Más tarde en el hospital donde se encuentra internada Ariana, Ariel está nervioso frente a la puerta de la habitación 302; por un mensaje de Natalia, se enteró que Ariana ya había despertado. Ariel espera el momento para entrar pero no se anima, se mira el yeso y recuerda la pelea con Marcos y cómo a pesar del miedo, pudo juntar valor para enfrentarlo, da tres golpes en la puerta y espera, la puerta se abre y la atiende Natalia, salen al pasillo juntos.
—¡Hola Ariel, querido!— sonríe y le da un abrazo— disculpa ¿te hice doler el brazo?.
—Está bien, no pasa nada—la tranquilizó— ¿cómo está Ariana?
—Ella despertó cerca del mediodía y se lo tomó todo con calma, por el momento no recuerda nada de lo que pasó, si te pregunta no le cuentes mucho, lo mínimo que se pueda, todavía recuerda algunas cosas, estuvimos hablando de mi separación con Rubén— ríe—despertó en un hospital y todavía se sigue preocupando por los demás, mi chiquita…mi amor…, también preguntó por vos Ariel, le dije que ya te avise y que vendrías a penas puedas.
—Muchas gracias por avisarme, Natalia. Estuve muy preocupado por ella todos estos días. Me alegra que todo esto haya terminado.
—¿Pero él todavía sigue suelto?— dice preocupada.
—Ya no, hoy lo encontraron y vi como lo llevaban preso, vengo de la comisaría, estuve declarando.
—Cuanto me alegro Ariel, siempre supe que eres un buen chico, que alegría que Ariana te tenga en su vida.
—Necesito un favor—dice Ariel serio.
—Dime lo que necesitas.
—No le diga a Ariana lo que le acabo de contar, si pregunta yo no tuve nada que ver con la aprehensión de Marcos.
—No, entiendo Ariel, ¿si Ariana se entera, se va a enojar con vos, con todo lo que le hizo ese hombre a mi pobre hija— Ariel asienta con la cabeza— No te lo puedo creer, esta juventud de ahora. Está bien, no diré nada.
—Muchas gracias Natalia, ya se terminó, estaremos en paz y de vuelta a nuestras vidas cuando menos nos demos cuenta, a Marcos no lo veremos nunca más— Ariel termina de hablar y Natalia vuelve a abrazarlo, lo besa en la mejilla.
—Bueno, que no se diga más, pasa a verla, que seguro te debe estar esperando, me voy a tomar un café, estuve tanto tiempo nerviosa que no he comido nada— Ariel ve como Natalia se va por el pasillo, se concentra en la puerta, toma aire y entra, se encuentra con una habitación bien iluminada por la luz de sol, el piso blanco.
Ariana estaba acostada en un cama, típica de hospital, se la veía un poco pálida, recuperando color, todos sus rizos tirados para un lado, y su hermosa sonrisa, sus ojos celestes, aun sin maquillaje y un poco despeinada seguía siendo muy hermosa, siente que el corazón se le acelera, se siente feliz de haberle salvado la vida, todo por verla sonreír de nuevo.
—Hola Ariel, no sabes cuánto necesitaba verte— Ariana estira los brazos, esperando un abrazo.
—Hola peque— dice Ariel sonriendo, ya en paz, se acerca y la abraza, los brazos de Ariana lo aprietan fuerte— por fin, me alegro de verte despierta—Ariel toma asiento cerca de la cama de Ariana mientras le toma la mano.
—Oh Ariel, pobre tu rostro— Ariana le acaricia su rostro, Ariel toma su mano con una sonrisa.
—Si lo vieras unos días atrás, de este ojo no podía ver.
—Cuando salga te voy a cuidar— Ariana se recuesta de nuevo y le toma mano— Me contó mi madre que has venido toda la semana para verme y pasar un rato conmigo, que me hablabas mucho.
«No sabes cuánto te amo»—No te voy a dejar sola Ariana— le acaricia la mano con el pulgar.
—Muchas gracias, no puedo recordar qué hago acá, pero lo importante todavía lo tengo, a vos y a mi madre—Ariana le presiona la mano—creo que mañana me dan el alta Ariel.
—Que buena noticia, peque— intenta levantar los brazos de la emoción y el brazo con el yeso le provoca dolor.
—Ese yeso es nuevo ¿cómo te quebraste el brazo Ariel? .
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Editado: 19.03.2024