Cuando te párese raro que no se detienen por su apoyo ,las personas que te presta un poco de atención en alguna esquina de la ciudad, te sientes acosado, este en mi caso, lo necesario era llevar valor para enfrentar la situación que le toca a uno como principiante. Llegó a la estación de autobuses de la ciudad de San José y observando un letrero de pequeña timidez con un hombre en el piso, al otro costado de la calle se notaba mucho el paisaje de la capital que obviamente era lo que más se apreciaba, los minutos pasaban y no encontraba la forma de llegar al hotel de la Banda, todo parecía agradable y con un poco de entusiasmo de mi mente me isieron pensar en como sería si hubiese una oportunidad para cambiar el mundo, pero no de fondo neutro sino de transversal emotivaciones que realizen que se transforme un cambio dónde todo sea bueno, porque lo a medias aveses no funciona. Más que un pensamiento simple, se retracto a lo más complejo por la similitud de tratarse de un viajante que no sabe cuál es su rumbo pero sabe que lo sigue, un ejemplo era la historia de finales del siglo XIX, cuando las personas trabajaban sin ningún tipo de fin en especial los de la guerra, pero bueno las cosas se centran en como llegaré a tener tiempo para visitar a mi madre, las cosas muy poco se piensan y se cree que siempre seremos esclavos de la mente.
Posteriormente al paseó de un demente que piensa que no hay peligro, me puse a descansar en una de las bancas del parque, que por lo que ví tenía una extención que verdaderamente se aprecia. Los minutos pasan y la llegada de un nuevo muchacho a la otra banca a poco de unos metros era imposible de ver su rostro por lo que me impresionó en tal manera que me acordé de esos tiempos dónde tú corres o te quedas hay sentado. Pero me levanto y aparece un mensaje en el celular de Dayana la la muchacha que acordaba de la secundaria, me distraje y tuve el asombro de la pregunta que decía:
—¡Hola!¿cómo te va?—
Era raro que desde ase mucho tiempo que no me escribe pero le dije:
—Estoy bien y supongo y tú también lo estás, dime qué susede—
—No pasa nada, pero solo quería saber cómo estabas— .
—¿En ese caso te quería preguntar una cosa?
—¿Cuál sería?—
—Aun sigues viviendo so..—,pero fue interrumpido por un golpe, fue cómo un bombaso.solo veía nubarrones hasta quedar inconsciente.
Me desperté en un hospital con mi madre sentada a un costado de la camilla en la que me encontraba, desconcertado del tiempo supuse que no avía sido tan grave porque seguí con vida, en eso mimadre alegre me dijo una de las palabras más descompuesta pero con el mayor sentido “te llevo en el corazón, pero terrible es saber que solo existas en el y no te puedo ver en campos de primavera”, así que le dije que qué era lo que había sucedidoy ella me dijo como en vos opaca:
—Las cosas son extremadamente preocupantes, yo estado aquí desde hace dos meses y vine porque una amiga tuya—imterrunpiendo del recuerdo de aquella noche le dije:
—¿Dayana?—
—Sí, ella me dijo que hablo con tigo pero que algo raro pasó, porque escucho un sonido raro y supo que te había pasado porqué no colgaste, así que me dijo y te llamé pero no contestabas y después te vi en la televisión—
Los minutos eran importantes para mí y en el estudio de la universidad se volvió un contratiempo, mi madre me dijo que no estaba de preocupes porque habían congelado el transcurso por el accidente.
Sabiendo que aún seguía con vida le agradecería a Dios por un día más y pronto me darían de alta, poroo que tenía que darle las gracias a Dayana por ese motivo.sepan que no recuerdo muy bien.