Quidditch

Tras la conmoción del aterrador mensaje escrito en la pared y la aparente muerte de la señora Norris, de la que todos se alegraban en secreto, los prefectos llevaron a los estudiantes a los dormitorios, Isis no pudo despedirse de George.

Una vez en la torre de Slytherin fue directo a las duchas para quitarse toda la mugre de encima, mientras el agua caía por su cuerpo no podía parar de pensar. Si claro había ocurrido el asesinato de un animal y una amenaza de muerte a los estudiantes, pero ella solo se preguntaba en de dónde había sacado el valor para besar a George, ni siquiera era consciente que el muchacho le gustaba, solo sabía que le agradaba estar con él, y que la hacia reír, y que la escuchaba, y que de alguna forma siempre lograba aparecerse cuando ella necesitaba que le levantaran el ánimo. Bueno en realidad eran bastantes cosas. ¿qué debía hacer la próxima vez que lo viera? ¿actuar cómo si nada hubiera pasado? ¿debía contárselo a alguien? Definitivamente no, si le decía algo a Blaise él la regañaría por juntarse con un Weasley.

Una vez limpia se fue a dormir con una sonrisa en la cara, no sabía que iba a suceder con el muchacho pelirrojo, pero tenía muy claro que tenía que hacer el siguiente día a primera hora de la mañana.

Mientras todos desayunaban Isis se encontraba en la biblioteca, solo había un lugar en el que podría encontrar información, La historia de Hogwarts, era el único libro en el que se podía leer sobre el mito de la Cámara de los secretos de Salazar Slytherin. Había solo un par de copias e Isis fue lo suficientemente rápida como para prestarlo antes de que se agotaran. Lo llevó a su habitación y pudo leer todo sobre aquel mito. En resumen, una vez fundado Hogwarts, Salazar tuvo una grave discusión con Godric Gryffindor acerca del tipo de alumnos que debían aceptar, dicho desacuerdo terminó con Slytherin abandonando la escuela, se dice, pero nunca ha sido confirmado, que antes de hacerlo construyó una cámara secreta en algún lugar del castillo en la cual habitaba una bestia con la capacidad de matar a los magos no puros, los sangre sucia. Dicha cámara solo podría ser abierta una vez que el heredero de Slytherin regresara a Hogwarts.

Si aquel mito era cierto, significaba que el descendiente directo de Salazar Slytherin estaba entre los estudiantes y que en cualquier momento cosas terribles podían suceder. Isis, como era lógico, se fue directo a las mazmorras a preguntarle a su padre sobre la veracidad del asunto.

—Bueno siempre ha habido rumores, hubo personas acusadas de abrir la cámara, pero nada ha sido probado irrefutablemente. El mismo Dumbledore la buscó, pero al parecer no existe.  Claro, si me preguntas, diría que nunca sabremos todos los secretos que oculta el castillo.

—Pero, ¿crees que el heredero de Slytherin haya regresado?

—Hmm si alguno de mis estudiantes tuviera las magníficas habilidades de Salazar mi trabajo sería mucho más fácil.

—Entonces…

—No, no lo creo Isis, ninguno de tus compañeros parece ser lo suficiente como para descender de Slytherin. Claro, eso no significa que no sean tan tontos como para petrificar a la gata del conserje.

—¿No está muerta?

—No, solo petrificada, y deja de preocuparte por esas tonterías.

Sabiendo que todos odiaban a la señora Norris no parecía descabellado que alguien quisiera petrificarla, quien lo hubiera hecho debía ser un gran mago o bruja porque ella no tenía ni idea de cómo petrificar. Se fue un poco más tranquila ya que al parecer todo sería una gran tontería.

 Un par de días después se empezó a hablar por fin de un tema diferente a la cámara de los secretos, empezaba la temporada de Quidditch, era el primer partido, Gryffindor contra Slytherin, Isis había decidido, en contra de su amor por el deporte, que no iba a asistir, se negaba rotundamente a apoyar a sus compañeros volando en magnificas escobas producto de la corrupción. Incluso, si decidiera ir, no tenía con quien disfrutar el partido, no hablaba con Blaise desde que le dijo que estaba exagerando el asunto de Draco y Hermione. Quedó sola leyendo en la sala común.

Alguien hacia sonidos con la garganta, era Blaise.

—Hola —dijo Isis.

—¿No vas al partido?

—No —volvió a mirar su libro.

Blaise se acercó y se sentó junto a ella.

—Pensé que tal vez te gustaría que fuéramos, compré chispas verdes para animar al equipo, mira estas son para ti.

Isis lo miró sabiendo que era lo más parecido a una disculpa que nunca había recibido de Blaise, pero no era suficiente.

—Bueno… lo voy a decir… creo que Malfoy es un idiota y tú tenías la razón.

Esas palabras eran música para los oídos de Isis, Blaise había cambiado de opinión desde el día de la petrificación a la señora Norris, al parecer, antes de que Isis saliera del escondite en el que estaba con George, Draco, viendo la inscripción en el muro, había gritado a los cuatro vientos “¡Teman enemigos del heredero! Los próximos serán los sangre sucia”. Claramente ninguno creía que Draco pudiera hacer daño a un estudiante, pero amenazarlos era lo suficientemente reprochable, incluso para Blaise.

Reconciliados, se fueron a ver el partido.

Las graderías estaban a reventar, las Nimbus 2.001 volaban tan rápido que eran casi imperceptibles, por más que los Slytherin intentaban alentar a su equipo, sus gritos se veían ahogados por la bulla de todas las otras casas apoyando a Gryffindor. Desde que inició el partido Isis pudo ver con sus omniculares como Draco se reía todo el tiempo de Harry, y es que, por alguna razón, una de las Bludger estaba obsesionada con él, Fred y George la golpeaban con todas sus fuerzas intentando alejarla, pero esta volvía como si fuera un boomerang, nadie parecía darse cuenta, toda la acción estaba sucediendo más abajo con los cazadores y la Quaffle “Slytherin encabeza por sesenta a cero” se escuchó decir al narrador. Isis mantenía su vista hacia arriba, Draco, que ya había notado su mirada, se pavoneaba de un lado para el otro, pero en realidad ella tenía su atención en el golpeador de Gryffindor que estaba completamente concentrado en defender a su cazador de la Bludger loca.