Celine
Me removí incomoda y termine abriendo los ojos, los cuales aprete con fuerza ya que me siento aun casada. Enseguida sentí frio cuando el viento soplo, intente moverme, pero algo me lo impido.
Mire hacia mi pecho, y me encontré con una cabellera negra familiar haciendo que, en automático una sonrisa se dibujara en mis labios. Levante mi mano para tallar mis ojos, y poco a poco los recuerdos vinieron a mí.
Me sentí avergonzada, pero al mismo tiempo encantada, era un sentimiento completamente nuevo. Hice el amor con Raiden, el hombre que amo. El amor de mi vida.
—Y me encanto.
Mordí mi labio inferior y trate de no hacer mucho ruido, mire hacia el cielo estrellado que nos cubre. La luna está en su altura máxima, por lo que ya debe de ser muy tarde, pero no me importo. Aun no quería terminar con este momento.
Volví a mirar hacia mi pecho, Raiden está descansando demasiado bien y sin poder contenerme, llevé mis manos a su cabello enredando mis dedos en él. Paso un rato en el que estuve pasando mis dedos entre su cabello mientras miraba al cielo.
Antes de que sucediera, sentí una conexión con mi madre. Le dije como me sentía tan bendecida de haber encontrado a Raiden y lo mucho que me alegra que se muestre preocupado por mi padre tanto como lo estoy yo.
Cuando le pregunte si creía que estaba bien en decirle como me siento, el viento soplo y me lleno de una gran paz haciéndome olvidar el dolor y la preocupación. Sabía que era la respuesta de mi madre; Es el indicado.
Y entonces terminamos así, entregándonos el uno al otro en la playa, bajo la luz de la luna, en el lugar donde hicimos una promesa, donde pasamos de ser amigos a novios. Nuestra relación a dado un gran paso esta noche, un paso que no se si nos traerá cosas buenas o malas, pero no me arrepiento de nada de lo que paso.
¿Por qué? Eso es fácil, porque estoy jodidamente enamorada de Raiden. Mi Raiden.
Su cuerpo se removió, levante un poco mi cabeza y cuando el alzo la suya se encontró de inmediato con mis ojos.
—Hola, dormilón.
—Está a sido la mejor forma en la que me despertado en toda mi vida. — mi sonrisa se amplió y eche la cabeza de nuevo hacia atrás.
Raiden apoyo sus rodillas y se acercó a mi rostro donde dejo un beso sobre mis labios y después en la punta de mi nariz.
—Que hermosa eres. — lo mire un momento en silencio y gire mi cabeza con una sonrisa tímida. —Te amo. — volví a mirarlo.
—También te amo. — de nuevo nuestros labios se unieron, estaba vez fue un beso largo, pero no agresivo. Simplemente un beso, un hermoso beso.
Cuando se separó de mis labios, se incorporó e hice lo mismo, ambos estamos desnudos y me dio un poco de vergüenza, pero él se giró dándome la espalda e hice lo mismo, y de inmediato comenzamos a vestirnos.
Termine de peinar con mis dedos mi cabello, una mano se colocó frente a mí y cuando alce la vista, me encontré con sus ojos azules y una sonrisa en los labios.
—Ven. — acepte su mano y me ayudo a levantarme, de inmediato enrollo su brazo en mi cintura y me beso de nuevo. El viento soplo y el sonido de las olas era lo único que nos mantenía con los pies sobre la tierra.
Raiden se inclinó para tomar la manta y entrelazo su mano con la mía. Nos miramos con una sonrisa y volvimos por el camino con el que llegamos a este lugar.
—¿Te duele algo? — negué, avergonzada. —Y, ¿Qué te parecido? — escondí mis labios y mis mejillas ardieron. —Para mí fue la mejor noche de mi vida. — lévate mi cabeza y lo mire.
—También para mí. — respondí, llevando mi mano sobre su mejilla. —Nunca había sentido algo tan hermoso. — sonreí y me puse de puntillas para plantar un corto beso sobre sus labios. —Fue maravilloso.
Suspiro e inclino la cabeza hasta que nuestras frentes se tocaron, cerré los ojos y el viento me relajo por completo.
—Ahora te has vuelto indispensable para mi vida. Necesitare escuchar al menos tu voz una vez al día, para poder vivir o moriré de la tristeza. — me reí.
—En ese caso, yo necesitare sentir tus labios sobre los míos al menos una vez al día, o no estaré de buenos ánimos. — me beso.
—Con mucho gusto lo cumpliré. — me tomo de las mejillas y yo abrí los ojos. —Te amo, Celine.
—Te amo, Raiden. — conteste con una sonrisa y el mismo brillo en los ojos con los que él me mira. Se inclino y nuestros labios se unieron de nuevo.
Un gritito salió de mi boca al momento en que me abrazo y me alzo en el aire, enrolle mis brazos en su cuello y reímos mientras el daba vueltas. Cuando me soltó corrí por la orilla del mar y el vino detrás de mí. De nuevo me abrazo cuando me alcanzo y dio más vueltas.
Una noche que quedara en mi memoria para siempre.
En eso se convirtió al momento en que subimos a su auto para que me llevara a casa. Todo el camino estuvimos echándonos miradas y riéndonos de la nada, pero a pesar de que parecíamos unos locos, los dos nos divertimos.
Faltando poco para llegar a mi hogar, Raiden soltó una mano del volante y me tendió la mano. Al momento de colocar la mía sobre la suya, la entrelazo y la acerco a sus labios donde beso mi dorso. No le quite la mirada de encima desde entonces, a pesar de sentirme muy avergonzada.
Cuando estaciono el auto, ambos salimos y de nuevo entrelazamos nuestras manos. Me acompaño hasta la entrada y antes de que pudiera decir algo, se apodero de nuevo de mis labios. Me dejé llevar y el tiempo paso, al separarnos me reí al ver sus labios hinchados.
—Nos vemos. — dije, guiñándole un ojo.
—Si. — coloco su mano en mi mejilla y beso rápidamente mis labios, dándose la vuelta e irse como si lo estuvieran siguiendo.
Entendía como se sentía, porque yo tampoco quería que se alejara después de que por fin cumplimos nuestro deseo. Quería seguir sintiéndolo, seguir debajo de su calor y perderme en su toque.