Jack

—¡Oye Alison! Dinos la verdad. ¿Jack se puso a llorar cuando ocurrió el choque?—preguntó Bobby desde el asiento del copiloto cuando acabamos de comer.

—¡No molestes! —repliqué dándole un manotón por la cabeza.

—Pues no, pero se cayó en el hospital, creo que estaba muy nervioso —agregó Alison.

—Pues eso tiene una explicación —intervino Ralph—. Lo que pasa es que a Jack no le gusta que se le acerquen las mujeres, solo los hombres.

—¡Ralph te voy a…! —empecé a decir esforzándome por alcanzar a ese pecoso pelirrojo, mientras Alison estaba en medio de un ataque de risa.

—Las cosas no pasaron así… —empezó a decir ella sonrojándose.

—Imagino que Jack te vio y se cayó de la camilla —agregó Bobby girándose un poco para ver mi reacción—. ¡Asco una mujer! No me toques —dijo esforzándose por imitar mi voz.

—Pues los dos pueden irse a la…

—¡Jack! Alison es una dama, respétala —alegó mi hermano reprendiendome—. No andes de grosero.

—Es verdad, Jack —comentó Ralph—. Debería darte pena, tu hermano ni siquiera es hombre y es más caballero que tú.

—¡Anda a joder a otro! —gruñó Peter, aparcando el jeep a una orilla de la vía.

—¡Cuatro ojos, no deberíamos estacionar aquí! —exclamó Bobby mirando en todas direcciones.

Mi hermano, sin atender el llamado de su copiloto se sacó un zapato, y alargando su brazo por encima del asiento empezó a golpear a Ralph.

Cinco minutos después, el wrangler estaba en movimiento de nuevo y Ralph lucía un moretón en una mejilla.

—Fue una suerte que vieras a Jack —agregó mi hermano

—Si… en la gasolinera no pude contactar con nadie, la verdad es que no sé qué hubiera hecho.

—Tal vez llamar a tu novio —dijo Bobby que sacó un cigarro de su bolsillo y se giró enseñándoselo a Alison —. ¿Te molestaría si…?

—Es tu vehículo —replicó ella.

—¿Te molestaría?

—Sí, creo que empezaré a toser —confesó ella.

—Entonces ya está —contestó guardándose el cigarro en su bolsillo.

—Y como le dije a Jack, no tenía a quien llamar.

Bobby simplemente asintió.

—Como sea, Alison salvó a mi hermano —agregó Peter—. Estoy en deuda con ella.

—Déjame donde pueda tomar un auto a Mist Lake y tu deuda estará saldada —contestó ella sonriendo.

—Bobby, tú conoces mejor esta vía ¿Hay algún atajo para Mist cerca? —pregunté.

Bobby reflexionó unos instantes hasta que pareció recordar algo, entonces mirando el espejo retrovisor nos habló.

—Si mi memoria no me falla, hay un desvío que nos puede dejar cerca, está a unos ochenta kilómetros —comentó él—. Aunque perderemos una hora y media de viaje.

—¡Da igual! —dije —. Aun podemos llegar hoy a Star Coast.

—Tú eres el que paga —replicó Bobby encogiéndose de hombros al tiempo que sacaba su mano por la ventana, tal vez para sentir el aire entre sus dedos.

—¡Muchas gracias! —susurró Alison posando su mano en mi antebrazo.

Deslicé mi mano sobre la suya y toqué suavemente sus dedos, en ese momento ella buscó mis ojos y me regaló una sonrisa, luego recostó su cabeza en mi hombro. Entonces pensé que tal vez si tenía algo de suerte.

—¡Dios mío! —masculló Bobby cuando el motor profirió un sonido que me recordó al de un anciano ahogado.

Supuse que el wrangler estaba por apagarse de nuevo, y así fue.

—Yo te ayudo, Bobby —dije bajándome del jeep cuando él hizo lo mismo.

Peter accionó la palanca que liberaba el capó de su seguro, y Bobby sin perder tiempo lo levantó.

—Es bonita —me susurró Bobby ajustando los bornes de la batería.

—¡Bastante!

—Creo que hay cierta atracción, pero es pronto para decirlo, tal vez tienes oportunidad.

—¿También lo crees? Pensé que era mi imaginación jugándome bromas.

—No, amigo. En serio tienes oportunidad, estoy casi seguro, pídele su número.

—Sí creo que lo haré, gracias.

—Aunque va para otro estado…

—No importa, ella está en un viaje de visita, en unos días volverá a la ciudad y…

Mi gran Jesús, Mi bello rey

Por tu gran amor yo te alabaré,

Mi gran Jesús, Mi bello rey

Por tu luz y tu voz me guiaré.