Raiden
—Deja de suspirar que me dan ganas de vomitar. — fueron las palabras de mi primo apenas lo veo por la mañana.
—Entonces corre solo. — trote con más rapidez dejándolo atrás.
Cassian gruño, pero lo ignore todo el tiempo hasta que regresamos al edificio. Mire la hora, sonreí y le mande un mensaje a Celine deseándole surte en su primer día en la universidad.
—¿Le dirás a tu familia? — mi sonrisa desaparecía ante la pregunta de Cassian, pero conteste con calma.
—Hoy iré a casa antes de ir al trabajo.
—Te acompañó, hace tiempo que no saludo a tus padres.
—Bien, en media hora te veo en recepción.
Fue rápido, cada quien entro a su departamento y exactamente después de media hora nos encontramos en recepción. Antes de salir del edificio, recibí un mensaje y de inmediato saque mi celular para leerlo.
—Demasiados nervios, pero ya está por comenzar mi segunda clase y todo va bien. Ten un lindo día, te quiero. —
—Oye, todos te están viendo. — mire a Cassian con una sonrisa y me balance de un lado a otro como un bobo.
—No me importa. — como buen primo suspiro y avergonzado me dejo atrás.
Después de contestar el mensaje subí a mi coche y me dirigí a casa. Conforme más me acercaba, mi sonrisa desaparecía y mi estado de ánimo cayo. Hace tiempo que no tengo contacto con mi padre, y el que le diga que esa muchacha a quien desaprobó es ahora mi pareja, ya puedo imaginarme su reacción.
Suspiré.
Llegue frente al portón, los hombres de seguridad al reconocerme lo abrieron y entre a los terrenos de la casa de mis padres.
El auto de Cassian está estacionado un poco más adelante de la entrada, y ya que tampoco estaré por bastante tiempo, me estación frente a las escaleras que te llevan a la entrada.
Baje del auto y salude levantando mi mano al jardinero. Me pare frente a la puerta de cristal y tome un gran respiro antes de tomar el pomo y girarlo.
Al entrar, como siempre todo es silencioso. Unos pasos más adelante están unas largas escaleras que te llevan al primer y segundo piso. Mas adelante de las escaleras están otras dos enormes puertas que al abrir sales al jardín que cuenta con una piscina, una cuantas mesas y sillas para cuando mi madre invita a sus amigas a pasar el tiempo. También hay un espacio donde mi padre suele tener parrilladas con sus amigos.
Camine unos pasos hasta estar en medio de dos caminos a mis costados. El de la izquierda lleva a el despacho de mi padre, la biblioteca de mi madre y una sala que se usa para cuando hay cosas importantes que hablar. El de la derecha lleva a la sala, comedor y cocina.
Escuché voces a mi derecha, por lo que me dirigí por ese camino y al llegar a la sala me encontré con mi madre charlando con Cassian.
—Ah, ya llego mi primo. — anuncio Cassian apenas me vio entrando.
Mi madre se levantó de su asiento y con las manos en mis bolsillos me acerque hasta que ella me cubrió con sus brazos.
—Raiden, hijo.
—Madre. — nos separamos y le sonreí. Tomando el lado libre de mi madre, nos sentamos y hable. —Mamá hay algo que quiero decirte.
Ella giro su cabeza hacia mí y me cedió toda su atención con una expresión ligera.
—Celine y yo ya somos pareja. — ella estuvo en completo silencio y poco a poco sus ojitos se abrieron de sorpresa.
—¡Oh! — salto de su asiento tapando su boca con sus manos. —¿De verdad? — asentí con una sonrisa. —Estoy tan feliz por ti, hijo. — extendió sus brazos y acepte su abrazo.
—¿Por qué tanto amor? — pregunto Larissa entrando a la sala mirando algo en su celular.
—Raiden y Celine ya están saliendo. — no tardo en anunciarle con entusiasmo mi madre.
Larissa dejo de mirar el celular y levanto la cabeza asombrada, una sonrisa se formó en sus labios y con un grito salto hacia mí.
—¡Te lo dije! — me reí mientras la abracé. —Bien por ti hermano, es hora de que seas feliz después de tantas cosas que has tenido que sacrificar para llegar a dónde estás.
Dijo mirándome fijamente y con una mano sobre mi hombro. Asentí con un suspiro y entonces entro a la sala, mi padre. De inmediato borramos nuestras sonrisas al verlo, mi hermana volvió su mirada al celular y mi madre solo se quedó inmóvil sin saber que hacer.
—Tío. — fue Cassian quien rompió el hielo en la sala. —¿Cómo estás? — se acercó con una sonrisa amigable y con su brazo extendido.
Mi padre correspondió su saludo con una ligera sonrisa y un apretón de manos.
—Todo excelente Cassian.
Hablaron unos segundos más y cuando terminaron sus palabras, de nuevo la sala se quedó unos segundos en silencio.
—Raiden. — mi padre me llamo. —¿Cómo estás?
—Comenzamos bien.
—Todo va bien, papá. — conteste y aclare mi garganta.
—Cariño. — mi madre lo llamo. —Raiden tiene algo que decirte.
Mi padre levanto una ceja por algunos segundos antes de mirarme de nuevo. Entonces suspiro y cruzo sus brazos.
—¿Qué pasa Raiden? — lo mire fijamente pero antes de que hablara, él lo hizo. —¿Ya se te paso el enamoramiento por esa niña? — cerré mis labios apretando los dientes.
Mi madre suspiró avergonzada y mi hermana bufo mientras negaba con la cabeza. Cassian por su parte solo se mantuvo en silencio.
—No papá, no es un simple enamoramiento. — conteste su pregunta con un tono frío. —Ya estamos saliendo.
Mi padre frunció el ceño y paso saliva.
—¿Qué? — sonreí con satisfacción ante su expresión de horror.
—Celine y yo, somos pareja. — hablé ahora con un tono cálido, lo cual le molesto más.
—¡No! ¡¿Qué demonios crees que haces?! — de nuevo volvió mi expresión fría al escuchar sus quejas. —¡Estas cegado Raiden! ¡Termina con eso antes de que esa niña te enrede más! — al escuchar lo último lo mire con enojo y él se acercó. —Esas personas son así Raiden, seguro esa niña noto tu deseo por encontrar el amor y se aprovechó de eso. — aprete con fuerza mis puños encajándome las uñas.