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ELECTRICIDAD
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Ŷ otra vez, Tony Stark se encontraba admirando a la joven con atención.
No sabía si sentir lástima, intriga o neutralidad al verla postrada en esa camilla totalmente dormida.
Parecía la Bella Duermiente, sólo que un poco más a lo Elsa.
—¿Y bien? —Bruce colocó sus manos sobre su cadera, expectante y se detuvo al lado de Tony— ¿Cómo... empezamos?
Él tampoco sabía que sentirse al ver a la joven que hace tan solo unas horas era de lo más normal y ahora era prácticamente corriente pura.
La compadecía.
Sobretodo porque sabía que su vida jamás volvería a ser normal, y él entendía lo frustrante y enojoso que podía llegar a ser ésa situación.
La de anhelar normalidad y no poder obtenerla por más chillidos que lances al cielo.
—Para empezar —suspira el billonario, cruza los brazos mientras hacía una leve pausa—, debemos buscar una forma de tocarla sin morir en el intento.
Punto válido, Stark.
—O que Hulk salga. —agrega el científico un murmullo un tanto incómodo.
Todos sabían que el doctor no se sentía del todo cómodo con su «otro yo», y era entendible. Las personalidades de ambos eran tan diferentes que chocaban entre sí.
—Tenemos su látigo como punto de referencia, —da media vuelta— el metal evita que los lazos eléctricos se vayan a otras zonas y que llegue a ser peligroso. —agarra unas pinzas.
—El guante de tu traje podría funcionar. —Opina Banner, llendo a otra mesa para colocarse los guantes de látex.
Tony no llegó a responder, hipnotizado por el aspecto de la joven ingeniera. Sin darse cuenta, su mano se extendió y toco la piel extremadamente fría de la chica.
Parecía hielo suave, Tony creería que estaba muerta de no ser por el pecho de la pelo blanco, el cual subia y bajaba a causa de su respiración.
—Wow. —soltó idiotizado.
Bruce, curioso, intentó tocarla también, pero rápidamente sintió un electrocutázo intenso y alejó la mano agitándola como si se hubiese quemado.
—¿Por qué a ti no te pasa nada? —Preguntó, algo indignado.
Se supone que a él no le pasaría nada por los rayos Gamma.
Tony despegó la mirada del rostro de Aurora y miró su pecho, en donde un círculo azulado sobresalía.
—Mi reactor. —explica maravillado— ¿Celoso? —le manda una sonrisa burlona.
Bruce gira los ojos, y cuando menos se lo esperaron, un lazo rabioso salió del antebrazo derecho de Aurora, golpeó a Tony y lo mandó a una mesa.
Él playboy tiró todos los artefactos de la mesa y luego se fue con ellos al piso.
—¿Éstas bien? —Grita Bruce preocupado, aunque la sonrisa en sus labios delataba su diversión.
—¡Un minuto y treinta segundos! —Exclama levantándose, algo mareado— Es el máximo de tiempo que puedo tocarla.
Y después, se desmaya.
—Mierda. —soltó Bruce corriendo hacia Tony.
[...]
Fury dijo que debían impartir miedo, así que ¿Qué mejor que Capitán América en su traje de tonalidades oscuras con una mirada severa y dos agentes serios respaldándolo detrás?
Exacto, nada.
—Juro que fue un accidente. —solloza Cameron.
Había empezado a llorar incluso antes de que Steve dijera algo.
Y lo peor es que era tan falso, que incluso un ciego como Steve Rogers notaría que no eran más que lágrimas de cocodrilos.
—Necesitamos su versión de los hechos, con completa honestidad. —pide Steve, esforzándose por no sonreír amable para calmarla.
Excuse He, pero las mujeres llorando eran una de sus debilidades.
—Hemos visto las cámaras de seguridad. —Habla Clint, Cameron dirige sus ojos avellana al agente— Sólo esperamos su versión para considerar no encerrarla.
—¡Mi abuelo pagó la fianza! —chilla furiosa, secando con brusquedad sus lágrimas— Le dimos lo que quería a ésa... —mira un rincón con una mueca de asco—... Asquerosa familia, no pueden encerrarme. —los ve enojada.
—Poco le duro su etapa de víctima, ¿eh? —Comenta Natasha con cierta burla en su voz, Cameron bufo.
—Estoy respaldada por el gobierno —cruza los brazos—, no estoy obligada a decir nada.
Steve se acercó a la mesa con paso imponente, Cameron titubeó ante el enorme cuerpo del soldado anticuado, y él puso sus manos en la mesa, apoyando su peso en ellas.
—El gobierno me la jala. —soltó seguro, Clint y Natasha hicieron hasta lo imposible por no mostrar su impacto ante el vulgar vocabulario del capitán— Yo soy la ley —declara con firmeza y Cameron le lanza una mirada asustada—, soy el símbolo patriótico de éste país y tendrás que soltar cada intención que tenías al violar el perímetro de seguridad.
Steve se endereza.
»Ten un poco de humanidad, por tú envidia una chica murió. —agregó severo.
Cameron exhaló, un poco temblorosa y agarró sus manos bajando la mirada.
—Ella no podía ganar.
—Y tú solución fue matarla, ¿no? —Natasha arqueó una ceja.
—¡Por supuesto que no! —chilla ofendida, levantando la mirada. Pero al toparse con los fieros ojos de Rogers volvió a bajar la mirada— Odiaba a Aurora pero no para matarla.
—¿Por qué no podía ganar? ¿Su abuelo...?
—No, no. —desmintió Cameron rápidamente, un poco asustada— Él... Él no tiene nada que ver con esto.
Los tres intercambiaron una mirada, pensando lo mismo; El abuelo podía estar involucrado.
—¿Y entonces? —interrogó Clint acercándose a ella.
Cameron cerró los ojos.
—Dos días antes recibí una llamada desconocida —informó.
«›Gracias‹ mandé el mensaje a Annabelle y volví a entrar a la fotografía que me envió. Admito que el látigo era bastante atractivo. Cuando iba a darle zoom para ver a detalle, me vi interrumpida por una llamada desconocida»
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Editado: 05.05.2020