Victoria no quiere casarse

PARTE 20

—No puedo hacerlo, perdón si es una falta de respeto, pero ambos están locos. —Es lo primero que sale de mi boca cuando me proponen aquel disparate, ni que estuviéramos en una película de Hollywood.

—No te pido que tengas una relación con mi hijo, no de ese tipo, solo que tu influencia parece que le hace bien, aunque él no lo quieras ver así.

—Mi padre tiene razón, por favor, ten mucho tacto con lo que le vas a decir a continuación, no quiero que lo malinterprete.

La mirada preocupada de mi jefa, me hace tener un mal presentimiento, como si lo que va a decir, definitivamente no me va a gustar.

—Victoria, te investigué, sé que más de la mitad de tu sueldo, lo destinas para tus abuelos. Sé que tu compañera de piso, se acaba de mudar, que además tu abuela tiene artrosis y tu abuelo tiene problemas con la cadera que lo está haciendo caminar en bastón.

Yo agrando los ojos y retrocedo unos pasos, no puede ser que él sepa todo eso, el poder del dinero Victoria, solo es eso. Pero tampoco soy tan boba como creen; si me investigó, es porque algo tiene planeado con esa información. Mis abuelos son sagrados para mí y, aunque mi abuelo me desprecia y no me acepta como su sangre, eso no quita que me muero si algo le pasará.

—Sea claro y pongo las cartas sobre la mesa. ¿Qué pretende con lo que me acaba de decir?

—Sabía que eras inteligente—me respondió muy tranquilo y con un dejo de orgullo.

—Victoria, perdona a papá. A mí también me pareció una locura, pero supongo que no se le ocurre otra cosa, después de haber intentado todo ya.

—Mi princesa tiene razón, por favor Victoria, quiero que le propongas a mi hijo que sea tu compañero de piso a cambio, mandaré a tus abuelos a los mejores especialistas del país o del extranjero como gustes, además de eso, puedo mudarlos a una residencia de lujo para que el personal mejor capacitado del rubro, se encargue de cuidarlos como se merecen y no pasen ningún trabajo tú de pasada puedes ahorrar para lo que más quieras.

Caigo sentada ante semejante propuesta, luego recuerdo a mi viejita quejándose del agua fría sobre su mano, al viejo renegando con el bastón y lanzándolo varias veces en mi dirección, lo que una más quiere para los suyos es su vida eterna, alagar sus días, y brindarles lo mejor que puedas darles, este hombre con su propuesta, podría hacer que sus días sean mejores, que disfrutar de su vejes sin estar preocupados por mí y los gastos, la abuela dice que nunca necesita nada, pero sé que me miente porque la tía me dice que sigue con la idea de remendar ropa ajena, quiere ir hasta los graneros a sacar huevos de las gallinas para venderlos en el mercado del pueblo. No puedo pedicelo a Virginia, porque ella tiene sus propios problemas y no sé si un día ese sueño se acabe y ella termine sin nada. Tengo que pensar en la princesa también.

—¿Cómo sabe usted que su hijo necesita dónde quedarse?

Ahora recuerdo lo que me comento del lugar horrible donde vive, con sus vecinas, las cucarachas, me da escalofríos y a la vez me da risa. Imaginarlo en un rincón estás subiéndose por todo el cuerpo.

—Me declaro culpable, lo he espiado, no quise intervenir, sé que le ha costado mucho ganarse lo que se leva a la boca, lo que viste y también que rechazó el auto, porque alguien le hizo ver la realidad.

—Qué buen padre, ver a su hijo sufrir a la distancia y no hacer nada.

—No juzgues tan duramente a mi padre, mi hermano ha sido un dolor de cabeza desde hace mucho, si acepto casarse contigo es porque mi papá lo chantajeó que lo iba a desheredar y como no se llevó la boda a cabo, se pudo peor, gastando sin preocuparse del mañana incluso le hizo perder a papá millones, mi padre lo adora, pero también trata de enseñarle que la vida no es fácil, si él hubiera hecho las cosas bien, estaría sentado en la silla de presidencia y mi padre no pasaría su vejes preocupado por casa paso que da.

Hasta me hicieron sentir culpable por recriminarle que lo dejara solo, maldito muñequito, yo que quisiera que mi madre siempre me hubiese querido y preocupado por mí y él desperdiciando su vida con tonterías.

—Victoria, por favor, ayuda a mi hijo.

—¿Por qué cree que me hará caso? Su nene tiene un carácter difícil y voluble.

—Lo vi arrojarse al río por ti, él jamás haría algo por una persona si esta no le importara.

Eso es imposible, solo lo hizo por el dinero del bono, pero tampoco se los voy a decir, ahora no es prudente.

—Cuando yo era pequeña me caí de un barranco y él se lanzó cuesta abajo para poder ayudarme, aunque él terminó con una cicatriz en la pierna a mi causa.

Hasta me van a hacer chillar, este tipo de cosas hace meollo en mi corazón de pollo tierno. Que diosito y la virgen me castiguen si estoy haciendo algo indebido, si como dicen estoy vendiendo mi consciencia, pero son dos cosas ayudar a mis abuelos y darles la vida que siento que se merecen por haber velado por mí desde que mi madre me abandonó en la puerta de su casa, y hasta con el muñequito de torta, no soy la madre Teresa de Calcuta tampoco, aquí todos ganamos yo con mis abuelos y el señor que la oveja perdida regrese el rebaño.

—Está bien, solo tengo unas condiciones. — Los ojos del viejo Wilson se iluminaron y de pronto me abrazó fuerte, hasta se sintió bonito, pero regresamos a nuestros cabales y lo vi secándose una lágrima, a la vez que mi jefa lo sostiene entre sus brazos y me muestra una sonrisa de agradecimiento supongo, a la vez yo me siento aliviada que no le haya contado a su padre lo que vio hace unas semanas, solo recordar me da escalofríos y eso sin contar el otro beso de sobrevivencia.



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En el texto hay: comedia, venganza, amor

Editado: 05.08.2024

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