Vince.
Me alisté como todas las mañanas, saldré a correr para que mi bestia interna esté callado todo el día, de lo contrario pasará quejándose.
—Año número 700 y yo sigo virgen —se quejó mi bestia abriendo el link.
—Emrick, eso no es algo que yo haya decidido —le recordé —Solo tenemos mala suerte, pero no por eso perderemos las esperanzas, algún día encontraremos a nuestra mate.
Emrick, mi lobo interior es todo lo opuesto a mí, pero ambos hacemos un gran dúo en batalla.
—Deberíamos estar buscando a nuestra mate, quizás aún esté viva. Ya casi se aproxima mi semana de calor y yo me niego a estar encadenado otra vez— se quejó.
Como molesta.
—Luego haré el intento de buscarla, por ahora iremos a correr. —tomé una botella de agua y salí de mi mansión.
—Espero encontrarla, yo me niego a ser virgen toda la eternidad —dicho eso cerro el link.
Me adentré en el bosque, aquí dejaré a Emrick tomar el control sin miedo a que nuevamente cause un caos. Hace unos días gracias a su intento por buscar a nuestra mate, dejó a más de media manada herida, según él porque estaba seguro de que allí estaba nuestra pareja.
Mientras trato de distraerme no puedo dejar de pensar en los asuntos pendientes que tengo en el consejo, ser líder no es algo sencillo, desde que mi padre se retiró todos mis deberes aumentaron.
—Moras, bosque, menta, ¡mate!— anunció mi bestia.
Me quedé paralizado, no puedo creer que al fin encontré a mi mate. Seguí el rico olor que para mi bestia y para mi resulta ser muy embriagante, entonces la vi.... Mi pareja destinada está sentada a la orilla del lago, su vestuario está muy sucio y su larga cabellera cubre su rostro impidiéndome verla.
La observé por largos minutos, ella no pareció darse cuenta, me acerqué sigilosamente para reclamarla como mía.
—Al fin te encuentro —dijo Emrick tomando el control de mi cuerpo.
Mi mate al escucharme giró su rostro rápidamente, el miedo se adueño de sus preciosos ojos al verme.
—¿Quién eres?— preguntó o mas bien susurró.
—Tu dueño —me limité a decir.
Ella negó y se alejó de mí —Yo solo tengo un dueño y se llama Stefano, si él me ve con otro hombre me matará.
Sentí como el enojo invadía mi ser al escucharla decir que tiene un dueño. Jamás me había enojado por algo, pero en este preciso momento lo único que quiero es matar a ese tal Stefano.
—Ese hombre no puede ser tu dueño, yo soy tu mate y tú mi querida niña, me perteneces— le dejé claro.
—Eso no es posible, señor. Yo no puedo tener mate aún, sigo sin poder transformarme —explicó tiernamente.
—Se acerca una manada entera de lobos, cuida de nuestra mate— me ordenó mi bestia.
Mi mate miraba para todos lados, al parecer también siente a los demás lobos.
Un fuerte aullido se escuchó y con el muchos lobos se hicieron presentes, se perfectamente a que manada pertenecen, es una de las que estoy investigando.
Ellos al verme tomaron su forma humana e hicieron la reverencia. Mi mate al verlos corrió a mi y me abrazó ocultando su rostro en mi pecho, con uno de mis brazos la abracé para hacerla sentir segura, su respiración es errática, parece que su corazón se saldrá de su pecho.
—Huyamos— me pidió mi mate —Esos señores me harán mucho daño, huyamos.
Me di cuenta hasta este momento que ella no sabe quién soy yo, eso quizás se deba a que aún no puede transformarse.
—Señor Vince, disculpe que nuestra esclava le esté causando problemas—dijo el alpha Darien.
Fue imposible tratar de controlar a Emrick, mi lobo tomó el control de mi cuerpo, rápidamente los presentes bajaron el rostro.
Me puse frente a mi mate —A la que llamas esclava, resulta que es mi mate, tu superior —les hice saber.
El alpha Darien se quedó sorprendido e intentaba disculparse, pero no le perdonaré que llamara esclava a mi mate.
—Te diré algo, te perdonaré la vida si mañana a primera hora me entregas a Stefano —solte fríamente.
—Señor, Stefano es el beta del alpha Darien —susurró mi niña.
—Tú tranquila, todo estará bien. Trata de controlar tu respiración, nadie te hará daño..... Lo prometo— le aseguré.
—Pero señor, no puedo hacer lo que me pide —dijo Darien.
Solté una ronca carcajada —¿Asi que prefieres morir tú en su lugar?— le pregunté.
Éste negó rápidamente —Mañana lo llevaré —dijo casi en un susurro.
Reí victorioso —Lo llevas al consejo, ahí será juzgado y condenado —señalé a Darien —Dónde pronto estarás tú también —le advertí.
Ordené que se marcharan y asi lo hicieron, el odio de Darien es muy obvio, pero el que llamara esclava a mi mate me enfureció.
—Gracias señor, ahora yo me marcharé y jamás lo volveré a molestar —dijo dulcemente mi mate.
Negué repetidas veces, tomé a mi mate de la mano y la miré fijamente
—Eres mía, me perteneces— me es difícil saber que ella aún no podrá reconocerme como su mate.
—Pero señor, yo no soy una loba de un rango alto, no puedo transformarme.... Soy inútil —unas lágrimas se escaparon de sus hermosos ojos.
Las que por supuesto limpié, acune el rostro de mi mate entre mis manos. No sé como ser romántico, tampoco pensé en actuar de esta forma, lo único que sé es que no quiero separarme de ella.
—A mi no me importa nada de eso, además, con el tiempo veremos que es lo que sucede con tu loba— le expliqué despreocupado.
—No señor, su familia nunca me aceptaría. Yo soy una delta y usted, bueno, no sé que rango tenga pero creame que no será nada bueno tenerme como mate.
Me quité el abrigo y se lo puse, seguidamente la tomé en brazos con cuidado e ignoré lo que dijo.
—Te dije que no me interesa nada de eso— le aclaré —Yo no te dejaré ir, asi tenga que llevarte a la fuerza conmigo —empecé a caminar en dirección a mi mansión.
—Señor, esto es un secuestro— se quejó.
Reí, es la primera vez en setecientos años que río de felicidad.