Era ya noche cerrada,
y una suave brisa despeinaba
los rubios cabellos de la muchacha
que por el sendero se acercaba.
Pálida piel, reflejo de la luna,
delgada y frágil figura,
imposible negar su hermosura
bajo la fría luz que la alumbra.
Silenciosa camina, cuán fantasma,
pero sus largos colmillos la delatan,
alerta a cualquier ruido, está de caza,
vigilante de cualquier presa despistada.
Procura en su camino no cruzarte,
pues no vacilará en atacarte,
y beber toda tu sangre
para calmar su sed insaciable
de la que nada podrá salvarte.
#19790 en Otros
#5817 en Relatos cortos
#14515 en Fantasía
#5574 en Personajes sobrenaturales
Editado: 17.10.2020