16 años
El despertador sonó, haciendo que me levantará de mi profundo sueño. Me senté en la cama un poco adormitado y luego hice mi rutina diaria.
Me bañé admirando los cambios físicos de mi cuerpo, me cepille los dientes y me cambié. Ya estaba listo para afrontar otro día de la secundaria.
Salí de mi habitación. Mi madre estaba en la cocina y mi padre como siempre en las calles.
Antes de ir a la secundaria, fui directamente a mi lugar en el acantilado dónde todavía tengo esperanzas de encontrarme con aquel sujeto.
Aún pasados los años, sigo buscando ese chico —el cuál nunca más pude ver —, gracias a mi edad pude tener más valentía y casi siempre me la pasaba en el lugar donde solía ocupar el. Tratando de comprender que tanto miraba y por qué este lugar en específico le fascinaba.
—Se me estás olvidando, ¿No es gracioso eso? —enmarque una suave sonrisa en mi rostro.
Vi las copas de los árboles más allá de mi alcance, a veces diciendo que eso era lo que veía. «¿Será que se a ido?» pensé en cuestión de segundos, pero algo me decía que no era así.
Habiendo acabado el tiempo que tenía para esto, me levanté del suelo y me fui bosque adentro a la secundaria.
»——†——«
Contemplaba desde mi lugar a los demás estudiantes, a John, a Luna y a otras personas insignificantes.
La profesora entra y se sienta enfrente de nosotros con aires desmotivados. Note que en la entrada estaban otros alumnos —un año mayores —,
aguardando.
—Alumnos, tendremos una actividad especial. Gracias a una idea de la coordinación, haremos equipos con alumnos mayores. Asi daremos a evaluar la próxima actividad.
Cuando la profesora culminó de decir aquello, los alumnos que estaban aguardando en la entrada ingresaron. Chicas y chicos mayores, de todos los tamaños y colores. Todos carentes de originalidad y con signos de insomnio en la mayoría.
Siempre me dejaban al final de la lista, como el pepinillo del fondo del frasco viejo del estante. Suspire, esperando al afortunado le tocaría quedarse conmigo.
—Por último, Erick y Elein —declaró la profesora, sin apartar su vista del pedazo de papel.
El chico camino a mi sitio y extendió su brazo, indicándome que lo tomara.
—¿Quieres empezar con esto? —preguntó mostrándome una sonrisa.
—Asi haremos una biografía del compañero que les tocó —fue lo único que escuche del sermón de la profesora.
Cuando el timbre resonó, no espere más y me dirigiría al comedor. Me levanté, aparte la mano de Erick de un golpe y le di la espalda el resto del camino.
—¡Oye, somos compañeros! —gritó, afirmando nuestra "relación" en medio del pasillo.
—Y que, ¡¿Quieres un beso?! —dije tajantemente, aún dándole la espalda.
Escucho sus pasos acercarse rápido, miro al frente descartando el hecho que ahora ese ser estaba a un lado. Genial.
—Espera... —balbuceó, reponiendo el aire en sus pulmones.
—Felicidades, llegaste —sentí como apoyo su mano en mi hombro, haciendo que un escalofrío viajará por mi columna vertebral.
—Por lo que entiendo hasta ahora... Eres un adolescente depresivo, con baja autoestima e introvertido —razonó el, jadeando por la carrera.
«¡Maldito...!» pensé al estarlo viendo, parado a mitad del pasillo.
—¿Sabes que? Eres un idiota — quite su mano de mí y camine más rápido para dejarlo atrás.
Siento como algo me rodea desde atrás, un calor llega a mis costillas y un peso a mi hombro.
—No lo decía de verdad, amiguito —Susurró con voz de niño apoyando algo de su peso en mi cuerpo.
Cuando quería escapar de la monotonía de mi vida, no me refería a esto: un chico que abraza a extraños a casi dos minutos de conocerlo. Sorprendente.
Chico medio alto, de tez blanca, con pecas y ojos marrones. El cuál desde el principio me cayo mal y por razones del destino ahora estoy atado a el por fuerzas de la institución.
—Sueltame, ahora —demande de forma pacífica, dando un forzado primer paso.
—No, gracias —manifestó en mi oído, haciendo que mi cuerpo se tense.
»——†——«
Tengo un nuevo dolor de espalda gracias a este tipo, literalmente lo cargue la mitad del pasillo. Busque comida, y trate de aliviar mi espalda sentándome y el culpable igualó mi acción; pero al frente de mi.
—Tenemos dos meses para hacer esto, ¿Recuerdas? —me lo hace recordar Erick.
No tenía ganas de compartir cosas privadas con el, por mi que se perdiera el trabajo aunque significará la mitad de la nota final.
—¿Ya has follado? —escupí la comida de mi boca por el comentario tan repentino y un tenue ardor invade mis mejillas.
—Cierra la boca —murmuré sonrojado en mi puesto cabizbajo.
Cuando la situación se iba a poner más incómoda, llegó Luna a rescatarme. Poniéndose a un costado, rodeando mi cuello con su brazo y mirando a Erick a los ojos.
—Busca al tuyo, querido —Luna toma un poco de comida de mi plato y la come.
—De cualquier forma te buscaría a ti, cielo—guiño un ojo, para luego ver a otra dirección y poner una sonrisa de medio lado—un par de bellezas, no lo niego. Me tengo que ir y una cosa... Elein, toma mi número de teléfono —saca de su bolsillo una tarjeta blanca, con algunos datos de el.
Me da la tarjeta y luego se va por las puertas corredizas de la salida, no descartaba la idea de que volvería a verlo y aguantarlo en un futuro cercano.
—Llegaste en un buen momento —confesé a Luna, relajando mi postura.
—Lo se, y... ¿Que me dices? ¿Es guapo verdad? —me empujó del hombro en mi asiento.
—No...—mi teléfono vibro, sabía que me había llegado un mensaje.