Así que iniciaron el doble plan, Pamela y Leonardo entraron en recepción y los demás se fueron a la casa de internet. Frente la casa del internet, una pequeña casa de madera lo cual en el interior se encontraban varios ordenadores para quien quisiera conectarse a internet y no tuviera ordenador u otro aparato.
—Georgina: Esperemos que funcione.
—Daniel: Vamos—Dijo entrando en la pequeña casa de madera.
—Georgina: Que recuerdos.
—Aarón: Recuerdo que cada uno eligió su propio ordenador.
—Alexander: Cosa de niños, yo también me acuerdo.
—Elisa: Este mismo, ¿qué web te dijo?—Preguntó sentándose en la silla.
—Georgina: “Símbolos ocultos en el mundo”—Leyó en su móvil.
—Elisa: Aquí esta, se puede entrar.
—Aarón: Si no nos damos prisa pueden echarnos fuera.
—David: ¿porque lo dices? Es público.
—Aarón: Si pero ¿no habéis leído el cartel de la puerta? Ponía…
—XX: ¿Qué hacéis aquí?—Interrumpió.
—Georgina: Ojala tuviéramos más tiempo—Pensó. —¿Qué? No puede ser—Por un momento, Georgina había parado el tiempo, o al menos eso pensaba, podía verlos quietos por pocos segundos.
—Alexander: Oh hola Eddy.
—Edison: Déjate de saludos, ¿no habéis leído lo que ponía en la puerta?
—Elisa: Tranquilo, ya nos vamos.
—Alexander: Pero…
—Elisa: Todos—Dijo haciéndoles una señal con los ojos—Los siete se fueron de ahí quedándolo solo.
—Edison: Estos niños son increíblemente pesados.
—xx: Edison.
—Edison: Ho-hola jefe Velarde.
—Jefe V: Edison, sabes muy bien lo que tienes que hacer, no me falles.
—Edison: No señor, no le fallare—Soltó un suspiro tras haberse ido de ahí. Vio a los nueve formando un círculo, y los observó.