Hoy he dejado de ponerme tan quisquilloso con la persona que quiero para mí, hoy solo quiero pedirle a la vida que me ponga en el camino “alguien con quien compartir”, con quien compartir la felicidad que ya tengo, y mis miedos cuando lleguen, con quien platicar sobre mis ideas y sueños por absurdos o tontos que puedan parecer, alguien que me hable sus metas y anhelos, alguien a quien pueda abrazar en los tiempos de frío, o en mis momentos de desconsuelo, alguien sin prejuicios, que me acepte y se acepte a si mismo, que sepa reconocer la magia dentro de lo ordinario, alguien que no se confunda con los sueños de otros, que reconozca su propio camino, alguien con el valor de ser ella misma.
La vida tiene momentos buenos y malos, y curiosamente a veces creemos que al enamorarnos la vida cambiará, pero esto nunca sucede, la vida sigue siendo la misma, y no hay persona en el mundo capaz de evitarte los malos ratos, es por eso que dejé de pensar en el amor como la solución a mis problemas, los problemas seguirán llegando a mi vida, porque son estas situaciones las que de alguna manera nos hacen crecer, pero cuando lleguen esos problemas al menos tendré con quien compartirlos, al menos tendré un hombro sobre el cual recargarme, tendré alguien que me escuche y me de su apoyo, hoy comprendí que la palabra clave del amor es precisamente esa “compartir”, y las personas que saben y gustan compartirlo todo, son aquellas que experimentan la magia real del amor.