Utopía

Capítulo 32.- Me lo dijo un pajarito

Hacía frío y había mucho eco. Las paredes estaban congeladas y el suelo resbalaba, pero lo vi…

Era un pájaro de plumas doradas y rojizas, que brillaba esplendorosamente con la luz mortecina del día que apenas entraba desde la entrada de la cueva, pero parecía mustio y enfermo. Cada pocos segundos, una pluma se desprendía de su enorme cuerpo. Tal vez midiera un metro y medio sentado ahí, en la roca.

-Hola, amigo- dije en voz baja quedándome quieta antes de llegar.

En la oscura cueva cubierta de piedra con algunos canales de agua muy delgados que resbalaban por las paredes formando ríos diminutos y serpenteantes a mis pies, el enorme ave levantó su cabeza con mirada cansada y volvió a su posición deprimida con dificultad. Tenía muchas plumas faltantes y respiraba con la misma pesadez con la que yo escalé la montaña. Parecía que cada respiro le doliese y me dio lástima verlo sufrir… Ojalá Esme estuviese aquí, ella sabría qué hacer, yo sólo podía observar cómo le lastimaba existir.

Sus plumas seguían cayendo una a una en silencio incómodo entre los dos.

-¿Puedo ayudarte de alguna manera?- pregunté impotente.

El fénix me miró, tomó aire y suspiró.

-Mi final está cerca- me sobresalté, no pensé que supiera hablar -. Nadie puede hacer nada cuando el final de una vida ha sido destinado.

-Yo me he salvado varias veces de morir- dije pensando en la vez de los Orcos, en la piscina, en la nieve, con la Quimera Artificial, etc.

-No es tu hora aún niña- asintió pesadamente.

-Sólo es mala suerte entonces- hice un mohín enojada.

-En tu vida, ciertamente, has tenido muy mala suerte… Es curioso, es como si no debieses haber existido y el destino mismo jugase para acabar contigo.

-¿Cómo?- estaba confundida -¿Y cómo sabes sobre mi pasado?

-Yo puedo ver muchas cosas, niña “Elizabeth”- hizo énfasis en mi ¿nombre?-. Tengo varios dones a parte del eterno renacimiento. Y tú eres una existencia antinatural… pero al mismo tiempo tu destino es crucial para todos, por eso quedas al borde de la muerte, pero siempre te regresan… Eres una criatura extraña.

-Oh, sí, claro… yo soy la criatura extraña- me quejé en voz baja -. Yo soy el pájaro que habla. 

El pájaro se rio entre toses y soltó más plumas de golpe.

-Aunque no lo creas, eres muy especial.

-Eres- contando a Nathan, Friedrich, Aless, unos 3 miembros del Concejo, Niel y Thom, pero los últimos dos en otro contexto, era-… la novena… ¿criatura? Que me dice eso, pero no saben decir por qué, aparte de mencionar la dichosa Puerta- respondí aburrida entornando los ojos.

-¡Oh, la Puerta del Cielo y de la Tierra! Hace siglos que no oigo sobre ella- dijo con una voz más… ¿alegre?

-¿La Puerta del Cielo y de la Tierra?- pregunté animada por poder tener respuestas, y en el lugar menos esperado.

-Es algo complejo de explicar realmente.

-Gracias- respondí enfadada desplomándome en el suelo, para sentarme.

Me di cuenta de que estaba adolorida y mi cuerpo no iba a soportar mucho más permanecer despierto sin comida, ni descanso.

-No te enfades. Dije que era complejo, no que no lo iba a intentar… Al menos mientras siga vivo.

-¿Te vas a morir?- pregunté preocupada.

-No te preocupes, volveré a renacer en cuanto mi última pluma caiga y todo mi plumaje me incinere. Aunque no tendré mis recuerdos de nuevo hasta cumplir mi primer siglo de nueva vida, momento en el que empezaré a recordar dolorosamente… como tú.

-¿Cómo lo sabes?- era extraño que supiera tantas cosas de mí.

-Lo tuyo es generado artificialmente, por culpa de un Hada muy poderosa y algo caprichosa…

-¿Quién exactamente?- me hice hacia delante muy curiosa por su respuesta.

-Te lo puedo decir, si logras que tenga un nuevo dueño.

-¿Cómo un nuevo dueño?- eso me confundió.

-Soy una existencia parecida a lo que tú conoces como Esencia…

-¿Los huevitos de animales que se alimentan de Magia?

-Algo similar, yo me alimento de vida, pero a cambio, doy parte de mis años de existencia… Es como si no me alimentase en un principio, aunque al final retribuyo todos mis años de vida tomados.

-¿Y por qué quieres un dueño? ¿No quieres ser libre para elegir?

-Si no me llevas contigo, lo más probable es que me entreguen a alguien ambicioso que me explotaría forzándome a una muerte prematura, donde si perezco, no volvería a renacer… y ya sólo quedamos 3 en este mundo.

-Eso es triste, pero ¿a quién debería entregarte?

-Quiero un Mago de buenos sentimientos, de corazón bondadoso, con valentía y amor para los suyos, y una lealtad inquebrantable.

-No sé qué tanto tarde en encontrar a alguien con esas características- pensé en lo podrido del mundo y la sociedad… quizás nunca podría hallar a ese Mago… El más bondadoso que conocía… Tal vez era Niel.

-Ya lo conoces, pero no es quien piensas. Lo reconocerás en el momento en el que arriesgue la vida por ti. Llegará al borde de la muerte para salvarte.




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