¿Contará como inmadurez no abordar temas delicados o problemáticos para evitar un conflicto mayor? Lo digo porque mi papá y yo no hemos llegado a un acuerdo pacífico después de lo sucedido, hemos ignorado nuestra discusión a toda costa. Por un lado porque no queremos estresar a mamá, le afecta mucho vernos en confortamientos cada vez que nuestras miradas se encuentran y sin Darlene cerca, le cuesta bastante encontrar calma. Por el otro, el dolor de cabeza que nos provoca la gritadera es abismal. Dudo que sea bueno tener un dolor así diario, por eso decidimos en un acuerdo jamás escrito, dejar las cosas en paz por ahora.
Vincent me dijo que después de mucho esfuerzo, por fin el albergue volvió a abrir sus puertas y a laborar. Es debido a eso que ya tiene algunos días que no lo veo, pero lo entiendo, está ocupado cuidando animalitos. De cualquier forma, los mensajes de buenos días y apoyo moral en la distancia no faltan, son el pan de cada mañana.
Camino para llegar a la sala y perder un poco de tiempo en la televisión, cuando al pasar por la habitación de Darlene vi la puerta abierta. No me resistí y eché un pequeño vistazo adentro: la vi sentada en su escritorio, trabajaba en algo, pero lo que me desconcertó fue la música que escuchaba. No es para nada de su estilo, aunque parece que la disfruta mucho. Es música pesada, de esos géneros que las personas de la mayor edad describen como "ruido":
—¿Y a ti qué te dio por explorar un mundo musical alterno a lo que sueles oír?
—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —volteó a verme extrañada.
—No mucho.
—Con que juzgando, ¿no? —regresó a su trabajo.
—Para nada, solo me dio curiosidad saber el porqué de tu interés por la música pesada.
—Quería escuchar algo nuevo, es todo.
Yo no sé qué piensen ustedes, pero esto me suena a una clara influencia de Owen. Sé que a él le gusta escuchar un poco de todo, pero este género lo disfruta más que el resto (su apariencia "metálica" no es en vano). Darlene es más apegada a la música clásica debido a mi papá, por eso es obvio que este "interés" más que ser casual, es muy extraño. Me quedé callada al no saber qué más comentar; Owen me reveló su relación con Darlene tras haberlo descubierto, pero de ella no ha salido nada de información, ni una sola palabra al respecto. ¿Será correcto hablar de ellos dos como una pareja sin que ella se haya referido a eso directamente? ¿Me explico? ¿Le incomodará que hable del tema? Mejor hago como que no sé nada. Si se le ocurre decirme, perfecto.
—¿Qué haces?
—Arreglo un juguete. Para mi sorpresa estas manos salieron buenas para los circuitos y cables.
—Quien lo diría —me senté en su cama y eché un vistazo a su habitación en silencio.
—¿Qué te ocurre? —dijo al verme de reojo por leves segundos.
—¿A mí? Nada.
—Miénteme con más esfuerzo...
—Te juro que no me sucede nada.
—Te conozco, tienes algo en mente y quieres que indague al respecto para que encuentres alivio. ¿De qué se trata?
¡Tú y Owen! ¡Tú y Owen! ¡Tú y Owen!
—¿No puedo venir a visitarte solo porque sí?
—Vamos... no me hagas las cosas más difíciles. ¿Acaso ha pasado algo durante mis ausencias en la casa?
—No...
—¿No? He visto a todos muy extraños, incluso a mamá y para que ella esté así, es porque algo importante sucede.
—Han habido algunos disturbios... ya sabes, no me entiendo con papá.
—¿Ya te cansaste de ser el clavo recto?
—Seré delgada, pero no es para tanto —reclamé ofendida.
—No lo digo por eso, —rio y bajó el volumen de la música— me refiero a tus sesiones de corrección. Desde que llegaste has pasado problemas para adaptarte y hasta ahora sigues teniendo conflictos con y por este modo de vida.
—Creo que eso nunca va a desaparecer.
Sonrió y se recargó en la silla para descansar las manos y los ojos un poco.
—Te has preguntado cosas como, ¿por qué me exigen más a mí que a los demás? O ¿por qué más corrección a mí y los demás viven como quieren?
—A veces... cuando siento que las disciplinas son una exageración.
—Bueno, eso es porque siempre se golpea al clavo más recto. La persona más recta es la más efectiva para el trabajo y aquellos que estén chuecos, no valen la pena. Insistir en esos que están torcidos solo va a dar como resultado un camino menos enderezado, por eso no se les golpea.
Mi cara tímida le dio a entender que estoy entendiendo un poco mal su metáfora.
—Cuando hablo de “Golpear”, hablo de “Corregir”.
—Ah, mira, por ahí hubieras empezado —sonreí aliviada.
—Si te corrigen más que a los demás y ves que los demás viven como quieren, es porque tú eres diferente y puedes alcanzar algo mayor.
—Lo sé, confío en mi potencial, pero a veces es muy difícil. Aceptar cosas que no parecen tener sentido es muy cansado y pesado.
—Nada que sea fácil vale la pena, todo lo que sí lo vale va a ser complicado.
—No lo dudo...
Qué cosas, salí aliviada de un problema que no sabía que tenía. Que tino tiene esta mujer.
—¿O sea que debo golpear a papá? —bromee.
—Si lo haces él te va a regresar la jugada, —dijo entre risas al volver a su trabajo— no es un hombre que se quede de brazos cruzados si lo retan.
—Eso me queda más que claro —lo que hizo me llevó a conocer un lado de él muy impactante.
—Espero que arreglen sus conflictos, a ninguno de los dos le ayuda estar mal.
Me sentí apapachada por su mensaje consejo, pero saber que me queda mucho por ver y trabajar con la relación de papá e hija me hace desanimarme un poco.
—¿Cómo haces para que tus palabras sean tan acertadas?
Levantó los hombros con modestia.
—Ojalá estuvieras en casa cuando algo malo pasa, ayudarías a mi mamá con la carga... a veces me cuesta mantener el control y la compostura enfrente de ella. Hablando de eso, ¿dónde te metes todo el día? —dije simpática al acomodarme mejor—. Antes no salías de casa para casi nada y ahora ya ni la pisas.
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comedia romantica juvenil, problemas de familia, enamorada del mejor amigo de la infancia
Editado: 30.05.2023