Prólogo

Jamás pensé que compartir la casa con un completo desconocido, alguien reservado, tímido, complicado y sobre todo... callado, fuera la mejor experiencia de mi vida. Tantas diferencias, pocas similitudes, un encuentro poco común y un bonito progreso de varios años es lo que me hace pensar así. Nunca he conocido a alguien igual, es especial y no lo digo por... eso, realmente es una persona única.  

Ahora mismo está en su habitación, en silencio, escuchando a aquella chica que tanto admira. Probablemente, aquellos ojos color esmeralda permanecen perdidos en el hermoso paisaje que deja ver su ventana y sus manos juegan con las melodías que llenan aquel espacio.  

Me gusta sentarme a fuera de su puerta, sin que se dé cuenta, aunque... no dudo que sepa que estoy ahí. Estoy segura de que ignora mi presencia o quizás, sólo finge hacerlo, nunca puedo adivinar qué es lo que piensa. De cualquier forma, me agrada ser su "vecina" y en vez de pedirle una taza de azúcar, prefiero un sabio consejo o un par de palmadas en la cabeza, pero sé que lo segundo no pasará. Él no haría algo como eso, a veces creo que no le simpatizo, me confunde demasiado.  

Tal vez no fue una casualidad llegar a este lugar, pensar eso me hace feliz. Al principio creí que no debía estar aquí, pero ahora veo que estaba totalmente equivocada.  
Sé que no puedes leer esto, pero no me importa lo que digas o hagas, pase lo que pase, siempre voy a estar dispuesta a ser tu voz.