Es el año 2007 D.C, los humanos se alzaron como los seres dominantes del planeta tierra, ellos ignoraban completamente la existencia de seres de luz y sombra que con los años tuvieron una gran guerra por el domino del mundo; ignoraban la existencia de los espíritus... aunque, había ciertas personas que si podían verlos y hablar con ellos, son los conocidos como médiums. Muchos se hicieron famosos, pero muchos otros jamás se dieron a conocer, por temor al rechazo.
Shawn Simpson es de esta clase de personas, puede ver a los espíritus y al menos eso pensó que sería el único uso de su poder, pero por una serie de eventos averiguó cosas que van más allá de su imaginación. Era un chico en sus quince años, de cabello negro y despeinado, cara ovalada, ojos de color café, lentes negros y cuadrados y de físico delgado. El acostumbraba a vestir al estilo punk rock, con una camisa blanca con el logo de la banda Sex Pistol, debajo de una chaqueta de cuero negra, pantalones jean grises rasgados y zapatos de color negro.
Bajó las escaleras rápidamente para ir a desayunar y saludó a sus abuelos paternos, con quienes vivía en Nueva Orleans. Sus abuelos ignoraban su don para ver fantasmas, el único miembro de su familia que conocía de su don fue su padre, pero este había fallecido hace varios años.
En las noticias se escuchaban reportes de violaciones a mujeres ocurridas en varias zonas de Nueva Orleans; Shawn solo pensaba: "La locura normal de Nueva Orleans".
Para Shawn había pocas cosas que lograban asombrarlo, el camino a su escuela siempre se convertía en un viaje de lo más bizarro; veía espíritus en cada lado, no sabía muy bien por qué ellos se quedaban varados en este mundo. La verdad, cuando Shawn se acostumbró a su presencia de vez en cuando hablaba con ellos y escuchaba atentamente sus historias. Su mayor pasatiempo era investigar sucesos paranormales y leyendas urbanas; solo otra cosa que se añade a la lista de cosas que hacen tan extraña su vida.
La ceremonia de bienvenida en la preparatoria fue de lo más normal aquel día, al igual que las clases; Shawn nunca fue del tipo hablador, si alguien quería hablar con él, esa persona tenía que dar el primer paso. Todo el almuerzo se sentó solo en una esquina apartado de todo, escuchando su música favorita, pero un chico de su clase se acercó a él, era afroamericano, su cabello era un pequeño afro, con una musculatura bien desarrollada, se notaba que era del tipo deportista, su camisa era del equipo de baloncesto de los Lakers y alrededor de su cuello tenía un crucifijo.
—¡Hola, hermano! Soy Samuel, Samuel Dupont ¿te importa si me siento? —preguntó con un tono jovial y amistoso.
—Oh... bueno, soy Shawn Simpson —dijo Shawn cabizbajo—, puedes sentarte si quieres
—Muchas gracias ¿Qué escuchas? —pregunto tomando uno de sus auriculares—. Judas Priest, ¡asombroso! ¿Te gusta el Heavy Metal?
—Sí, es muy genial. Toco el bajo en mi tiempo libre
—¡Guau! Yo toco la batería, juntémonos alguna vez para tocar juntos ¿Qué te parece?
—Creo que... sí, está bien —respondió con una sonrisa tímida.
Shawn había hecho su primer amigo no fantasma, muchas veces su atuendo de punk llamaba la atención de las personas, pero para mal ya que lo veían como un chico raro o como el típico adolescente pandillero, sin embargo, aquel chico únicamente había sentido curiosidad por él al verlo tan solo y decidió hacerse su amigo para borrar esa soledad en la que se encontraba; el resto de las clases fueron normales para Shawn, su don nunca le evito ser alguien sobresaliente en sus estudios, al terminar las clases y saliendo del lugar Shawn volvió a encontrarse a Samuel.
—Oye hermano, ¿planes para esta noche? —preguntó dándole un apretón de manos—, ¿te ayudo con tu mochila?
—Soy algo flaco, pero puedo con esto —dijo a modo de broma—, la verdad ya tengo planes, ven a mi casa de momento, tengo que contarte algo.
Eran las cuatro de la tarde y los dos amigos llegaron a su destino y fueron recibidos por los abuelos de Shawn, Susie y Joseph Simpson.
—Ya te animaste a hacer amigos muchacho —dijo su abuelo dándole palmadas en la espalda a Samuel—. ¿sabes que eres el primer amigo de este solitario?
—¡abuelo! Por favor —dijo Shawn algo avergonzado.
—Toma Samuel, son galletas recién hechas —le ofreció la abuela con amabilidad y una sonrisa en su rostro.
—Genial, gracias señora Simpson —aceptó con una sonrisa, comiendo la galleta con gusto—. Son muy deliciosas señora, gracias por recibirme en su hermosa casa.
—¡Vaya! Que grandes modales.
—Esos modales son los que hacen falta en esta juventud tan rebelde —dijo Joseph tomando una de las galletas de su esposa.
Al subir a la habitación de Shawn, el cerro la puerta rápidamente y de debajo de su cama saco unas fotografías tomadas hace varios días de una mansión a las afueras de la ciudad.
—Esto, son fotos de la mansión de la familia Magallanes —dijo Shawn poniéndose como si fuera un detective de los 50—, era el hogar de una de las familias más ricas de Nueva Orleans, durante el siglo XIX, pero durante la guerra de secesión la familia perdió todos sus bienes por la federación, el padre de la familia terminó loco y acabó con toda su familia. Desde hace varios días se escucharon ruidos extraños en la mansión y gente que pasaba por allí cerca de la carretera juran ver a "alguien" caminando cerca de las ventanas; me huele a un fantasma.