Pareja de vagabundos
Una deuda casi no pagada, unos dueños que casi nos echaban.
Mentira, si nos echaron y también pagó.
Con mochilas y todo, cordiales eso sí, pero no por ello dejaba de ser una expulsión de su local. Incluso la mirada de Jarek nos gritaba que no volviéramos.
No pensaba hacerlo la verdad.
Además, estar sentada en plenas gradas del local no era tan malo. Sonaba raro, pero estar con el intento de famoso era agradable y algo cálido. Además...de algún modo las situaciones eran divertidas.
-Por suerte mi número era falso.
-Al igual que los sentimientos de ella.
Reí cuando su cara se distorsionó, pero la risa murió cuando empecé a toser.
-¿Lady?
-Estoy bien, solo creo que el frío ya está haciendo efecto. Como puedes notar, no estaba preparada para venir a New York, ni siquiera hablo inglés fluido.
Reí levemente avergonzada mientras le observé apretar los labios y levantarse para volver a entrar al lugar del que nos habían corrido.
-¿Intento de famoso? ¿Qué haces? ¡Hey! ¡Espera!
Toco levantarse y seguirlo, me quedé a su lado cuando Jarek nos detuvo en la puerta con ceja enmarcada.
-¿Qué crees que haces muchacho?-preguntó-Mi mirada era una clara advertencia de que no volvieran.
Sonreí de lado orgullosa de mí misma. Había acertado con eso de la mirada.
-Lo sé, pero te ofrezco un trato.
-¿Cuál?
-Puedo lavar los platos, ser mesero o ayudar en la cocina.
-¿A cambio de qué?
-Quiero que nos dejes quedarnos hasta mañana con ustedes. No tenemos más dinero, a ella le robaron y yo...bueno ya sabes que paso con lo que tenía a la mano.
Nos miró, negó y suspiró.
-No puedo creer que las parejas extranjeras ahora vengan como vagabundos.
-¡Nos somos vagabundos!-gritamos ofendidos los dos.
-¡Y tampoco una pareja!-agregué al grito.
Oliver me volteó a ver con una ceja enmarcada y me encogí de hombros. Aclarar la situación sentimental también era importante. ¿Quién sabe si por ahí había un supermillonario que se enamorara de mí?
Sí, soñar no cuesta nada señores. Y estábamos en New York, claramente no me caería un famoso del cielo envuelto en papel de regalo, pero alguno debía pasar...al menos uno.
No, Oliver no contaba como uno.
-En New York ¿Tienen trabajo? ¿Casa?-negamos y soltó un bufido-Esa es la definición de vagabundos. Personas sin trabajo y sin casa. Además...están yendo de un lugar a otro.
-¡Pero es porque estamos perdidos!-se quejó Oliver.
-Repito, vagabundos.
Hice una mueca.
-Sin ofender señor Jarek-le dije-pero prefiero el término de “extranjero idiota, robado y perdido”. Al ser una realidad no podemos ofendernos.
Su boca se curvó en una sonrisa ladeada divertida.
-Me agrada esta chica. Es como la nieve, fresca y engañosa.
-Eso para nada me halaga.
Rio.
-No buscaba halagarte, solo quería ser sincero. Al igual que tú-señaló a Oliver-eres como las nubes. No sabes que esperar de ellas, pueden llover o pueden solo proteger de la sombra. Sin duda son una pareja de muy rara combinación.
-No somos pareja-repetimos los dos.
-Como digan. Ahora pareja, síganme a la cocina.
Ya ni nos molestamos en corregirlo.
Ahora que lo pienso, no es cuerdo aceptar extraños en tu casa peor en tu local, pero agradezco que ese día necesitaran ayuda y que yo tuviera manos para colaborar.
Al final entre platos, espuma y ropa de meseros, nos vimos envueltos Oliver y yo.
Bueno, estar de lavaplatos era mejor que ser una pareja de vagabundos y morir de frío.
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Editado: 25.12.2021