Derek observo a la señora desde la distancia, precisa para poder estar ahí acompañando y prudente para no llamar la atención de la señora, mucho menos la de aquella hermosa joven. Estaban arrodilladas ahí frente la tumba colocando las flores mientras sujetaban con una mano la cruz. El cuerpo de la mujer era frágil como cada vez que la veía o la encontraba por mera casualidad, aquí en el cementerio y su sollozo lo sentía en su cuerpo. Su cabello estaba cubierto por un velo negro que era mecido por la brisa, mientras que la joven lo tenía atado en una cola de caballo.
Mantuvo su posición con ellas dos, respetando su dolor, pero se preguntaba quién era esa joven. Nunca la había visto en todo este tiempo y debía admitir que era muy hermosa. Derek cada fin de semana se acercaba a la tumba de Margarita para limpiarla dejando siempre flores blancas, las cuales le gustaba mucho a Margarita. Ella siempre lo acompañaba hacer ese trabajo el fin de semana. Había visitado cada fin de semana la tumba que un día el encargado, del cementerio se le acercó para ofrecerle un trabajo para su cuidado. Mantener limpiar las tumbas, arreglar el césped. Todo eso. Se negó hacerlo. Su lugar de trabajo no era ahí, solo visitaba la tumba de una niña que fue muy importante para su vida. El lugar donde debía estar era en el colegio vigilando los muros, para evitar que cualquier otro estudiante cometiera el mismo error, que cometió.
Miro a la distancia al encargado del cementerio limpiando los caminos de la tierra y hojas caídas, más allá estaba otro preparando el sistema de riego, para el césped. Muchas familias casi no acuden a visitar las tumbas, solo aparecen en gran multitud el dos de noviembre el día de los muertos. Ahora que lo piensa mejor en el último tiempo había una mayor cantidad de entierros, por lo que le comentaron los encargados del cementerio. La mayor parte de ellos eran por accidentes de tránsito, otros por muerte natural y muy poco por problemas personales. Como suicidios o ajustes de cuentas.
Diez años habían pasado y pronto serian once desde su última fuga, que le costó la vida de Margarita, donde debido a su irresponsabilidad perdió a Margarita, al no poder salvarla. Siempre se decía si tan solo la hubiera ignorado ese día y haberse marchado solo o, quedarse con ella hasta el final del programa escolar, o aprovechar cualquier descuido de ella para escapar solo. Casi diez años se esfumaron desde el entierro de Margarita. Quinientos veinte días jueves, que se sentía culpable por ese día, pero mantenía su promesa que le hizo ese día.
Derek miro a Margarita flotando sobre la cabeza de su madre y de la joven que no sabía quién era. Margarita la mirada intrigada, con mucha curiosidad. Mientras ellas limpiaban la tumba. Derek seguía siendo un joven muy atractivo su cabello azabache brillante y los hoyuelos que se formaban en sus mejillas cuando sonreía que acompañados con sus ojos cafés oscuros se volvían amables siempre que se encontraban con su madre o algún conocido, pero era duros cuando se encontraba en el colegio y evitaba que los estudiantes se escaparan. Su madre le decía que cada año se ponía más galante y viniendo de ella era un halago, ella era la única que siempre lo miraba igual que siempre. Desde ese día Derek se volvió un poco más alto, tenía hombros anchos, y unos brazos musculosos, debido a sus largos días de entrenamiento en las tardes en el parque cerca del colegio.
Después del accidente, se graduó del colegio ingreso a un centro de formación para guardias de seguridad, estudio medicina en emergencias, con la cruz roja ya que se metió como voluntario con ellos durante un tiempo y también obtuvo su licencia de piloto para pilotear helicópteros, pero no pudo llevar a su madre a dar un paseo por el cielo. Por mucho que intento marcharse de la ciudad y ni de aquel colegio, ni siquiera su amor por su ex novia Estefanía, que le pidió irse con ella a otro lugar. Nada lo pudo alejar de ahí y su promesa a su pequeño ángel.
Esta ciudad se había convertido en su mundo, casas de ladrillo o bloque cubiertas de concreto, con árboles en cada avenida, los vientos friós de la mañana provenientes del páramo y las tardes calurosas. Vivía en una pequeña casa en una colina arriba del parque, cerca del colegio, para ocuparse de sus obligaciones ahí. Como cortar el césped, juntar la basura, dar mantenimiento al colegio en la época de vacaciones pintando, los muros o reparando los vidrios rotos que los estudiantes rompen por accidente al jugar.
Tenía veintisiete años, de los cuales paso su vida, cuidando ese colegio, evitando que los estudiantes irresponsables se escaparan de clases y ocurriera la tragedia por la que había pasado manteniendo la promesa con Margarita que lo ayudaba a controlar la situación, ella vigilaba los puntos ciegos del colegio y le informaba a Derek que salía corriendo a detenerlos y los enviaba de regreso. Su sueño de ser oficial de la fuerza aérea termino. Ese día como cada día que la señora venia o cuando él venía y encontraba a otra familia llorando en la tumba de su ser querido a él le dolía. La mujer junto a la joven, dejo de limpiar la tumba una vez dejada impecable se levantó con ayuda de la joven, pero sus piernas le temblaron lo que hizo que ella la sujetara con algo de fuerza. Y Margarita intento apoyarla, pero sabía que no podía ayudarla.
Era momento de salir de su escondite y ayudarla, pero no pudo dar ese paso adelante la mujer de al frente era la madre de Margarita como mirarla a los ojos después de lo ocurrido. Mantuvo su posición, todavía no tenía el valor para enfrentarse cara a cara a la mamá de Margarita. Observo como la joven se la llevo del cementerio y él se acercó a la tumba, mirando como la habían adornado con margaritas blancas, colocando también su rosa blanca.
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Editado: 30.01.2024