Otro día más se añadía a la vida de Derek, donde decía que había cumplido bien su trabajo al evitar que dos estudiantes de segundo de bachillerato se escaparan del colegio. Margarita se lo comento y él salió corriendo hasta el muro, donde los detuvo antes de que pudieran saltar al otro lado. Esto solo hacía que los estudiantes lo miraran con enojo, pero poco le importaba el enojo u odio de mocosos que no saben de las consecuencias que les puede traer salirse del colegio. Los días con clases normales era tranquilos, todos los estudiantes salían a la hora de salida, de vez en cuando, algunos padres de familia venían a retirar a sus hijos para realizar un viaje o tenían algún asunto. Sin embargo, eso no evitaba que algún estudiante rebelde intente fugarse del colegio durante el recreo. Los días con programas establecidos con campeonatos internos, programas navideños o cualquier otra actividad por la cual se suspendieran las clases, pero debía quedarse hasta el final era más duro. Muchos intentaban fugarse, pero él siempre estaba ahí para evitarlo.
Hoy era uno de esos días. De hecho, fue un día sorpresa, algo no planificado por así decirlo. Dos comediantes un hombre alto moreno con la cabeza rapada y una mujer más pequeña que el hombre, tenía el cabello divido en dos colas de caballo. Llegaron hacer algo de humor. Derek les permitió el ingreso después de informarle al rector que led dio permiso y por el parlante comunicaron a todos los estudiantes salir y reunirse en el coliseo. Estudiantes y maestros salieron y aquellos dos se presentaron como miembros de un circo que habían llegado a la ciudad y empezaron a contar chistes sacando risas a todos.
—Son muy divertidos —dijo Margarita —creo que asistiré a ese circo. Vienes conmigo.
—Lo pensare. —respondió Derek.
El hombre moreno empezó otro dialogo diciendo —Sabes Carla. Nosotros los hombres somos lo mejor.
—¿Por qué dices eso? —pregunto su compañera.
—Porque somos como escoba —respondió.
—¿Cómo escoba?
—Si. Porque barremos con tanta mujer se nos cruce en el camino —respondió el hombre y todos los estudiantes varones aplaudieron y rieron con júbilo.
Su compañera se le acercó y le dijo —¿Sabes en qué más se parecen los hombres a la escoba? —pregunto.
—¿En qué?
—En cuando se les rompe el palo. No sirven para nada —respondió la mujer.
Las señoritas estudiantes y maestras rieron con más ganas y todos los varones rechinaron protestando. Derek se mantuvo una expresión entre risa y amargura por el comentario de la chica, en eso miro como cuatro estudiantes se escapaban sigilosamente del coliseo. Los siguió detrás, mirándolos ingresar al edificio de los cursos superiores se mantuvo oculto detrás de la columna cuando los miro salir cargando sus mochilas dialogando en grupo confirmando lo que iba hacer se movieron hasta detrás del edificio, donde miraron el muro.
—Muy hagámoslo —dijo el primer estudiante.
—Por una vez no pasa nada —dijo el segundo estudiante.
—Si hagámoslo —dijeron los dos restantes.
Todos retrocedieron unos pasos atrás corriendo saltaron sujetándose del muro. Derek al ver esto salió de su escondite —van alguna parte —dijo con la voz gruesa para denotar autoridad. —ni se les ocurra. Bájense.
Los cuatro estudiantes se quedaron ahí hasta que uno de ellos hablo —tú no eres nadie para decirnos que hacer. Solo eres un conserje y recuerda que son nuestros padres los que pagan tu salario.
—Me importa un comino lo que digan. O quien pague mi sueldo. Ahora bájense de ahí —respondió Derek.
—Parece que necesitas algo de ayuda —dijo Margarita llegando. Él la miro como se acercaba a ellos colocándose detrás y soplo detrás de sus nucas. Ellos temblaron.
—¡Ah… que frio! —dijeron ellos.
Derek conocía esa sensación. Margarita lo hacía de vez en cuando con él y sin importar el calor que estuviera haciendo esa sensación era un congelador, en todo su cuerpo.
—¿Qué fue eso? Sentí que alguien me soplo detrás de la nuca —dijo el primer estudiante.
—Sí, yo también —dijo el tercer estudiante.
—No lo repetiré por cuarta vez bájense —dijo Derek haciendo más gruesa su voz mirándolos con ferocidad.
Aquellos estudiantes se bajaron mirándolo con enojo —lo lamentaras —dijo el primer estudiante con sus ojos brillantes de rabia al ver que sus planes se habían arruinado.
Derek permaneció ahí hasta que volvieron a dirigirse al coliseo, para seguir mirando la presentación de aquellos dos visitantes. Todos estaban que se reían a carcajadas, hasta que se terminó los estudiantes volvieron a clases para la ultima hora. Todo iba bien hasta el final de la jornada, Derek ya empezaba a limpiar el colegio recogiendo los trozos de basura regados, cuando el rector se acercó y no tenía una expresión nada amigable.
—Derek —dijo con autoridad.
—Rector. Buenas tardes. ¿Qué se le ofrece? —respondió Derek.
El rector centro su mirada en sus ojos. Derek sabía lo que hacía —respóndeme con la verdad Derek. Agrediste a unos estudiantes, por ensuciar el piso del baño.
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Editado: 30.01.2024