Desconocida—Me llamo Gabriela ¿y tú?.
Yo soy Gabriela, así me llamo, ¿por qué te llamas así no entiendo? —Respondí asustada.
Gabriela—Yo qué sé, no es mi culpa, pero tú te pareces a mí.
Mis padres tienen que explicarme muchas cosas, quiere decir que eres mi gemela —Respondí.
Gabriela—Eres adoptada —Responde ella.
Gabriela—Si somos gemelas no lo ves, esto es imposible, porque nos pasa esto, rayos, o no mis padres vendrán escóndete, o no sé —Respondí asustada.
La gemela de Gabriela sale corriendo, tratando de detener a sus padres para que no entran por esa puerta, pero entraron y se dan cuenta de que haya alguien igual que su hija.
Mario a todo esto se estaba poniendo muy tenso igual que yo, yo no entendía nada, hasta que la mujer empezó a llorar a mares al verme, la chica que se parece a mí que tiene mi mismo nombre estaba impactada al igual que todos, la mujer desconocida que no conozco, se viene donde mí y me dice —Tú, eres igual a mi hija, te pareces mucho a la que se perdió hace años atrás, yo tuve una hija me recuerdo porque al bebe recuerdo haberle puesto un collar en forma de luna cuando era bebe creo que tú la tienes, tienes que ser tú, el día que tuve al bebe le puse como nombre Natalia, hubo un terremoto y pues todos salieron corriendo y yo te estaba buscando a ti, pero solo lograron encontrar a una y a ti te perdí, dime ¿Tienes ese dije de luna contigo?.
Mis lágrimas rodaban mis mejillas, y me sentí realmente confundida, abro mi cartera y le digo con mi voz quebrada — Es este collar en forma de luna.
La mujer me contesto—Si exactamente, eres tú, debes tener 24 años mi pequeña.
Tengo 25 años y sabe que, yo tengo que irme, no puedo más, no sé quién es usted me quiero ir de aquí.
Me llamo Vanesa, y tú eres mi hija y hoy es tu cumpleaños.
No soy su hija, deje de decir eso mi cumple es dentro de 2 días, sabe que yo no dejaré a mis otros padres que me criaron, tengo que irme.
Vanesa—Hija espera por favor.
Me fui corriendo, Mario me acompaño nos subimos al auto, y me la pase llorando en el camino, llegue a la casa de Mario y me fui al cuarto a seguir llorando, ya no sabía nada, me sentí ajena, todo me parecía irreal, hasta el lugar donde vivo, de pensar que tengo 24 años soy un año menor y todos piensan que tengo 25 años, el no saber ya en qué fecha nací me está volviendo loca, es como perder tu identidad, y mi partida de nacimiento de segura es ilegal, estoy en este país y soy ilegal, mi partida es falsa, es una locura, ¿Quién soy yo?.
Mario intenta calmar mis llantos, y pensamientos, pero nadie puede calmarme, sentir que soy ajena a todo es lo peor que puede pasar en el mundo.
Mario se acerca a mi oído y me susurra —Debes hablar con tus padres y que te expliquen bien esto, tu secreto está a salvo conmigo.