Monique
Al inicio yo pensaba que la venganza era simplemente un plan como cualquiera, con pasos, metas, objetivos a corto y mediano plazo, dónde el logro final no era crear algo, ni siquiera alcanzar algo. Era destruir, truncar, en el mejor de los casos, detener. Lo único positivo que tenía como meta era conseguir justicia dónde no había habido.
Pero más allá de todo, buscaba aplacar este sentimiento de rabia, de resentimiento, de molestia, de ira, e inclusive de tristeza, qué embarga aquellos que hemos sido perjudicados, maltratados y desechados en razón. Simplemente, porque hay alguno que busca aprovecharse de otros, y tuvimos la mala suerte de salir seleccionados.
Sin embargo, estaba equivocada, la venganza no es como cualquier plan, tiene un sentido, un compromiso, qué es inalterable. Por más que yo haya cambiado en estos últimos meses, la venganza seguía ahí, como una llama que no se apaga, recordándome lo que tengo que hacer, llamándome, urgiendo me a moverme y continuar.
No sé callaba, no sé detenía, era como si se pusiera en marcha, y hasta que no llegara a dónde tenía que llegar, no se iba a detener jamás. Esa idea me parecía alentadora, pues me motivaba infinitamente.
No obstante, ese compromiso también tenía un lado oscuro, un lado que yo creía poder olvidar, poder sortear, pasarle de lado sin que esa oscuridad me llegue. Como si fuera tan fácil. A veces sentía que caminaba en el filo de un cuchillo y no sabía de qué lado iba a caer.
Esa oscuridad constantemente me lleva a la pregunta ¿hasta dónde estoy dispuesta a llegar? Me le pregunto todo el tiempo. Hasta ahora estaba jugando a mis reglas, a escondidas, pero ya estaba más allá de la mitad del camino y podía ver el destino final, que no era del todo lleno de luz.
¿Llegará un momento en que, quizás me desconozca completamente, deje de ser fiel a mis convicciones, a todo por lo que he trabajado? Posiblemente no, o al menos eso esperaba, porque en este camino han cambiado algunas cosas, sumado gente, cosa que antes no quería, y me he involucrado, dejando mi corazón, abriéndolo a qué otras entran.
El amor es debilidad, las emociones nos hacen perdernos, y a la vez nos proporcionan esa fuerza para continuar, puesto que ¿qué sería de mí sin mis emociones? Fue ese dolor de la tradición, el desespero y la amargura los que me movieron a este plan.
En silencio, yo debo confiar en que estas emociones tan distintas, amor, amistad, compasión, cariño... Me lleven al mismo puerto, sirvan de empuje para lo que deseo. A diferencia de lo que yo viví con Felipe, este amor no quería que me detuviera o que cambiará mis sueños, ni siquiera le importaba que yo siguiera en mi venganza, no me criticaba o me menospreciaba. Todo lo contrario. Y ahí creo que radicaba la diferencia de todo.
Y, sin embargo, aquí, preparándome para este evento en dónde Phil me llevaría como su asistente, y sin duda para mostrarme otros, me preguntaba si estaba dispuesta realmente a todo. Era obvio que me quería usar, mostrarme que tenía un poder sobre mí, no soy tonta. Hacer que yo sienta que yo lo necesito, y lo peor es que hay algo de verdad en eso. Lo que él me había dado valía oro. El nombre de Robson: Boris Karlson.
Había pasado por meses tratando de encontrar algo así, sí bien parecía que solo había eso y se había borrado a la faz de la tierra, si tienes un nombre es un inicio. Es como cuando hay un asesinato y si no hay cuerpo no hay crimen, si no hay un nombre, si no hay un dato de que esa persona existe es como cazar un fantasma.
Y yo sentía que ya no estábamos a tientas en la oscuridad. Sabíamos el nombre de nuestra meta final, y eso valía todos los esfuerzos.
Nuestro plan era revelar a la policía y a toda la ciudad el nombre de él, declarar sin duda que le estaba metido en todos los fraudes que habían ocurrido desde hace más de un año. Obviamente que con eso seguramente no íbamos a lograr que fuera directamente preso, puesto que el sistema judicial y la justicia eran extremadamente lentos. Pero haciendo ese acto logramos dos cosas al mismo tiempo.
La primera era que íbamos a dejar evidencia de que había sido Charlotte quién había filtrado el nombre de él, su máximo secreto y una tradición como esa era prácticamente imperdonable. Todo lo que habíamos plantado en casa de ella iba a apoyar esa idea y eventualmente se descubrirán que las obras qué estaban en su caja fuerte eran falsas, por lo menos las de francesito.
Por otra parte, y cosa no menor, estábamos seguros de qué al ponerle un nombre y quizás hasta una cara a la persona detrás del malestar de esta ciudad era el primer golpe, una herida, sino mortal, al menos difícil de sobrevivir. Él podría irse del país, o lo que fuera, pero que no quedaba duda de que iban a estar sumamente expuestos, como nunca pensaron estar.
Claro que nos traía la preocupación de que iba a ser evidente de que había alguien detrás de él. Por lo que era cuestión de poco tiempo para qué viniera por nosotros, para que se produjera una cacería de brujas de parte de su gente. Tendríamos que estar en alerta máxima, y ese sería un punto que sin duda tenemos que tratar. Pero primero lo primero, este evento con Phil.
—¿Realmente crees que me voy a colocar eso? - digo yo mirando el diminuto vestido, él tiene una sonrisa de satisfacción.
Es una pieza de ropa, si es que se le puede llamar así dónde prácticamente no deja nada a la imaginación. Jamás me he vestido así y jamás lo voy a hacer, sin duda al pretender tenerme bajo su poder, marcar la opresión que tiene sobre mí.
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Editado: 19.02.2023