Vampire Killer: El Ojo de Ra

La reina de la tormena (Capítulo 54)

LA REINA DE LA TORMENTA (CAPÍTULO 54)

 

 

Susana vio como hubo una explosión y saltó hacia atrás, el cuerpo de Diana estaba rodeado de electricidad sus ojos eran rojos como un volcán, sus venas estaban hinchadas al extremo y los ladrillos caían detrás de ella.

 

 

La excluida estaba realmente enfurecida después de que Susana le hubiera propinado un golpe que le hizo hasta entrar dentro del castillo.

 

-¡Como te atreves!- gritó muy enfadada

 

 

De la rabia se estaba clavando las uñas convertidas en garras, al apretar los puños, lucía como un auténtico demonio, la electricidad que corría con su cuerpo se hacía cada vez mayor.

 

-¡Ya me he hartado!. ¡Voy a destruiros a todos!

- ¡No puede ser!- se dijo a sí mismo el rey Bastian

 

 

Diana levantó sus manos hacia el cielo, el cielo estaba totalmente encapotado. Su padre estaba realmente sorprendido porque ni el mismo había podido controlar ese poder que estaba intentando utilizar su hija.

 

-¡Susana sal de ahí!- exclamó el rey

-¿Cómo?

 

 

En ese mismo instante un rayo de electricidad dio de pleno a la española que salió disparada varios metros y cayó en el suelo

 

 

Bastian sabía que era un poder destructivo que arrasaba todo a su paso, y consistía en concentrar el poder de la tormenta, de hecho el único vampiro que controló ese poder murió poco después de utilizarlo ya que gastaba una energía vampírica tremenda.

 

 

El rey de los vampiros intentó razonar con su hija otra vez, intentando que reculara pero ella ni siquiera le escuchaba. Entonces miró a su hijastro a los ojos mientras sonreía.

 

-¿Qué pretendes hacer?- preguntó Andrei

- ¡Todo ha sido culpa mía!, ha llegado el momento en que otro ocupe mi lugar.

-¿De qué hablas?

- ¡Pero tú tienes que dar el golpe final!

- ¡Tu madre y tú me cambiasteis! Yo era un monstruo hasta que vinisteis a mi vida!. ¡Siempre serás mi hijo!.

 

 

Con las pocas fuerzas que le quedaban el rey de los vampiros se movió todo lo veloz que pudo para ir donde estaba su hija aún con un gran agujero en su estómago y abrazó a su hija aguantando todo el dolor de la electricidad que emitía su hija.

 

-¡Lo siento mucho!- susurraba al oído de la vampiresa

- ...- Los ojos de la vampiresa volvieron a su color normal al sentir el abrazo de su padre y las palabras de su progenitor.

-¡Todo es culpa mía!. Lo siento mucho. ¡No he sido un buen padre!. ¡Yo solo quería os llevarías bien!. Perdona si creíste que te deje atrás. ¡No fue esa mi intención Dianuchi!.

 

 

Las vampiresa al escuchar esa palabra recordó que era como su padre le llamaba cuando era humana y pequeña en señal de afecto. Ella después de todo amaba locamente a su padre, para él era la persona más importante de su vida ya que su madre murió cuando casi era un bebe.

 

 

Andrei comprendía lo que quería que hiciese su padre pero estaba demasiado dañado para poder acercarse a la velocidad capaz de sorprenderla, aunque había cogido una estaca de madera de uno de los soldados muertos.

 

 

Susana se levantó, pero tenía dañados sus brazos apenas podía moverlos, los pies los tenía intactos, miró al príncipe que se estaba lamentando de que sus piernas estuvieran dañadas.

 

-¡Súbete a caballito!- dijo la hermana de Gabriel

- ¿Cómo?

- Yo tengo los brazos heridos, pero las piernas las tengo intactas, en cambio tú tienes heridas en el cuerpo pero los brazos los tienes bien.- explicó Susana.

-¡Pero...!

- ¡Si no lo hacemos destruirá todo por lo que habéis luchado!. Sé que es una decisión difícil yo misma he tenido que hacer cosas que nunca esperaría

-¡Maldita sea! ¿Estas segura que podrás aguantar mi peso?

-¡No te preocupes!

 

 

Susana se agachó para que el príncipe se cogiera de ella, en ese instante la vampiresa salió disparada contra Diana que estaba totalmente perdida en sus pensamientos.

 

-¡Te perdono padre!- dijo la que quería ser reina mientras abrazaba también a su familiar.

 

 

Y en ese instante los sentidos vampíricos de la Excluida habían bajado a cero al igual que su rabia y poder momento que aprovechó Andrei con lágrimas en sus ojos para atravesar a su padre con la estaca de madera y seguidamente a su hermanastra.

 

-¡Te quiero hija!-

- ¡Y yo a ti! ¡Perdóname!

 

 

En ese instante los dos vampiros se convirtieron en ceniza lentamente, mientras el príncipe ahora rey lloraba la muerte de su padre. Susana se levantó del suelo y al ver las lágrimas de Andei recordó las de ella misma cuando su familia murió 17 años atrás y también lloró pues sabía lo que ese dolor representaba.




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