Unicorniocienta

Ratones habladores

Unicorniocienta y el Príncipe Andrés terminaron de bailar, ella lo miró fijamente hasta que observó en su cabeza una corona, "Acaso esto es una fiesta de disfraces o...." al reaccionar se separó de pronto de sus brazos. Él quedó confundido al verla reaccionar así.

—¿Eres el príncipe? —preguntó esta con los ojos abiertos y mirándolo de arriba a abajo.

—Sí. Ese mismo al que hace un rato le llamaste; "Andrés el que llega cada mes". —dijo este negando con la cabeza.

Ella no disimulaba su sorpresa. Estás en un baile lento con un extraño a solas y de repente te das cuenta que es el mismo Príncipe, claro, eso sería lo normal para una chica de alta postura, pero ella simplemente era una más de la aldea o pueblo. Alzando una ceja contestó.

—Claro, es lo primero que se le viene a una chica a la cabeza cuando un chico le dice "me llamo Andrés". —rodó los ojos tirando una pequeña carcajada.

Él le siguió lo que entendía era un juego aunque ella prácticamente se estaba burlando de él. Luego de unos largos ratos platicando sobre lo loco que sonaba el nombre Andrés, se oyeron las campanadas que avisaban la media noche. Ella se sobresaltó y de inmediato se disculpó para irse.

—Eh... Ya me tengo que ir, hablamos después. —se despidió casi corriendo pero él la jaló de un brazo.

—¿Cuando volveré a verte? —preguntó agarrando su brazo con delicadeza.

—Mi madrastra es una bruja y si vas a mi casa de seguro allá te tiene los papeles para que te cases con una de sus hijas. Y no tengo redes sociales ni celular, ¿eso responde a tu pregunta?

Dijo y sin medir más palabras salió corriendo del salón, con sus delicadas manos agarraba su vestido de cada lado alzandolo un poco para poder correr y llegar más rápido hacia la salida sin tropezar con el ruedo del vestido. Cuando iba bajando los escalones se tropezó y cayó boca abajo en el piso.

—¡Últimamente todos los escalones me odian! —dijo esta con un poco de sangre saliendo de su labio inferior roto.

Observó por encima de sus hombros como el Príncipe iba corriendo hacia ella muy preocupado al ver su caída, él habló algo a los guardias que ella no pudo escuchar

Asustada se paró y se quitó las zapatillas para caminar más rápido, cuando las tenía en manos observó como dos guardias se dirigían hacia ella corriendo así que se mandó a correr también, y entonces le lanzó una de las zapatillas a un guardia que la perseguía y le dio directo al estómago. Ella por ir de prisa dejó la zapatilla allí y se dirigió hacia el carruaje.

Sólo tenía en mente irse rápido de aquel lugar. Cuando la pequeña rata convertida en hombre se percató de que ella venía huyendo se montó rápido en el carruaje y ella se tiró de cabeza dejando ver a los guardias su panti con los chicos de One Direction en ellos, los hombres al ver esas enormes nalgas sobresalientes por debajo cayeron al suelo desmayados.

—Siempre funcionan. —dijo acomodándose en el asiento mientras la pequeña rata-hombre conducía el carruaje a todas nalgadas a los "caballos".

—Dímelo a mí que lo veo todos los días. —respondió el ratón más para él que para ella.

Ella pudo escuchar lo que él dijo así que asombrada lo miró de reojo por el pequeño espejo. Pero aún así no podia ignorar lo que había oído.

—¿En serio vez cuando me pongo mi colección de pantis y bracieres de famosos? —preguntó asombrada.

—Toodos los días, rara raza. Todos los días...

—¿Y cómo? Siempre guardo mi habitación con llave doble para que no entre otra vez la inútil de Pizzabella a tomarme vídeos para YouTube como la última vez. —dijo tratando de olvidar ese día tan horroroso.

El ratón-hombre río mientras iba a responder pero como iba distraído por ver un gato negro volteó el carruaje y ¡bum! Cayó en el mismo lodo que había caído Unicorniocienta la última vez.

Al salir Unicorniocienta vio su vestido... Estaba todo roto y feo, lo único que había quedado vivo sin mencionar el sucio, era su zapatilla que tenia un kilo de lodo dentro porque se le había caído de las manos en la caída pero así mismo lo agarró para llevárselo a su casa de recuerdo. Fue la primera y última vez que vio a un Príncipe así que ya que no estaba el carruaje por causa de que por arte de magia se desplomó, no habían animales convertidos, el bonito peinado ya se había desaparecido y de ello sólo quedó una gran bola de lodo, el vestido era una total mierda y sólo quedaba esa zapatilla llena de lodo. Así que quería recordar esa noche tan bella, ¿Y qué mejor que la zapatilla con la que piso al principe mientras le enseñaba a bailar reggaeton?

Cuando se paró miró a su izquierda y pudo ver al ratón con el que había hablado hace un momento tratando de pararse.



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En el texto hay: humor, cenicienta, romance amor

Editado: 21.03.2020

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