo Lela con voz llorosa que apenas logre entender.
—Ustedes se unen al club de estudiante que nunca podré olvidar, por favor continúen como lo han estado haciendo y estoy seguro podrán cumplir todo lo que se proponen.
Un momento después los otros dos profesores se acercaron y nuestros padres nos sacaron un montón de fotos.
—Iré a despedirle de otra alumna con gran talento, disfruten su fiesta de graduación.
Los chichos continuaron sacando fotos y yo mire como el director se dirigía hacia donde esta Claudia con sus padres y hermano mayor. Mas adelante esta Alex festejando con el equipo de futbol.
Antes de que se dieran cuenta de que los miro, volví con los chicos y cuando llego la hora de irnos, mi padre se despidió con un abrazo y un beso.
—Cuídate mucho y diviértete.
—Si papá. En el refrigerador te deje la cena, no olvides comerla. — me guiño un ojo y se fue.
Una llamada entro a mi celular y se trataba de mi tía y mi prima felicitándome por mi graduación y avisándome que mi regalo viene en camino. Después de charlas un rato y agradecerles, corte la llamada y subimos al auto del padre de Pheope.
—Bien, el cuarto de las chicas será este y el de los chicos este. — señalo Pheope y entramos al cuarto. —Tenemos solo 4 horas así que darse prisa.
—Eso va para ustedes. — hablo Carlo.
—Uy, habla el que se peina cada vez que sale por algo a la calle.
Lela y yo empujamos a Pheope a la habitación para que no comience una discusión y Caín hizo lo mismo con Carlo.
—Tengo sueño. — dije en un bostezo.
—Celine. — Lela dejo de aplicarse polvo sobre su cara y giro para verme. —¿De verdad no ocurre nada contigo? — me tense. —Desde hace días has estado muy distante y Caín me comento que hace semanas no salen a patinar cuando lo hacían diario.
—Yo también noto que estas algo pálida y más delgada, ¿no hiciste una dieta extrema verdad? — negué las sospechas de Pheope.
—Estoy bien… solo… solo dejemos esta conversación para otro día. Hoy solo quiero que se diviertan.
—Pero… — interrumpí a Lela.
—Prometo que mañana les contare todo. — suspire. —De todos modos, se tenían que enterar en estos días.
—Me estas asustando. — le sonreí ligeramente a Pheope.
—Todo está bien, solo terminemos de arreglarnos que ya quiero ir a divertirme.
Poco a poco el ambiente regreso y subimos el volumen de la música, cuando las chicas terminaron de maquillarse, pasaron ahora con el pelo lo cual yo acabe hace tiempo.
Me senté en la silla frente al espejo y comencé a maquillarme ligeramente. Termine colocándome labial rojo y las chicas aún seguían con su peinado.
—¿Ya han terminado? — hablo Caín desde fuera de la habitación.
—Yo ya, pero ellas aun no. — conteste.
—Solo queda una hora, apúrense.
Me acerque a la cama donde están los vestidos y tome el mío. Lo saque de la bolsa negra que lo protege y lo admire un momento dejándolo en la cama.
—Me veré hermosa.
Y así fue, no podía dejar de mirarme al espejo. De verdad me encanta como se me ve este vestido.
—¡Ah! ¡Seremos el alma de la fiesta!
Grito Pheope mientras miraba su trasero y Lela le siguió acomodándose y levantando sus pechos.
—En verdad parecemos unas diosas.
—¡De eso se trata! — contesto Pheope sacudiendo la cadera.
Los chicos entraron al escuchar nuestros gritos y nos miraron de arriba abajo.