Una voz hermosa

15. El llamado del corazón

Dos semanas, el insomnio de Vincent lleva torturándolo desde hace dos semanas. Todos pensábamos que con unas siestas relajantes y horas extras de sueño su cuerpo se recuperaría, pero lo único que eso logró, fue empeorar la situación. 


No fue hasta cinco días después del celular, que todos notamos el evidente problema. No se le marcan mucho las ojeras, pero expresa muy bien las cosas con su rostro y ese día todos casi dimos un salto después de verlo. El pobre se veía enfermo, demacrado, sin ganas de nada. 


El primero en reaccionar fue James y tras una breve plática concluyó que se trataba de insomnio subagudo. Estaba indeciso si comprarle pastillas o no, saber los efectos secundarios que muchas causan no lo anima en absoluto. Son bastante preocupantes y peligrosas. 


Puedo tomar té de Valeriana, ayuda a tratar... —intentó continuar, pero sus manos se trabaron.


James entró en pánico, pero antes de que pudiera decir algo, mi hermana entró en la conversación. 


—Te conseguiremos ese té lo más pronto posible, Vincent. James, necesito que respires y olvides los pensamientos negativos que hay en tu mente. 


Lo entienden, ¿no? Las jornadas de trabajo fueron lo que desencadenaron todo esto y la culpa recae en James. En primera lo hace sentir mal ver a su hijo enfermo y cansado y saber que fue por su culpa empeora todo. 


Quedamos en que si no se veía una mejora con el famoso té, recurriríamos a medicamentos, elegidos después de una exhaustante revisión. 


Después de ese día, observé otros indicios de que el problema persistía. 


Estaba en mi habitación y parecía que había un remolino afuera. Me asomé y vi a Vincent yendo de un lado a otro, arriba y escaleras abajo. 


—¿Qué sucede? —pregunté cuando lo alcancé en la cocina. 
No encuentro el dinero que dejó mi padre. 
—¿Cuál dinero?
El de los faltantes de la semana. 
—Vincent... —fruncí el ceño confundida— hoy no debemos surtir. Es dentro de ocho días —señalé el calendario. 
Eso explica por qué la lista es muy corta —dijo después de permanecer pensativo.
—Ay no, ya empezó con problemas de confusión —pensé. 


Le dije que se relajara y lo llevé a sentarse a la sala. Siempre me dice que por más que quiere no puede dormir y cuando cree haberlo logrado, su cuerpo despierta de la nada. También mencionó un día haberse quedado despierto toda la madrugada, vueltas y vueltas en la cama y su mente no quería ceder. 


Entiendo la preocupación de James, pero a estas alturas, yo soy la que está más asustada, porque soy testigo de todas las consecuencias de este trastorno. Su horario está muy descontrolado y yo no tengo ni idea de qué hacer para poder ayudar. Podría solicitar consejos con los chicos, pero sé que si hablo de nuevo con ellos van a querer continuar con lo que dejamos y no tengo cabeza para eso ahora. 


Hoy bajé y vi a Vincent recostado en la mesa. Me produce tristeza verlo así, qué impotencia no poder dormir como quisieras. 


—Oye, ¿quieres comer algo? 


Movió la cabeza en negación. 


—Deberías irte a acostar, quizás ahora que es de día logres dormir un rato.
Ya estoy harto de estar en la cama. 


Muy bien, llegamos al fastidio. 


—¿No te sirve la música? 


Volvió a negar al acomodar sus brazos en la mesa y apoyar la cabeza. Suspiré y me senté a su lado. Realmente no sabía qué hacer, ¿cómo ayudas a alguien a dormir cuando su propia mente se lo impide? 


—Lamento no poder hacer algo más por ti. Supongo que de nuevo no puedo regresarte el favor... 


A pesar de que habían pasado varios días, mi consciencia no estaba tranquila con el incidente del celular, después de todo, el "cadáver" seguía escondido en mi habitación. 


Llegué a pensar que podría intentar con pocas esperanzas buscar a alguien que pudiera arreglarlo y si todo sale bien, podría intentar dejarlo en su habitación en un lugar estratégico para que pasara por perdido. El problema es que para eso tendría que ir a la ciudad y pasar un buen rato de local en local, pero lo último que quiero ahora es dejar a Vincent solo. Con el cansancio que tiene hay altas probabilidades de que se accidente en un momento de distracción y nadie en esta casa quiere que su situación empeore. 


La otra opción sería preguntarle a los chicos, pero por ahora prefiero mantener un poco de distancia con ellos. Al menos con Drake y Lucas. Es una lástima, el talento de Lucas sería útil en estos momentos, pero no, tenía que violar mi red... 


Suspiré y me di cuenta que la mano que acariciaba a Vincent estaba trabajando mecánicamente. Me detuve y la retiré con la intención de levantarme y seguir con mi tortura mental.


—Bendita mala suerte —musité. 


Sentí un tirón en mi muñeca. 


—¿Vincent? 


No se había incorporado, simplemente había movido su brazo para agarrarme. 


—¿Qué pasa? 


Me jaló con él de regreso y apoyó mi mano de nuevo en su cabeza. Me mostré confundida. 


—¿Te duele la cabeza? No sería raro. 


Negó y movió mi mano de izquierda a derecha. 


—¿Quieres que siga acariciando tu cabello? —pregunté sorprendida. 


Asintió. Estaba asombrada de que me estuviera pidiendo esto, pero supongo que lo relaja de alguna manera. 


—Está bien, si te ayuda a descansar lo haré. 


Volví a sentarme y continué. Se acomodó de nuevo y exhaló. 


Supongo que ahí estuve unos diez minutos, mi mente estaba desconectada del presente, pero mi mano seguía en movimiento. No fue hasta que volví en mi cuando percibí una respiración rítmica. Le presté atención... ¿se había quedado dormido? 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.