Olvidándome de los problemas le hice caso a Laia, primero corrimos sin parar, después olfateé todas las clases de hiervas y plantas que se entrecruzaban a mi paso. Me relacioné con nuevos olores y con nuevas cosas, todo eso fue una aventura nueva para mí.
Cuando me quise dar cuenta, la luna se estaba escondiendo y me empezó a doler la cabeza.
—Winda, tenemos que volver al castillo, ya es demasiado tarde, y si te transformas aquí en humana tardarías mucho en llegar al castillo —me dijo mi loba interior.
A pesar de las prisas que tenía mi loba interior no podía irme a casa sin darme un chapuzón en el rio, por lo que primero metí mis patas delanteras y probé el agua. Al sentir que con todo ese pelo no traspasaba el frío del agua salté de golpe sin ninguna clase de miedo, que por cierto un poco más y me ahogo, ya que en este estado de loba no sabía nadar; y tuve que comenzar a mover mis patas delanteras muy rápido. Cuando salí del agua y recuperé la respiración, Laia y yo corrimos hasta casi llegar al castillo, pero tuve que esperar hasta que la luna se escondió y empezó a aparecer el sol. Yo no sentía ningún cambio en mi cuerpo, y antes de que me empezara a agobiar Laia me dijo:
—Ni se te ocurra seguir por donde vas, solo piensa en ser de nuevo humana.
Y... así lo hice, mi cuerpo comenzó a doler de nuevo. Los huesos se partían otra vez, y cuando me quise dar cuenta estaba desnuda en el suelo echa un ovillo. Menos mal que recuperé mi forma de humana, estaba tan contenta que no me lo creía, así es que toqué mi cuerpo para ver si estaba bien.
—¡Cochina! Tápate, vienen tus padres —reclamó Laia. Y fue verdad, de nuevo reconocí el olor tan especial que tienen los vampiros.
Me puse muy nerviosa, desde lo lejos los vi volar hasta que llegaron casi a mi lado. Me tapé como pude con las manos porque mi pelaje blanco y negro ya había desaparecido, y me quedé desnuda por completo.
—¡Maldición! ¿Está desnuda? —escuché bufar a mi padre desde lo lejos, mientras se quitaba la capa, y se daba la vuelta para no verme así.
Elizabeth, la tomó y me la trajo con precaución, cuando vio que estaba en mi sano juicio, me cubrió con ella, y una vez que ya no se me veía nada, Valerius se acercó a mí, me dio un beso en la frente y me cogió entres sus brazos, para poder regresar al castillo.
Cuando llegamos, me dejó despacio en el suelo, y yo traté de explicarle lo que sentí en el momento que me transformé.
—Papá... yo no quería...
Antes de que terminase la frase me miró a los ojos, y me dijo:
—No te preocupes, sé que se trata de tu bestia interior.
—¡Qué no! —me quejé rabiosa—. Yo solo os quería enseñar mi nuevo aspecto, solo quería que vierais el color de mi pelaje, y jamás os hubiese atacado —aseguré de sopetón y con los brazos cruzados sobre mi pecho, antes de que ellos comenzasen a hablar.
Sus caras cambiaron de color, se pusieron aún más pálidas, creo que no se esperaban que la noche anterior fuese consciente de lo que hacía. Para ellos quizás fuesen amenazas, pero yo solo trataba de enseñarles mi nuevo aspecto, estaba muy orgullosa de mí misma.
Antes de darme cuenta, ellos se pusieron cada uno a un lado y me rodearon entre sus brazos, para darme millones de besos y pedirme disculpas por haber desconfiado de mí. Cuando terminaron de quererme, y solucionamos nuestros problemas entre las dos razas, Elizabeth me trajo algo para comer.
Estaba muerta de hambre, esa mañana me comí todo lo que pude, parecía que mi estómago estaba vacío, comí tanto que mi tripa se infló como un globo. Cuando terminé, mi madre recogió las sobras de la comida, y me acompañó hasta mi alcoba para dejarme dormir hasta el día siguiente.
A pesar de todo lo que viví la noche anterior no podía dejar de pensar en lo que había podido vivir. Esa transformación me trajo una libertad que nunca antes había experimentado. A raíz de esto, me di cuenta de que quería ayudar a otros a encontrar su libertad. Solo deseaba mostrarle al mundo entero mi nuevo cambio, y también deseaba darles a entender que puedo llegar más lejos de lo que ellos creen por qué sé que después de este cambio puedo lograr cualquier cosa si me lo propongo. A través de la terapia y el aprendizaje transformacional que me han brindado mis nuevos padres, quiero comenzar una nueva vida, una vida plena y feliz en la que me pueda sentir valiosa y libre para ser realmente yo misma.
Aunque desde anoche tampoco dejo de pensar que tengo que aprender a vivir con mi doble naturaleza, y para ello a controlarla de manera efectiva. Ahora me doy cuenta de que las prótesis en mis colmillos deberían seguir siendo un detalle más de mi apariencia mientras que tenga que vivir entre los vampiros, esos colmillos falsos no definen quién soy en realidad.
Soy una mujer loba y estoy feliz por ello, sí, pero también soy una vampira con sentimientos y emociones. Y gracias a Valerius, he aprendido a aceptarme tal como soy, y a no temer mi propia naturaleza, aunque si quiero seguir con ello tengo que fingir que sigo siendo su hija.
Pero no me daré por vencida, y seguiré viviendo con ellos. Ellos son la única familia que he tenido de verdad poco a poco fui aprendiendo a controlar mis emociones, a moverme con soltura delante de cualquier vampiro para que no se diesen cuenta de que en realidad soy una loba.
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Editado: 19.06.2024