Cierro suavemente la puerta de mi cuarto, no me esperaba que Peter me haya ido a buscar, no sabia que le pasaba últimamente, era una montaña rusas sus acciones, había momento que lo único que quería hacer era matarlo lentamente, en otras, todo lo contrario, lo único que quería hacer era abrazarlo como lo hizo conmigo cuando me encontró recientemente. Sabia que no iba haber nada entre nosotros ya que él era mi guardaespaldas y me llevaba por unos siete años. Pero no podía controlar los latidos de mi corazón cuando tenia esas acciones conmigo.
Le contesto los mensajes que me mando mi mamá. Decido tomarme algo para la fiebre, siento que esta volvió y quiero asegurarme que no pase a mayor. Peter tenia razón, mañana es mi viaje y quiero estar bien, no me lo podía perder por nada del mundo, no después de todo lo que hice para conseguirlo.
Bajo a la cocina por una vaso de agua y me encuentro con él en una de las butacas en la cocina.
~Hola Merry Poppins ¿Cómo va el día?
~Hola correcaminos ¿Preparada para huir nuevamente ?
Decido ser oído necio a sus palabras, le doy la espalda mientras lleno mi vaso, afuera la lluvia esta parando y pienso en los últimos días. Me doy cuenta que lo que él me dice es verdad, no me reconozco, no sé quien soy últimamente, no soy yo. Nunca he sido una chica mimada, no soy de hacer escándalos cuando me niegan algo, cuando no es no, en ese sentido Antonia me crío bien, cuando quiero algo y ella no esta de acuerdo, llegamos a un acuerdo, y si a pesar de todo ella no esta de acuerdo, sedo, después de todo, ella es mi mamá. Me trago el remedio, lavo el vaso y lo dejo secando, me doy la vuelta haciendo frente al sujeto que esta al frente mío.
~¿Mañana vienes conmigo?— Le pregunto.
~¿Por qué no iría? —La verdad es que es bien tonta mi pregunta, pero quería confirmar mi temor, mañanas seré burla para mis compañeros. Decido intentar aunque ya se que será en vano, pero no pierdo en nada persuadir a mi madre para que mi sombra se quede acá, el que viaje mañana no será necesario, iremos todos los del salón más cinco profesores y algunos padres de mis compañeros para cuidarnos. Salgo de la cocina y me dirijo a la terraza del jardín para comunicarme con mi mamá y ver si podemos llegar a un acuerdo, ella contesta al quinto tono.
~Hola má ¿Cómo estás?
~Bien ¿Y tu hija?
~Bien también. Te estaba llamando porque quería saber si es necesario que venga Peter conmigo mañana, van varios adultos a cargo de nosotros y no creo que sea esencial que este conmigo. Además, seria el hazmerreir de mis compañeros, por favor mamá, dame un voto de confianza, tengo ya 17 años, déjame ir sola por favor.
~Aaahhh — Antonia suspira y sé inmediatamente que me la gane, pero no es victoria en su totalidad, esto va a significar que me tendré que reportar cada cierto tiempo , pero es mejor que tener una cosa detrás de ti.
Entro de nuevo feliz a la casa para irme a mi cuarto y ponerme manos a la obra con mi maleta de equipaje, sé que tengo bastante tiempo para hacerla, pero la ansiedad del viaje me está ganando y no quiero dejarlo a ultima hora. Cuando me avisan que el almuerzo esta preparado tengo listo el bolso, un pensamiento me atraviesa como si fuera un rayo y no puedo creer que haya sido tan inocente, tan estúpida, como no me pude dar cuenta antes. Era imposible que mi madre haya cedido tan fácilmente, probablemente tenia previsto el favor que le pedí y tenga un plan B montado. Decido no preguntar pero sí estaré atenta de lo que podrá haber cruzado por su mente.
~Vamos niños, vayan subiendo al bus con cuidado, vayan sentándose para irnos, tenemos un largo camino que recorrer.
Por fin este día ha llegado, siempre quise conocer Girasoles pero mi madre me lo negó cada vez que se lo comentaba, en cambio, siempre me ofreció ir a otros países, no se lo rechazaba, digamos las cosas como son, ir a conocer otro lugar siempre es bienvenido, pero siempre quedo esa espina de ir.
A mitad de camino el bus se detuvo, se podía ver un almacén junto a otros puestos en mitad de la carretera. El cartel que había al lado salía que faltaban unos 30 kilómetros para llegar a Girasoles, eso era aproximadamente unos 45 minutos, mi emoción cada vez iba aumentando, no creo que pueda sentir algo más fuerte que el sentimiento que tengo ahora, en cualquier segundo iba a explotar.
Entramos al almacén y ahí nos ponemos de acuerdo con mis amigas si vamos a comprar algo o no, la Ems y la Lili quieren adquirir algo, en cambio yo y la Leo no queremos, pensamos que al llegar al pueblo, vamos a salir a almorzar algo y seria una perdida de dinero ver algo ahora. Comenzamos una discusión y decido salir de ahí lo más pronto posible antes que estalle y mande a todas a la punta del cerro, me acerco a un mesón y una de las vendedoras se me acerca y me sonríe, logro escuchar que se ponen de acuerdo y deciden comprar algo para la noche. La vendedora me dice que en el sótano hay mas cosas para ver y elegir, la sigo para elegir las bebidas y pasteles que la Ems me dijo que querían comprar.
Me encuentro con dos ancianas que se presentan como las dueñas del negocio, las miro extrañadas y ya no me encuentro en el sótano, sino estoy caminando por un jardín, el piso es de cemento, viñas al rededor enrolladas en unos pilares y techos con lamparas de fierro de diversos tamaños en perfecta armonía con el entorno. Voy caminando y me encuentro con una planta que tiene las hojas con varios tonos morados, arranco una ya que nunca antes había visto una hoja como esa y tengo la peor de las suertes, genero una reacción dominó y todo se empieza a derrumbar, la lampara que está encima mío cae, los pilares que tienen las viñas se empiezan a golpear entre ellos cayendo uno por uno, las personas que se encuentran viendo todo esto con incredulidad me quedan mirando, estoy asustada que caigo en una desesperación y con la hoja en la mano sale una luz que se convierte en una burbuja de color azul claro, me envuelve y la lampara vuelve al lugar que estaba en un comienzo junto con el resto de las cosas que están fuera de lugar, la gente ve esto con incredulidad, mira lo sucedido, uno de ellos lo suficiente valiente se acerca y me hace una reverencia, al levantar la vista del suelo, me queda mirando y susurrando dice: