La mañana de ese sábado era fría, una ligera lluvia se mantiene desde muy temprano, aun así, se pueden ver determinados surfistas a pocos metros de la playa y algunos aficionados a la pesca en sus lanchas de motor. Era algo normal para Dama, quien lleva tiempo observando el pintoresco paisaje.
Si llega, a tener suerte, este podría ser un buen verano, algo que le sería de bastante utilidad, por el contrario, dejar de llover se convertiría en un gran alivio. En ese instante recordó los lentes de contacto, aunque estos, le provocaban irritación, debía colocarlos, hasta que su médico no descubriera la causa del cambio de color de sus ojos, le habían dicho que era problema con la melanina; sin embargo, por ahora debía mantenerlo en secreto. Con sumo cuidado inserto los pequeños lentes de contacto marrones en uno de los tantos baños públicos que dispone el muelle y continua con su paso apresurado.
Eran las nueve de la Mañana cuando llego a su negocio, vio que había una persona de color sentada en una de las bancas tomando una taza de café. Era un hombre ya entrado en años, con un traje gris muy formal y un sombrero negro sobre la mesa y a su lado un maletín marrón de cuero.
Lo reconoció, era el señor Bill Carson, el abogado de la fundación “Segunda Oportunidad” El señor Carson tendrá unos setenta años, no obstante, es uno de los mejores abogados de Manhattan, desde hace dos años muy puntual le trae su cheque de mil dólares que la fundación le ofrece a sus miembros, para sus ayudas por el tiempo que ellos consideren necesario.
- ¡Hola señor Carson, muy buenos días! – le saludo Dama amablemente.
-Muy buenos días para usted, señorita Miller- contesta el abogado- ¿Cómo se encuentra hoy en este bello día lluvioso? En días de verano.
Dama sonríe, siempre le ha gustado el humor sencillo del señor Carson, le recordaba mucho a su padre, esa manera de decir las cosas y esa voz afable, una vez al mes, lo convertía en un día muy especial.
-Mientras, este respirando creo que me encuentro muy bien ¿No le parece?
-Por supuesto, no hay mejor día, sino aquel que se pueda disfrutar.
En ese momento un estruendoso trueno sorprendió a todos los presentes en el muelle, era presagio que la lluvia de verano iba a continuar.
El señor Carson dijo.
- Era de esperarse, después de tantos días de bochorno, sabíamos que llovería tarde que temprano.
- Y pensar que salí de la casa estaba haciendo calor, qué clima tan alocado. – Dijo Dama.
- ¡El cambio climático, amor! Exclamó Marcia mientras que servía una orden de café con tostadas a una mesa allí dos mujeres platicaban entre ellas.
Dama se sienta en una silla donde se había sentado el señor Carson. Este, saca de su maletín unos papeles sujetos con un pequeño clip metálico, un cheque por mil dólares. El abogado lo extiende ah Dama y le acerca un bolígrafo de color negro diciendo.
-Como todos los meses, por favor firme el recibido.
Dama firma los papeles, ya sabía qué hacer, era lo mismo mes tras mes, dos años recibiendo esta ayuda de la fundación. Toma el cheque colocándolo en su bolso y regresa el recibo firmado al abogado.
Dama guarda silencio unos segundos y pregunta.
-Señor Carson, tengo una inquietud, sería tan amable de ayudarme a despejarla.
- Por supuesto- contesto el hombre mientras se aseguraba que la firma estuviera correcta y los guardaba los documentos en su maletín. Donde se pudo ver otro cheque, Dama lo había notado.
- ¿Por cuánto tiempo la fundación me ayudará con estos cheques?
El abogado sonríe y contesta.
- No sabría decirle señorita Dama, eso lo decide la junta directiva ¿Acaso le preocupa algo?
- No, era simple curiosidad, agradezco este gran aporte, no le voy a negar que he utilizado la mayor cantidad en invertir en mi negocio.
- Esa es, la idea de la fundación, ayudar a sus miembros a comenzar una nueva vida, a reconstruir lo perdido, no solo de espíritu sino monetariamente. Porque vivimos en un mundo donde no se puede dejar a un lado lo económico, así es la verdad de esta vida.
Dama sonríe y el abogado se levanta y dice colocándose el sombrero.
-Hasta luego señorita Miller, espero verla en la próxima semana en la reunión de la fundación.
- Ahí estaré, señor Carson, que pase muy buen día.
El abogado sale del pequeño local y Dama se levanta e ingresa a la cocina donde deja su bolso y se coloca un delantal con el logo tipo de su negocio.
Marcia entra y dice.
-Otros mil dólares, que buena fundación, yo quisiera estar afiliada también.
- ¿No hablas en serio? Le preguntó Dama
- No, claro que no- le contesto Marcia mientras preparaba unas tazas de café para otros clientes que acababan de llegar.
Dama toma el cheque en sus manos y dice.
-Este dinero me ayuda tanto, más de lo que puedas imaginar.
- ¿Y por qué te sientes tan mal cada vez que lo recibes? – le contesto su empleada mientras colocaba las tazas de café sobre una bandeja.