Una trampa para la Diva

Capítulo 16. Llorar ayuda

Marianne

*

—Pasaba por aquí y quise ver si querías cenar en casa, pero veo que estás bien acompañada.

Franco está pálido. Pareciera que acaba de ver a un extraterrestre en el costoso traje sastre de mi padre.

—Es Franco Harp, futuro protagonista de la serie «Sueños en la ciudad», ¿qué tal?

—Oh, veo que es un jovencito muy talentoso. Me alegra saber que mi princesa se relaciona con hombres así.

Franco acepta de forma mecánica el apretón de mano de mi padre; él suele causar ese efecto, intimida.

»Mario Estrada, un gusto en conocerle, señor Harp.

—Igualmente…

—¿Y qué dicen? ¿Cenamos? —propone mi padre.

—Por supuesto, hoy sobran temas para celebrar —acepto—. Podemos ir por tus sobrinas, Franco, y cenamos en casa.

—Me encanta la idea —dice mi padre—. Llamaré al chofer.

—Es mucha molestia, en serio… —murmura Franco—. Ellas ya deben estar durmiendo y… ¿estás llamándoles?

Hago un guiño y explico:

—Valeria le entregó el número de celular a Brenda por si necesitábamos panelistas para el programa, le dijo que podía actuar de hija maltratada.

Franco se frota el rostro.

—Marianne, no sé, yo…

—Buenas noches, se comunica al número telefónico de Valeria y Valentina Harp, ¿en qué puedo ayudarle? —me responde una de las gemelas al otro lado de la línea. Deduzco que es Valeria.

—Buenas noches, señoritas. Soy Marianne Estrada y me gustaría saber si tienen espacio en su agenda para una cena improvisada en mi casa.

Las escucho contener las risitas de emoción. Creo que incluso están saltando.

Me hubiera gustado tener una hermana con quien compartir estas cosas.

—Un momento, señorita Estrada —me dice la otra gemela, ha cambiado un poquito el tono de voz—. Debemos revisar la agenda y le devolveremos la llamada en cinco minutos.

—Por supuesto. Estaré esperando. Buenas noches.

—Buenas noches.

Cuelgo. Mi padre cruza los brazos y enarca una ceja. Franco parece a punto de desmayarse.

—Están revisando su agenda —explico.

Franco pone los ojos en blanco.

—¿Cuál agenda? ¿Su agenda escolar?

—Tenles paciencia —rio—. Están en la adolescencia, es normal que sean complicadas.

—Yo tenía paciencia, pero conviví con ellas un día y me agoté la paciencia de mis siguientes seis vidas.

Mi padre ríe. Franco vuelve a palidecer y suelta un brinquito cuando mi celular recibe una llamada.

—Buenas noches —saludo.

—Tenemos un espacio en la agenda —informa una gemela con tono profesional—. ¿En cuánto tiempo pasarán por nosotras?

—Media hora.

—¡Media hora! —chilla y envía al demonio su tono—. ¡Es poquísimo tiempo! ¡No podré maquillarme!

—¿Cuál maquillaje? —espeta Franco que también ha escuchado su grito—. ¡Son niñas!

—Esperaremos afuera a que estén listas —aviso a la histérica Valeria que, me parece, ha comenzado a sacar ropa de su armario—. Nos vemos.

Ni se despide, sino que cuelga.

»Bueno, ya escucharon, caballeros —sonrío—. Vamos. Ordenaré la cena en el camino.

Mi padre toma mi brazo y me lleva con delicadeza por el camino hacia la salida. Franco se ocupa de llevar mis cosas y se rezaga unos pasos. Intento buscar su mirada cuando miro sobre el hombro, pero va cabizbajo. Tal vez se ha decepcionado por la interrupción de nuestro momento, pero… no hay prisa. Si algo he aprendido, es que ir despacio es mejor.

Él quería tanto como yo ese beso y quizá hasta algo más. No me queda duda.

*

—¡Este sitio es hermoso! —exclama Valeria cuando atravesamos la puerta de cristal tallado de mi hogar—. ¡Es como una casa de princesa!

—Mi hija es una princesa —señala mi padre—. Ya deben estar sirviendo la comida.

—No tenías que llamar a tu empleada doméstica, papá. Podía hacerlo sola.

—Lo sé, pero tienes visitas importantes —añade él y dirige una sonrisa aprobatoria a Franco—. Cuéntame, Franco, ¿cómo se conocieron? Has estado muy callado.

Por no decir mudo. No habló ni cuando esperábamos por sus sobrinas en la camioneta.

—Es una larga historia —musita él.

Mi papá enarca ambas cejas. No quiero que se quede con una mala impresión de Franco, así que decido encargarme de contar la anécdota del armario y el reloj.



#8626 en Otros
#1261 en Humor
#14488 en Novela romántica
#2729 en Chick lit

En el texto hay: famosa, actor, relacion falsa

Editado: 29.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.