Vecino de número

Capítulo 19

 

 

María Araya: Se le subió el papel de víctima a la cabeza y pensó que podía hacer lo que quisiera.

5:32 AM.

 

Julián Méndez: Qué hija de puta, mira que aprovecharse de que no le puede pegar por ser mujer.

5:54 AM.

 

Ronaldo Saeta: Si yo hubiera sido Esteban, le parto esa cara asquerosa que tiene todavía más.

6:27 AM.

 

Agustín Vega: Cerda deforme.

6:34 AM.

 

 

Había roto mis reglas.

Había roto las reglas que me mantuvieron cuerda desde el momento en que pasé a ser distinta, distinta mal.

No debía subir ninguna foto mía a internet, no importara cuánto me lo pudieran. No importaba si el estar en un grupo de amigos me hiciera creer que el mundo me iba a observar con la misma simpatía, no debía olvidar que ahí afuera había una mayoría a la cual le parecería repugnante cualquier intento de parte de una persona como yo por sentirse bella.

Si eso fallaba, si terminaban circulando vídeos donde me llenaban de pintura y harina, o donde me inculpaban por agredir a un pobre muchacho, víctima de mi odio por cualquier ser vivo, debía ignorarlos. Debía fingir que no existían, no entrar a ninguna página, obviar los gestos de las personas que me reconocieran en la vida real, y esperar a que la nueva sensación de la semana me reemplazara hasta dejar mi recuerdo enterrado como uno más de los vídeos desafortunados que poblaban internet.

Había sobrevivido al episodio con César y sus amigos de esa manera, y debí haber seguido esa línea cuando aquella grabación en el pasillo que conectaba con el apartamento de Loris se difundió… pero cometí un error.

Cuando lo vi, solo quise esconderme debajo de mi cama para jamás volver a salir, pero la curiosidad y el miedo me vencieron y empecé a ver las reacciones. Solo leí un primer comentario, pero luego vino otro y después otro, y otro, y luego se contaban en cientos y llegaron hasta los miles. Y mi mirada continuó adentrándose en aquello que me mostraba la pantalla, y mi dedo ya no pudo parar de moverse para seguir leyendo.

Cometí el error de dejarlos entrar, y con solo unos adentro, lo demás cayó como una estampida.

 

 

Irma Nuñéz: Maldita asquerosa, ¿cómo se le ocurre hacerle eso a Esteban? Una aquí deseando un buen chico como él y zorras como ella maltratándolo.

7:28 AM.

 

Mario García: Jajaja, no puedo dejar de ver su cara, es que me da mucho, mucho asco, pero es un placer culposo. Es como se le estuviera derritiendo o alguna mierda así, jaja.

7:35 AM.

 

Julio Torres: Que no se sorprenda nadie, es una puta buscando atención, como siempre. Y qué bueno que esté el vídeo, porque sino ya estaría denunciando ella por violencia la cara mierda esa.

8:01 AM.

 

Nicole López: PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

8:16 AM.

 

 

Después de algunas decenas de opiniones sobre mí, sobre mi apariencia, ya no sabía ni cómo me llamaba, ya solo leía sin poder detenerme. Con mi único ojo abierto a todo lo que daba, captando cada letra, cada emoticono, cada cosa que se pudiera decir sobre mí, seguí y seguí consumiendo su desprecio. Lo tragaba como si me lo diesen a cucharadas, y sentía la cabeza cada vez más pesada.

Todo lo que no se atrevían a decirme en persona, todo lo que yo sabía, pero prefería evitar pensarlo, todo eso estaba ahí. Experimentaba una punzada a cada nuevo insulto, sin posibilidad de defenderme, sin pensar si quiera en hacerlo.

Todo era cierto. Yo era esa Ámbar que describían, y si no lo era, aceptaba que así sería en adelante. Nada podía equipararse a la sinceridad de un desconocido viéndose acuerpado en su intento por hacer daño. Todo lo malo que una persona podía pensar al verme estaba reflejado en esos comentarios. Esa era la real actitud que cualquiera ocultaba cuando me veía por primera vez.

 

 

Marcía Pérez: Tengo una amiga que está en su mismo colegio, se llama Ámbar Lara.  Me dijo que es una tipa super rara, una vez le intentó hablar y no le contestó y le dijo que si le volvía a hablar le iba a romper las piernas.

8:34 AM.

 

Enrique Bar: QUÉ MIEDOOOO, se nota que es muy agresiva, si eso le hizo a Esteban qué le podrá haber hecho a otros. ¿Es que no hay policías en su barrio? Aunque en su caso más bien sería una perrera, jajajaja.  

8:37 AM.

 

Carlos Vicedo: Pues si yo hubiera sido Esteban le pongo una bolsa en la cabeza y le doy por todos los huecos, a ver si le quedan ganas de golpearme a la amorfa esa.

8:48 AM.

 

Zai Vila: ¿Del uno al Ámbar Lara que tan horripilante eres?

8:51 AM.

 

 

No pensé faltar a clases. No pensé en nada. Seguí mirando la pantalla mientras me subía en el autobús y hasta llegar a mi pupitre. El mundo alrededor había desaparecido, todo lo que existía estaba dentro de esas reacciones que empezaban a acumularse para formar cifras con cada vez más números.



#39520 en Novela romántica

En el texto hay: amor juvenil, familia, amistad

Editado: 13.11.2023

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