Capítulo trece.
Hunter me pidió que fuera con él a esa pequeña habitación cubículo una vez finalizada la fiesta, para recibir nuestro pago por orden de esa mujer bonita llamada Molly, la rubia elegante. El dinero tan esperado era lo único bueno que me ocurriría ésta noche y con lo que escaparía de ese horrible castillo para no regresar nunca más a uno igual.
No sabía qué pudiera ser peor: la aparición de Noa justo cuando ya había superado su ausencia, o Derian y su mala versión más patente que nunca. Me daba miedo pensar cómo resultaría todo esto, pero si seguía en el medio, sufriría las consecuencias de ésta "furia de titanes" tal vez peor de lo que me podía imaginar.
Entonces, luego de ir al baño y enmendar todo el desastre que era de mi aspecto para esa hora, acompañé a Hunter con el ánimo en el suelo, el corazón agrietado a punto de quebrarse, y el llanto quemándome los ojos. Así que mi semblante casi hablaba sin necesidad de palabras. Gracias al cielo, Hunter nunca preguntó, supongo que estaba demasiado contento como para percatarse de eso.
Cuando entramos a dicha oficina, suspiré hallando a quien tanto rogué no estuviera presente. Allá junto a una ventana y bebiendo de un vaso sólido, corto y de base pesada, con un aire distraído que yo bien conocía como "discretamente evaluativo", estaba Noa. Antes de que pudiéramos avanzar un poco más, a nuestra vista apareció casi de repente Molly, con su ancha sonrisa y libre del antifaz, descubriendo su verdadera edad en las disimuladas arrugas de su rostro.
─No puedo dejar de adular su trabajo, lo siento ─exclamó con alegría mientras recordaba cada detalle de la presentación, y aunque no lo veía, sentía el ego de Hunter hincharse hasta el cielo.
Yo sólo veía a Noa.
─Bien ─dijo Molly dirigiéndose a una mesa corta de madera lustrosa que había en el centro de la oficina─, aquí está su cometido.
Volvió con un pequeño baúl en las manos, muy sencillo pero elegante. Lo abrió frente a nuestros ojos descubriendo varios fajos de billetes bien ordenados dentro del cofre. Parecía casi una broma que todo ese dinero fuera nada más gracias a un espectáculo de baile y una recepción privada. En realidad, era gracias a que yo caí en la trampa para reencontrarme con Noa en una fiesta de cumpleaños indirectamente dedicada a mí.
─Podemos contarlos ahora si lo prefiere ─dijo Molly cortésmente.
─No, no, está bien ─replicó Hunter extendiendo las manos hacia el cofre con brillos en los ojos─. Demás está decir que confío en ustedes.
Yo permanecía callada; Jonah allá a espaldas de Molly en nuestro frente izquierdo, mirándome eventualmente a la vez que bebía sorbos cortos de su vaso. Moví la vista hacia la botella de Jack Daniel's que reposaba sobre la mesa, casi a la mitad; luego volví los ojos a él, a su mirada escrutándome.
─Sería un placer volver a gozar de su talento ─siguió Molly con sus irritantes halagos. Y mientras habló, Jonah se acercó a nosotros tras ella, puso una mano en su espalda muy ligeramente para que se hiciera a un lado, y ella dio un brinco en lo que sintió su presencia─ Oh, lo siento ─se disculpó estúpidamente, y dio un paso lateral.
Jonah miró directamente a Hunter y le extendió la mano libre en una sonrisa sin mostrar los dientes, diplomática pero sincera.
─Ha sido un verdadero placer ─afirmó, mientras Hunter le estrechaba la mano y ambos se dieron un apretón con sacudida.
─El privilegio fue mío ─declaró Hunter, y era la primera vez que lo escuchaba hablar casi refinadamente.
Una vez que se soltó de Hunter, Jonah desvió los ojos hacia mí guardando la mano en el bolsillo y la otra le entregó el vaso a Molly.
Ella hizo un par de gestos dubitativos y entonces dijo con la misma amabilidad:
─Los dirigiré a la entrada.
Hunter aceptó enseguida inclinando la cabeza y dándose vuelta. Molly pasó adelante, mi jefe le siguió, y yo me dispuse a ir tras él luego de romper contacto con el azul oscurecido de los ojos de Jonah. Pero él no me dejó ir. Con una mano me tomó suavemente del brazo (y si digo que fue suave se debe a que tal vez yo me dejé tomar por él casi al instante que sentí su toque contra mi piel), di un giro sobre mi talón izquierdo mientras él llevó esa mano a mi espalda baja y la otra al costado de mi cuello; y adquiriendo toda posesión sobre mí acercó su boca a la mía, sus labios atraparon mi labio inferior suavemente, y por segundos nos conectamos en un beso tan plácido, tan sedante, que sentí me desmayaría.
Al momento que soltó su aliento por la nariz contra mi cara y nos separamos, intenté despertar de un fuerte letargo de fascinación. De inmediato lo primero que pude pensar fue: "No sentirás con ningún otro lo que sientes conmigo...". Ay, Derian, cuán lejos estás de la realidad.
Noa examinó mi rostro por muy cortos segundos, y entonces musitó:
─¿También huirás de esto, Mae? ─sin deshacer el abrazo.
Yo levanté la mirada por fin, pero sólo para contemplar una vez más, tan sólo por última vez o por mucho tiempo, lo que mi corazón siempre amaría así se lo negara mil veces; eso que nunca había encontrado en Derian; eso que atesoré durante cada etapa de mi vida, desde el colegio y el desayuno en las gradas del campo, desde nuestra vida como hermanos y aún ahora, años después, me hacía sentir lo mismo. Eso, sólo me lo podía dar Jonah.
No respondí. Dejando caer los brazos, él lo hizo igual, y al mismo tiempo nos separamos: yo retrocediendo y él de pie en su lugar. Casi de inmediato di media vuelta hacia la puerta encontrando con que Hunter y Molly habían sido espectadores de tan comprometedora escena y un par de sonrisas se dibujaban en sus rostros, pero ni siquiera eso me inmutó. Ni siquiera cuando me posicioné junto a Hunter y tomando camino hacia la salida me dijo al oído:
─Veo que te fue realmente bien. ─Y espetó una risita.
Editado: 07.09.2021