Había algo distinto en ella el día de hoy, no lograba descifrar que era y no quería parecer un acosador mirándola fijamente para saber qué era eso diferente. De lo que estaba seguro, es que nunca había sentido con nadie lo que siento con ella cada vez que la veo. Y me parece increíble como fui capaz de cambiar toda mi rutina solo por verla un momento más en mi trayecto hacía mi trabajo.
Se preguntarán como fue que la vi por primera vez y es que realmente fue mágico. Estaba esperando el tren directo como era costumbre desde que fui contratado en un nuevo empleo, tenía un cansancio que me consumía cada célula y entonces la vi a través de la ventanilla del vagón que acababa de hacer su parada en mi estación. No pude (ni quise) evitar que mis pies anduvieran en su dirección, desgraciadamente ese día los asientos cercanos a el de ella estaban ocupados. Me mantuve cerca de la puerta dándole miradas fugaces, sin saber porque no podía mantener mis ojos fuera de ella, sin saber porque había subido a ese tren y sin saber que en ese momento mi rutina cambiaria.
Pero ahora sé que si pudiera regresar el tiempo, volvería a enamorarme de ella.