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La alarma sonó y al despertar Ricardo no estaba en la cama, lo llamé para saber si estaba en el baño y no había respuesta, salí de la cama y fui al baño a asearme y cambiarme de ropa, bajé con dirección a la cocina y lo encontré haciendo un batido.
Al ver en los ojos de Priscila el dolor cuando menciona a Yaneth hace que mi espíritu se sienta decaer, no puedo negarme en ir a verla ya que yo también quiero ir y hablarle dándole ánimos para deje esa cama de una buena vez. Sé que Ricardo se preocupa por Valentina y por mí, pero el doctor dijo que estábamos bien así que nada me impide en ir animar a una de las personas importantes en mi vida.
Ricardo se sentó junto a mí después de servirnos el desayuno que había preparado, todo estuvo muy rico, mientras comíamos estábamos hablando de mi Valentina hasta que una llamada interrumpió, Ricardo se disculpó y fue a contestar.
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Hoy me desperté más temprano de lo habitual; Anghela aún sigue dormida, ella está de lado junto a su almohada para embarazadas entre las piernas, realmente el embarazo le asentado de maravilla su cuerpo ha cambiado pero yo lo veo para bien, sus caderas se han ensanchado pero no se ve nada mal, sus senos están enorme y ayer que pude tocarlos son lo máximo; no puedo evitar desearla, el solo verla hace que mi erección aparezca, le doy un beso suave en la mejilla para no despertarla, voy al baño a darme una ducha y esta vez sí es para bajarme la calentura. Después de ponerme un buzo bajo hacia la cocina con la intención de preparar el desayuno, mientras hago el jugo de naranja y pongo el café en la cafetera eléctrica, le escribo a una amiga que es nutricionista y le pregunto sobre algún desayuno especial para embarazadas; felizmente que ella vive en Roma y estaba en hora del almuerzo así que me contestó rápido, teniendo las indicaciones de mi amiga empiezo a preparar el desayuno especial para mi embarazada favorita y lo bueno que este desayuno incluía un batido que llevaba fresa lo que a ella sé que le encantará; cuando había terminado de hacer el batido, mi amada y hermosa mujer aparece por la puerta, al verla tan bella, la saludo con una enorme sonrisa y un beso; puedo apreciar que no sabe cómo actuar, hasta se le nota algo incómoda, sé que lo de anoche aún lo tiene presente, pero haré de cuenta que nada ocurrió. Sirvo un vaso grande de batido, se lo muestro y ofrezco, para variar tomo como excusa a nuestra Valentina, ella lo recibe sentándose en la silla del comedor, después de guiñarle el ojo al hacerle un pequeño coqueteo, ella me agradece, se lo toma y casi al terminar dice que esta deliciosa la bebida, al escuchar aquello hace que me sienta feliz, le digo que la bebida tiene fresas lo que a ella le gusta y le ofrezco un poco más siendo aceptado por mi hermosa embaraza favorita; mamá hace su aparición y al ver tomar a Anghela su batido como niña pequeña hace un comentario sobre nuestro bebé, con todo lo ocurrido no he podido contarle que será una niña así que le dejo saber el nombre de Valentina. Viendo la emoción de la abuela y la palabra de apoyo de Anghela a su suegra para que sepa que aún está joven, hace que este día sea agradable, todo iba bien hasta que mamá menciona lo del hospital. Me enfurece el saber que al mencionar que la acompañe está interviniendo para que Anghela no se separe de Yaneth, siento mucho temor al saber que Anghela estará con mi hermana y que quizás sus sentimientos por ella se acrecienten al verla empotrada en la cama. Al querer recalcarle a mi madre que mi esposa no debe de hacer esfuerzos e ir tan seguido al hospital por el embarazo, Anghela me interrumpe aceptando en ir con ella a ver a mi hermana. Traté de disimular mi fastidio sirviéndoles el desayuno, me senté junto a mi esposa y mientras degustaban lo que les serví, empezaron hablar de Valentina, los pensamientos sobre Anghela y Yaneth no se me borraban de la mente y una llamada entro al móvil interrumpiéndolos, vi de quien se trataba, me disculpé y fui a contestar lejos de ellas.