"No se trata sólo de escuchar, la clave es entender lo que escuchas."
- ¿Qué? - Sol tiene una leve sonrisa en su rostro y niega con su cabeza mientras dirige la vista al plato. - ¿Qué te causa risa? Eres una asolapada.
- ¿Por qué crees que soy asolapada? - Pregunta genuinamente, su mirada se dirige hacía mí aun con su sonrisa burlona y, espera mi respuesta.
- Es de mala educación contestar con otra pregunta, niña misteriosa. - Ella me observa un poco sorprendida y reprime de nuevo su traviesa sonrisa. En segundos escucho la voz de la mujer que nos ha atendido, desde que ingresamos al resaurante.
- Aquí están sus pedidos, buen provecho. - Dice la mujer, mientras pone en la mesa una bandeja con todos los alimentos y bebidas que solicitamos Salomé y yo. La mujer se retira con un peculiar caminar y, en leve segundos escucho una leve carcajada de parte de Salomé. Dirijo mi atención hacia la joven risueña que me acompaña en el restaurante para almorzar. Ella me observa con una gran sonrisa, la cual trata de ocultar y, empieza con su almuerzo. Mi vista es neutra, ella solo se alilmenta sin quitar la sonrisa de su rostro y me anima a empezar con mi almuerzo, a lo cual le obedezco.
- Esto está delicioso. - Dice Salomé con un poco de comida en su boca, lo cual le reprimo con una mirada. Ella limpia sus labios y las comisuras de éstos con una servilleta y traga su alimeto. - Perdón. - Su comportamiento me trae recuerdos de cuando era niña, Julieth solía seguirle el juego de hablar con la boca llena de comida, solo para fastidiarme. Ellas sabían muy bien lo mal que me pone verlas hacer algo tan vulgar como hablar con la boca llena de comida, aunque no se veía tan vulgar, su comida ni se veía. Pero el simple sonido que producía tal acción es muy incómodo para mí. Entonces, sólo lo hacían para molestarme. Aunque en ésta ocasión, no parece ser a propósito. Aún así, no dejó de ser molesto.
- Sí, está deliciosa la comida.
- ¿Entonces? - Yo la observo sin comprender su pregunta - ¿No le darás tu número a la señora? ella parece estar muy interesada en tí. - Me atraganto un poco con el refresco que tomo en ese momento, Salomé a veces es muy directa en ciertas cosas. Después de todo, ¿cómo se dió cuenta que la camarera me pidió el número de teléfono?
- ¿Qué pasa contigo enana? - Ella alza un poco sus hombros al igual que sus cejas en expresión de inocencia, lo cual va dando paso a la sonrisa burlona que tenía hace unos minutos atrás.
- Es de mala educación contestar con una pregunta señor "Yo no miro a nadie" - Dice aun con su enorme sonrisa en el rostro y haciendo comillas en la última frase dicha, toma un poco de su refresco y dirige de nuevo la vista hacía mí. - Después de todo, - continúa con su discurso - no han sido lo suficientemente discretos - yo la observo con sorpresa y antes de decir algo ella me interrumpe levantando un poco su mano - Y eso no me hace asolapada. - Termina en son de defensa, la observo unos segundos más y suelto una leve risita por sus comentarios.
- ¿No te han dicho que leer o escuchar conversaciones ajenas, también es de mala educación?
- ¿La verdad? no, pero lo aprendí por suposición. Aunque en éste caso no cuenta, estoy cuidando al padre de mi mejor amiga; que es como mi hermana, lo cual te hace también como mi padre.
- Bien, - la observo fijamente - ¿y el cuidado es animarme a darle mi número de teléfono a una desconcocida?
- En ningún momento te he animado, sólo he preguntado si se lo darás. - Contesta como si fuera lo más común del mundo. La miro con asombro y niego levemente con la cabeza, aunque debo estar serio ante la situación; no puedo negar que me causa gracia, por lo cual no puedo detener la sonrisa en mi rostro.
- ¡Jóvenes!
- ¡Adultos!
Un anhelo se complementa con la esperanza, lo cuál permite que éste anhelo no se esfume. La esperanza es la llama que siempre está ahí animándote a seguir adelante, por que nunca es tarde para vivir el triunfo, sea cual sea el momento en que lo tienes en tus manos, difrútalo. Y no olvides de dónde eres y el camino que has recorrido, no olvides todo lo que has vivido para llegar a ese triunfo, no olvides lo importante que es vivir, aprender y amar cada paso que das para llegar a tu meta, no olvides lo que te permite seguir en el camino, no olvides lo que se puede lograr con amor, no olvides lo que te ha dado Dios.
La esperanza nos llena de emoción, de paciencia, de alegrías y de tristezas. Pero sobre todo, nos llena de paz, de seguridad y de valor. Por eso y muchas cosas más, no es justo renunciar, no es justo olvidar, no es justo ignorar; por que siempre llegaremos a eso que tanto anhelamos, por lo que tanto hemos trabajado y deseado. Tal vez cambié nuestro panorama, tal vez cambié la forma en que lo logremos, mucho menos será fácil; pero el triunfo será mucho mejor de lo que podemos imaginar.
La sonrisa de Salomé no cabe en su rostro por lo emocionada que se encuentra, estamos entregando nuestras entradas al cine y, realmente no entiendo cómo a la jovencita le emociona tanto ver una película de terror en 3D. Sino fuera por la gravedad, estuviera más que desparramado en el suelo, por que la tembladera de mis piernas me pone aún más nervioso; y eso que aun no ha empezado la película. Salomé lleva sus gafas 3D y unos cuantos mecatos, yo llevo las crispetas y las bebidas.
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Editado: 09.03.2023