Viernes, 4 de Febrero.
—¿Hoy vamos a ir a las apuestas?—
pregunta entusiasmado West, sus ojos verdes tienen esa chispa que tanto lo caracteriza. Pasa una mano por su cabello castaño en un fallido intento de peinarlo.
Lo pienso por unos segundos, las apuesta son la única adrenalina que tiene mi vida y eso que solo es un club muy grande que prácticamente es una pista de carreras con unas cuantas mesas de casino y un bar, todo al aire libre. Todos los estudiantes de las únicas dos secundarias de Richmond West van todos los fines de semana pero la verdadera acción son los viernes, donde todos los desesperados alumnos corren por algo de libertad después de una sofocante semana de instituto ; y casualmente es el único lugar con muchedumbre al que mis padres me dejan asistir, ¿la razón? son amigos del dueño.
Barry, el dueño de "The Bets" y mejor amigo de mi padre, manda a los guardias de seguridad a que estén al pendiente de mi por cualquier cosas que pueda pasar, así que técnicamente no puedo hacer nada sin que mis padres se enteren.
O al menos eso es lo que ellos creen.
—Claro que sí.—digo antes de tomar un trago de mi té de limón—sabes que no me lo perdería, el es único momento de libertad—hago el gestos de las comillas con mis manos al decir esa ultima palabra—que tengo.
El resto del día transcurre con normalidad hasta ahora y ya solo queda una última clase, deporte. Tengo que ser sincera, en general soy mala en los deportes, pero mi resistencia es muy buena por esa razón el único deporte que se me da bien es el tenis pero claramente eso no es algo que se vea en el instituto.
Me dirijo junto con Brooke, mi mejor amiga desde que entré al instituto, a los vestidores para cambiarnos.
—Creo que iré a las apuestas con Cooper— dice cuando ya nos encontramos en los vestidores.Volteo a verla incrédula, los ojos verdes de Brooke están mas brillantes que de costumbre, normalmente tienen un brillo natural pero ahora tienen una chispa diferente, pasa una mano por su cabello castaño y suelta un chillido de emoción.
Brooke ha estado enamorada de Cooper desde sexto grado, ellos siempre han tenido una relación un poco rara, es más que obvio que siempre se han gustado pero ninguno de los dos se ha atrevido a decírselo al otro, pero últimamente han pasado más tiempo juntos , creo que a fin darán el primer paso.
—No lo puedo creer—lo digo tan emocionada como ella—después de tantos años, al fin— estiro los brazos hacia arriba en forma de "gracias al cielo".
—Lo sé— tiene una gran sonrisa en su rostro que le es imposible ocultar, y la verdad ahora yo también.
Nos ponemos los shorts y la camiseta de deporte, tomo la liga que tengo en mi muñeca y me recojo mi oscuro cabello en una coleta alta, en cambio Brooke deja su cabello suelto y solo se pone una diadema para evitar mechones molestos en su cara.
Guardo todo en mi casillero y espero a que mi querida amiga se termine de echar un último vistazo en el espejo.
—Lista—anuncia finalmente, me doy media vuelta y salimos juntas al gimnasio.
En cuanto llegamos suena el timbre indicando el inicio de la clase, ya casi todos están solo faltas unas cuantas personas que comienzan a llegar después de cinco minutos.
Después de llevar casi veinte minutos corriendo la gran mayoría ya está tendida en el suelo, aunque la profesora Fisher les advirtió que la clase era evaluada y que los reprobaría por no terminar de correr, pero a estas alturas ya a nadie le importa.
El silbato nos indica que ya hemos llegado a los veinticinco minutos y los pocos que aun seguíamos corriendo nos detenemos para poder retomar el aliento. Me tumbo en el suelo y cierro los ojos para tratar de normalizar mi respiración, escucho como la profesora regaña a los estudiantes que no terminaron de correr pero estos ni siquiera se esfuerzan en responder.
—Mackenzie Maxwell— oigo que alguien a mi lado dice mi nombre. Abro lentamente los ojos y me encuentro con Jayden Brown sentado a mi lado con esa sonrisa coqueta que tanto lo caracteriza.
—Jayden—me limito a responder.
Me tomo un momento para detallarlo, su cabello castaño esta mojado gracias al sudor por lo que se ve más oscuro de lo normal, sus ojos verdes resaltan aún más por su piel bronceada,los cuales me miran atentos ,como si estuvieran haciendo lo mismo que yo hago con él, su perfilada nariz hace juego con ellos al igual que sus rosados labios cuyas comisuras se elevan en una pequeña sonrisa. Debo admitir que es muy apuesto sin mencionar lo bueno que está, aparto la mirada de su cara y la centro en sus brazos descubiertos que están increíblemente trabajados sin ser excesivo, están muy bien marcados y ya me imagino como estará su abdomen.
Definitivamente Olivia Morrison tiene mucha suerte.
Pero a pesar de todo sus pros jamás podría salir con un chico como Jayden, sí físicamente me atrae pero hasta ahí, a pesar de ser un chico muy carismático y divertido no hay nada en su personalidad que me atraiga como algo más que como un buen amigo, y eso es precisamente lo que es, un buen amigo, no pasamos mucho tiempo juntos ni somos muy íntimos pero de vez en cuando nos gusta intercambiar opiniones sobre alguna serie o simplemente burlarnos de las cosas estúpidas que hacíamos de pequeños.
—Sobrenatural: la niebla— hablo finalmente, sus ojos se iluminan y yo no puedo evitar sonreír
—¿La viste?— puedo notar la emoción en su voz, asiento mientras me levanto para sentarme.
—La amé— admito— pero el final me dejó traumada— rio.
Las películas viejas de terror siempre han sido mi pasión, me divierto mucho viéndolas y amo ver esos efectos malos en ellas que para esa época eran lo mejor de lo mejor.
— Lo sé, yo quedé igual la primera vez que la vi— me dedico a mirar a las gradas donde están todos, veo como Alice habla con la profesora y después se marcha del gimnasio. Vuelvo a mirar a Jay.