Pov Alice
Después cenar en aquel hermoso restaurante, Dominic me trajo a mi casa, me despedí de él, entre a la casa y subí a mi habitación. Tome una ducha relajante, después de unos minutos salí con mi bata de baño puesta, busque un pijama y me recosté en mi cama. Todo lo que paso esta noche me hace sentir de una manera que no me había sentido hace ya mucho tiempo. Recordé de todo lo que hablamos esa noche y por alguna extraña razón me sentía cómoda con él, pero a la vez desconfiaba, no se por que siento eso.
Me desperté por unos rayos del sol que se colaban por una parte del ventanal que no estaba tapada por la cortina, me levanté, hice una que otra revisión de lo que tenia que hacer el día de hoy y me dispuse a tomar una ducha. Sali de mi habitación con un traje color vino y baje a la cocina a desayunar. La cocinera ya tenia mi desayuno preparado, una ensalada de frutas, huevos con tocino, un jugo de naranja y un yogurt al lado, un desayuno perfecto para mí.
Termine de desayunar y salí rumbo al parqueadero y tome mi motocicleta y me dirigí a mi oficina, por si no les había contado, soy licenciada en negocios internacionales y comercio exterior.
Llegué a mi oficina y cuando abrí la puerta de esta me vi en frente de un gran ramo de rosas negras y una caja al lado con un sinfín de chocolates, a decir verdad, sabía quién era y cuando leí la nota, en efecto era Dominic Ivanov
''Hola preciosa, espero te guste este pequeño detalle, te había dicho que el ramo que te había dado primero no iba a ser el único, pues aquí está el otro. Espero tengas un buen día en tu trabajo, nos vemos'' Atte. Dominic Ivanov
Puse el ramo a un lado de la oficina donde se viera bien y puse la caja de chocolates en mi escritorio. Me dispuse a teclear en mi computadora y terminar de redactar un documento que necesitaba lo más antes posible.
Llegó la tarde y era hora de irme a mi casa, bajé al estacionamiento, encendí mi moto y salí del parqueadero, cuando estaba por tomar la carretera me topo con el Mustang de Dominic y por supuesto él estaba dentro, parecía haberme estado esperando ya hace rato.
-Vaya vaya, no pensé que te gustara la adrenalina mi querida Alice- dice en un tono de sorpresa y risa a la vez
-Crees que eres el único al que le gustan las cosas deportivas? Déjame decirte que no, y aun no sabes muchas cosas sobre mi- digo en un tono serio
-Bueno pues déjame saberlo, sabes que quiero conocer cada cosa de ti y no me importaría si es bueno o malo, ¿cuándo se quiere a alguien también quiere a sus demonios que lleva dentro no? - dice mirándome -Vamos, te invito a cenar-
-¿Está bien, a donde iremos? - le digo poniéndome los guantes
-Recomiéndame un lugar- dice coqueto
-Bien, luego no te quejes a donde te llevare- digo poniéndome mi casco
-Iras en moto? ¿Por qué no la dejas aquí y te vas conmigo? - dice Dominic
-¿Qué? ¿Y perderme de esta victoria? No lo creo cariño-
-¿Me estas retando a correr contigo hasta que lleguemos al lugar?-
-¿A caso tienes miedo? - le digo bajando el retrovisor y haciendo rugir mi moto, amaba su sonido
-Miedo es algo que deje de sentir hace mucho tiempo nena- dice subiendo el vidrio de la ventana y haciendo rugir su auto, por Dios que sonido tan espectacular
Salimos hasta la carretera principal y nos paramos en el semáforo que estaba en rojo, ambos nos posicionamos y comenzamos a rugir nuestras bestias. A penas el semáforo cambio a verde salí como una bala, teniendo a Dominic atrás en su Mustang
Después de una media hora de rivalidad e ir a todo lo que daban nuestros vehículos llegamos a un sencillo pero lindo restaurante. Este era el restaurante al que nos traía papa cuando estábamos pequeños o más bien, cuando aún estaba con vida.
Ambos parqueamos y entramos al restaurante.
-¿Eres buena corriendo, desde hace cuánto te gustan las motos y la adrenalina?
-Gracias, le tome el gusto desde que era pequeña. Mi padre me llevo un día con el a una carrera de motos profesional, a mi hermano le encantaban esas carreras y bueno, no fui la excepción, desde ese día me gustan las motos y todo lo que tenga que ver con carreras- le digo tomando la carta
-Wow, eres espectacular, una mujer amable y dulce con quien también lo es, pero a la vez imponente y agresiva con quien lo merece, definitivamente tienes todo lo que busco- me dice mirándome embobado
-Que dices, mejor pidamos algo de cenar- le digo nerviosa
Sabía que tenía la cara roja por lo que me había dicho, realmente me siento cómoda con él, pero siento que, si comienzo algo mas que una amistad con el me hundiré y no se en que, no se si sea bueno malo.
Lo único que se es que me atrae como un imán, hay algo en el que se me hace curioso y a la vez intrigante, no se a que me enfrentare, pero quiero arriesgarme, no sé cómo saldré, pero ya no tengo nada que perder.
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Editado: 27.10.2024