Miraba cuidadosamente cada calle y callejón del sector suburbano. El ascensor volvió a ascender a gran velocidad hacia la superficie. Las pocas cámaras de seguridad que aún quedaban activas, vigilaban sigilosamente a cada persona que transitaba con “normalidad”.
En el sector suburbano no solo vivían o se refugiaban los delincuentes, también había personas de la clase obrera que trabajaban en las fábricas de chatarras, con el sueño de que algún día tendrían una vida digna en Overlord.
Por el asesinato se había impedido el paso a los trabajadores a este sector, pero por órdenes mías todo había vuelto a su cauce, a pesar de que aún no había cerrado el caso.
Seguramente por eso Amber había discutido con el director, pero me resultaba algo tan estúpido que impidieran el paso hasta que se resolviera el crimen, como si ellos fuesen a pagar las deudas o ayudar con la alimentación de los hijos de los humildes obreros.
Seguía recorriendo las avenidas y callejones, juntando todo clase de información que me sirviera para llegar a ese asesino misterioso.
Active, nuevamente, mi base de datos para recopilar la información que había obtenido hasta ese momento; y, así, empezar una nueva búsqueda. Siempre por este sector era difícil respirar; los respiraderos expulsaban aires rancios que venían de las fábricas de chatarra y de basura.
El nuevo mapa me llevaba cerca de los puestos de venta que servían para el mercado negro. Era más que seguro que si me acercaba a uno de esos vendedores a hacerle unas preguntas, había alguno que otro que estaba dispuesto a cooperar.
Camine más adelante, pude notar que la ubicación de la escena del crimen estaba unos pisos más arriba del área más peligrosa, es decir aquella mujer había pasado por aquí antes de encontrarse con su asesino.
El asesino sabía que más arriba las cámaras de seguridad tenían algunos puntos ciegos, tanto que le fueron de mucha ayuda para evadir la seguridad y así completar su asesinato. Pero si el asesino sabía de los puntos ciegos, era obvio suponer, que había estudiado el lugar antes de que su víctima pasara por ahí; o, al menos que supiera, con anterioridad, cuál iba a ser el lugar donde iba a entregar el maletín.
Observe las placas del puente elevadizo, al parecer, el asesino ya la venia siguiendo, así que en un intento desesperado por escapar de él, cayó al suelo raspándose la rodilla y, a la vez, rompiéndose el tobillo derecho. Seguramente no lo noto por el miedo, pero el dolor del tobillo tuvo que haberlo notado.
Me agache para tomar una muestra, ya que la sangre aun podía ser analizada en el laboratorio.
El puente si había sido clausurado por fallas en su sistema, por ende eso me ayudo para encontrar esta muestra; pero, no solo eso me señalaba mi base de datos, sino que también mostraban la serie de pasos que había dejado el asesino al pasar por aquí.
Volví a tomar el ascensor, estaba seguro que si regresaba a la escena del crimen iba a encontrar más pruebas… pruebas que no había tomado en cuenta. Una lluvia torrencial cayó nuevamente. Estaba de pie frente a la escena. Esta vez iba a ser más perceptivo con las pistas.
Una corriente de aire pasó por detrás de mí mientras estaba agachado recolectando nuevas evidencias. Los músculos de mi cuerpo se tensaron. Con cautela comencé a llevar la mano hacia mi pistola de protones de energía.
-Quien quiera que seas, estás bajo arresto por violar las leyes del tránsito público. –hable a la nada
Me disponía a tomar mi pistola, pero no tuve tiempo para empuñarla ya que una katana[1] me apuntaba el cuello.
Una silueta misteriosa estaba frente a mí, con una larga capucha que le cubría el rostro. Instintivamente comencé alejar mi mano de la pistola y las subí ligeramente detrás de mi cabeza.
Aun apuntándome con la katana se quitó la capucha negra que le cubría el rostro. Era una mujer con ropas negras salida de las antiguas películas de espías. Su largo cabello pelirrojo caía sobre sus hombros haciéndola parecer como una guerrera. Su mirada era fría y sin titubear. Su katana estaba bien afilada, pero no era lo único que llevaba consigo. Una pistola de protones de última generación ahora la apuntaba directamente sobre mi frente.
-Supongo que vas a matarme. –le insinué
Ella aún seguía con esa expresión de seriedad en su rostro, como si estuviera pensando que hacer conmigo una vez que me asesinara.
-Agente especial de inteligencia, sector superior. No. 13456. Condecorado como el mejor agente en el campo hace más de cinco años. Ahora asignado a un caso de asesinato de clase E por la inteligencia del gobierno. –dijo con sequedad. –Al parecer somos enemigos, agente.
Esboce una sonrisa pícara al ver con que perspicacia y rapidez me había reconocido. Lo cual hizo que despertara una cierta curiosidad sobre ella.
-Al parecer estas en mi camino. –Continuo.- Te retiras o no me dejas otra opción que asesinarte y lanzar tu cuerpo hacia las aguas residuales de este distrito.
-O podemos hablar como dos personas civilizadas y llegar a un mutuo acuerdo. –dije para disuadirla.
-Según mi base de datos, tú posees información que ahora yo requiero para cumplir mi misión. –la mujer movió ligeramente la pistola sobre mi frente.