Una sombra del pasado

Capítulo 2

—¡Arriba, Hedeom! —me despierta Edek, mientras sacude mi cuerpo con violencia—. No quiero tener más problemas con nuestro oficial.

 

Eso último lo pronuncia con cierta burla, dejando claro que no le cae demasiado bien y que sigue sin tomarlo en serio. Espero que no se meta en ningún problema por eso. Además parece que no se ha levantado de muy buen humor esta mañana. Aunque yo tampoco estoy muy emocionado de tener que encontrarme de nuevo con Mikael, no es muy amigable que digamos.

 

Nos preparamos lo más rápido que podemos para no llegar tarde y nos reunimos con los demás, que se encuentran fuera del castillo esperando instrucciones. Aún está oscuro ya que faltan unas horas para que amanezca.

 

Unos segundos después de llegar nosotros aparece Mikael junto a su gata, quién suelta un bostezo enseñando sus pequeños colmillos.

 

Nos explica que por el momento lo que haremos será montar guardia por los alrededores de palacio y por la ciudad a no ser que pasara algo fuera de lo normal. Aunque de las cosas más graves suelen ocuparse los guardias más experimentados que nosotros.

 

Fue eligiendo parejas entre nosotros e indicándoles las rutas donde deben hacer la guardia. Para mi desilusión emparejó a Edek con otra compañera, se marchó encogiendo los hombros y deseándome suerte.

 

Finalmente me quedo solo con Mikael que me observa con los brazos cruzados si decir nada. Yo sin saber a dónde mirar me quedo observando como mi amigo se marcha hacia el lado este del castillo. Storm me da ánimos golpeándome la pierna suavemente con su hocico. Los minutos no parecen acabarse nunca.

 

—Hedeom —me llama, sobresaltándome—. Tú vendrás conmigo, así puedo vigilarte de cerca.

 

Giro la cabeza hacia a él rápidamente y abro mucho los ojos sin creerme lo que está diciendo. ¿Pueden ir las cosas peor? ¿De verdad tengo que hacer guardia con él? ¿Después del incómodo silencio en el que me ha sometido me suelta eso? Es como si lo hiciese a propósito para molestarme, su sonrisa triunfadora me lo demuestra.

 

—¿Te ocurre algo, Hedeom? Parece como si quisieras echar a correr.

 

—Por supuesto que no, señor. Será divertido hacer guardia con vos —sonrío para demostrarle que no me molesta en absoluto, a pesar de que no sea así.

 

Mikael deja de sonreír al instante y da media vuelta para marcharse, parece que esta vez he ganado yo. Echo a andar antes de que decida irse sin mí, estoy seguro de que me perdería en esta ciudad tan grande y tan diferente a mi hogar.

 

Salimos al exterior de palacio y caminamos por las amplias calles de Talamh pasando por los diferentes puestos de los mercadillos. En el aire se entremezclan los diferentes aromas de los productos que hay allí. Al pasar las personas nos abren paso agachando la cabeza a modo de respeto. Estoy seguro de que no hacia mí, sino hacia Mikael quien los observa con una sonrisa llena de orgullo. Como si él fuese el mismo príncipe de Talamh o algo así.

 

Aunque tengo que admitir que sí que tiene cierto aspecto de príncipe. Incluso tiene la personalidad egocéntrica de uno.

 

Mikael me sorprende mirándole así que aprovecho para iniciar un tema de conversación, disimulando.

 

—Creo que no empezamos con buen pie ayer.

 

—Si te parece que humillarme delante de todos tus compañeros es algo normal...

 

Qué rencoroso es este chico, ya le pedí disculpas e incluso se exhibió a sí mismo con la paliza que me dio. Me dejó en ridículo delante de mis compañeros. Aunque es cierto que tampoco debí decirle eso a pesar de que tengamos la misma edad. Al fin y al cabo es mi superior.

 

—Solo estaba sorprendido, tenemos casi la misma edad y aún así ya eres el que está al mando de todos los guardias de palacio.

 

Él sonríe con orgullo hinchando el pecho y acelera el paso para caminar por delante de mí.

 

—Bueno, a mí me pareciste encantador desde el primer momento...hasta que abriste la bocaza.

 

Dejo de caminar de repente sin saber si lo que acaba de decir ha sido imaginación mía o si lo ha dicho en serio. Él también deja de caminar y se gira hacia a mí cruzando los brazos. Tiene una mirada seria e intimidante. ¿Habré escuchado mal? O tal vez solo está bromeando.

 

—¿Disculpa...? —Es lo único que consigo decir.

 

—¿Es que estás sordo o...?

 

Antes de que pueda terminar la frase oímos un grito e inmediatamente después un hombre con un mono en el hombro pasa rápidamente a nuestro lado. Tras él una mujer se para junto a nosotros exhausta. Por su ropa asumo que es una comerciante.

 

—¡Ese hombre ha robado comida de mi tienda!

 

Mikael y yo nos miramos durante un segundo y echamos a correr tras aquel hombre.

 

—¡Storm! ¡Ve tras él!

 

Mi compañero obedece y acelera todo lo que puede para alcanzarlo. Lo veo girar por un pequeño callejón. Paso a través de la gente rápidamente pidiendo disculpas por algún que otro empujón que se me escapa y por fin consigo entrar por el callejón. Storm tiene al hombre acorralado contra la pared que se ha hecho un ovillo en el suelo.

 

—¡Por favor, dile que se aleje de mí! —me dice, con voz temblorosa.

 

Acaricio la cabeza de mi compañero y él se relaja. Me agacho junto al hombre que se ha quitado los brazos de la cabeza y me mira aterrado. El pequeño mono que lleva en su hombro se abraza a su cuello en un gesto protector y me mira con unos ojitos marrones.

 

—Por favor, no me haga daño...

 

—No voy a hacerte daño, pero será mejor que devuelvas eso si no quieres meterte en un problema.

 

El hombre abraza contra su cuerpo la tela donde lleva la comida robada.



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En el texto hay: traicion, romance, guardia

Editado: 21.10.2021

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