Arduos encuentros tuvieron las jóvenes almas con sus profesores durante la semana, donde acababan en el suelo agotados física y emocionalmente al final de cada entrenamiento. Cada uno era especial en un área, otros no tanto, pero hacían lo posible para dar el mayor de sus esfuerzos y cumplir con las expectativas de sus padres. El castigo de los príncipes de ese día acabó siendo el doble de trabajo debido a sus quejas y los muchos intentos de escape de aquel lugar.
—Esto es aburrido, ¿No podríamos hacer algo con más acción? — Se quejó Yue a la vez que sacudía su cabello vino tinto con fastidio.
—No hasta que dominen parte de la meditación. — Regañó el hombre a la menor de los descendientes, sin embargo ésta seguía protestando ante la tarea de Astro.
Astro les decía a los chicos que la meditación es el puente que conectaba a las personas con su espíritu de una forma pacífica y tranquila. En este caso los conectaba con sus poderes más profundos. El problema de los príncipes era la falta de concentración.
— ¡Ustedes pueden! — Alentó el hombre de corbata.
Últimamente ambos profesores les exigían más para el poco tiempo que tenían entrenando, los chicos llegaron a la conclusión de que simplemente no les tenían paciencia o algo malo se aproximaba; la primera era mucho más creíble.
Lúa se percató de la falta de concentración de su hermana menor debido a que jugaba con Iri a las palmadas, la chica de cabellos azules se levantó con su expresión neutra y arrastró a Yue lejos de la poseedora del fuego. Ambas se acomodaron en el suelo en posición de indio quedando espalda con espalda. Las hermanas Moon eran un poco extrañas, opuestas en muchos aspectos, pero aun así se complementaban de una forma impresionante.
En cambio Elián y Elena eran un par peculiar, no podían verse o estar cerca uno del otro pues discutían por muchas cosas, hasta por las más insignificantes.
—Elena... Elena...— Susurró Elián a su hermana que trataba de concentrarse en la meditación ya que sentía que daba frutos. La chica de baja estatura intentaba ignorarlo pero no era posible pues insistía cada vez más.
— ¡Excelente niñas! —Vociferó Venus.
Las miradas curiosas se posaron en la cantidad impactante de clones del par de hermanas regadas detrás de ellas, Elena atónita contó las copias de las Moon sin pasar por alto ninguno. — Son 5 de cada una... impresionante. — Dijo la Solariana de cabellos dorados sin poder creer lo que veían sus ojos.
— ¡No, puede, ser! —Exclamó Nahir haciendo una pausa en cada palabra.
Lúa y Yue no paraban de verse entre sí asombradas, era un logro inesperado y técnicamente imposible para cualquiera. Las chicas de cabellos vino tintos saltaban repetidas veces con mucha emoción mientras las clones de Lúa se quedaban estáticas en su lugar.
— ¡Me encanta! — Gritaba entre carcajadas Yue haciendo uno de sus gestos cómicos que la hacía parecer una loca psicópata. —No te pases. — Dijo Lúa a la vez que golpeaba la cabeza de su hermana con fuerza, las clones hicieron la misma acción debido a las órdenes mentales de la mayor de las Moon. Sin protestar, Yue se comportó luego de ser reprendida por su hermana mayor. Ambas hicieron desaparecer el ejército de clones detrás de ellas sin esfuerzo alguno.
—Todo es posible, solo deben seguir intentando. — Dijo Venus a la vez que unía al par en un abrazo cariñoso.
Elián al ver aquello tomó del brazo a Elena y la arrastró de la misma forma en la que Lúa lo hizo con su hermana, la chica de cabellos dorados protestaba ante la idea del mayor pero este la ignoraba olímpicamente, Elena sin más tuvo que aceptar pues así estaría tranquila y podría proseguir con la meditación.
El alto de cabellos dorados se sentó a espaldas de su hermana con las piernas estiradas y sus manos al lado, sin saber que hacer miró de reojo a Elena buscando hacer lo mismo que ella, pero no funcionaba y eso desesperaba al chico.
— ¿Cómo vas? ¿Sientes algo? —Interrogó Elián, la joven de baja estatura suspiró frustrada pues su hermano seguía interrumpiéndola. —Elián, ya basta, no me puedo concentrar por tu culpa. —Regañó Elena al alto con un todo odioso. — Será mejor que le bajes a tu tono. — Advirtió el mayor sacando de quicio a Elena. Ambos se levantaron del suelo quedando frente a frente señalando la intimidante altura de Elián a un lado de Elena. — ¡Y qué si quiero hablarte de esta forma! — El grito de Elena llamó la atención de todos en la arena de combate.
Un cosquilleo electrizante recorría el cuerpo de cada uno, la estática se hizo presente en los cabellos de ambos elevándose pelo por pelo, cegados por la ira no se percataron si quiera por la pequeñas centellas que desprendían sus manos. — ¡Somos hermanos Elena, al menos trátame como uno! — El reclamo del alto creo más tensión en el ambiente y por si fuese poco acabaron chocando puños en un intento de golpearse el uno a la otra acabando ambos en el suelo a una distancia considerable.
—Por los Dioses...— Murmuró Venus completamente asustada.
Iri y Lyra corrieron hacia Elena preocupadas por el estado de su amiga luego de esa fuerte caída, lo mismo hicieron los chicos hacia Elián ya que había caído sobre escombro de un pilar destruido en una de las batallas. Pero apenas tocaron a los Solarianos se alejaron con temor pues emanaban corriente.